Hallado a la deriva el velero del malagueño desaparecido en el Golfo de Guinea
Isidoro Arias, que llevaba más de un año navegando para dar la vuelta, continúa en paradero desconocido
Isidoro Arias, un malagueño de 52 años, partió de Benalmádena en octubre de 2001 para dar la vuelta al mundo a bordo de su velero Isleño. Casi lo había conseguido y volvía ya a España cuando, a finales del pasado mes de marzo, dejó de responder a las llamadas telefónicas de su familia. Navegaba entonces entre Ciudad del Cabo y la isla de Santa Elena, en el Atlántico sur, y ha sido en esa zona, concretamente en el Golfo de Guinea, donde un pesquero ha hallado ahora el velero a la deriva. Arias no se encontraba a bordo.
Su único hijo, Mario, de 24 años, había solicitado al Gobierno español que enviara un avión militar de reconocimiento a la zona para tratar de localizar el barco, pero hasta la fecha no había tenido éxito. El velero ha sido trasladado al puesto de Abidjan, en Costa de Marfil, donde ha sido inspeccionado por el cónsul español. A bordo se encontraba toda la documentación de Arias, pero ni rastro de su tripulante.
Latitud 020º 04' S - longitud 000º 08' W
Latitud 020º 04' S - longitud 000º 08' W, a unas 300 millas de Santa Elena, fue la última posición que reportó Isidoro Arias, piloto de aviones y patrón de yate, a su único hijo a través del teléfono satélite. "Nos había enviado un mensaje electrónico muy corto, pero que entrelíneas decía mucho. Yo me preocupé y por eso le llamé", explica por teléfono Mario Arias, un estudiante de Publicidad de 24 años.
En ese correo, que aparece con fecha del 22 de marzo en la web donde se ha recogido el diario de a bordo de la aventura (www.islero.org), su padre relataba escuetamente que había pasado toda la noche tratando de arreglar el motor del barco de vela, sin descansar, con un fuerte viento que agitaba el velero, solo y con la preocupación de que si no lograba arrancar el motor no generaría electricidad y, por tanto, perdería el sistema de telecomunicaciones y quedaría incomunicado. A ello añadía: "Tengo una megaballena a mi lado, desde hace un rato, con su cría y eso no me hace gracia".
"Tras recibir ese correo, yo lo llamo. Estaba muy cansado, bastante confuso y decía cosas incoherentes", cuenta su hijo, que, preocupado, avisó al coordinador de la rueda de navegantes, Rafael del Castillo, quien en estos casos pide por radio ayuda a los barcos en la zona. Los días siguientes Mario Arias persistió en su intento de comunicarse con su padre. Pero aunque el teléfono daba la señal, Isidoro Arias no respondió. "Mi padre tiene siempre apagado el teléfono para minimizar el gasto energético, porque es lo que más consume. Si alguien quiere comunicarse con él, lo avisa antes por correo electrónico y él fija una hora. Pero llamábamos y lo tenía encendido, aunque no lo cogía".
Al no poder contactar ni por radio, por Internet, ni tampoco por el teléfono satélite, se dio la alarma al Centro Nacional de Coordinación de Salvamento. Además se avisó al Reino Unido -Santa Elena es colonia británica-, a la isla de Ascensión, Namibia, Angola y Suráfrica, los países más cercanos al área donde desapareció.
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