_
_
_
_

Una sonrisa antes de disparar

El primer crimen que se le imputa al asesino del naipe se produjo el 24 de enero en el número 89 de la calle de Alonso Cano, en el distrito de Chamberí, cuando murió de un tiro en la cabeza Juan Francisco Ledesma, de 50 años y portero de la finca. En aquella ocasión, sólo le vio el hijo de la víctima, que a sus dos años de edad, acertaba a decir que un hombre había hecho daño a su papá.

El homicida no reapareció hasta el 5 de febrero. Ese día cometió tres crímenes. El primero lo perpetró de madrugada en la plaza del Mar, en el barrio de la Alameda de Osuna. Allí mató de un tiro en la cabeza a un empleado de limpieza del aeropuerto de Barajas, Juan Carlos Martín Estacio, de 28 años. El cadáver lo encontró el conductor de un autobús nocturno que se bajó del vehículo para decirle al joven que iba a perder el autobús. Pensó que se había dormido, pero al zarandearlo, cayó desplomado. Tenía un tiro del calibre 7,62 Tokarev, la misma arma y munición que ha utilizado en todos los crímenes.

Más información
El presunto 'asesino del naipe' confiesa que mató a sus víctimas para demostrarse que es fácil

Esa misma tarde, se dirigió al bar Rojas de la ciudad alcalaína y mató a dos personas: el hijo de la dueña, Mikel Jiménez Sánchez, de 18 años, y una vecina del inmueble, Juana Uclés López, de 57 años. Ambos recibieron sendos disparos en la cabeza. En el ataque también resultó herida grave la propietaria del local, Teresa Sánchez García, de 38 años, que recibió tres disparos.

El asesino no vuelve a actuar hasta un mes después. Exactamente, el 7 de marzo tirotea a un inmigrante ecuatoriano, Eduardo S. S., de 27 años, en la avenida de Viñuelas de Tres Cantos. La víctima recibió un tiro en la cara. El proyectil le entró por el carrillo derecho junto a la nariz y le salió por la parte trasera del cuello. El criminal lo intentó después con la novia del inmigrante, Alcidez C., pero se le encasquilló el arma. Son las dos únicas personas junto con la dueña del bar Rojas que han sobrevivido a los ataques de este psicópata, que según han explicado actúa con gran sangre fría e incluso sonríe a sus víctimas antes de disparar.

En esta ocasión no tuvo tiempo de recoger los casquillos, lo que permitió a la policía tener un conocimiento más detallado del arma y la munición que empleaba. En todos los casos ha mostrado una gran sangre fría y ha llegado incluso a sonreír a sus víctimas.

El último caso que se le imputa al asesino del naipe ocurrió el martes 18 de marzo en un camino de Arganda del Rey. El matrimonio formado por los rumanos George y Doina Magda, ambos de 40 años, son tiroteados en la oscuridad desde unos olivos. Nadie ve al criminal, ya que aprovecha las sombras de la noche y que se trata de un paraje desierto. Utiliza de nuevo el mismo arma y en cuatro de los seis homicidios que se le imputan ha puesto su firma con cuatro naipes del palo de copas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_