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Los dos presuntos cabecillas del secuestro de Olot dicen que se declararon culpables bajo "coacciones"

El ex policía local, Antoni Guirado, se niega a contestar las preguntas del fiscal, que pide 22 años de cárcel para él por raptar a la farmacéutica en el garage de su casa

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Ambos han alegado presuntas "coacciones" de la Guardia Civil para echarse atrás de sus primeras confesiones tras ser detenidos en marzo de 1999, en las que reconocieron un alto grado de participación en la trama, e incluso ostraron su "arrepentimiento" y pidieron perdón por ello.

Guirado, para quien el fiscal pide la pena más alta del grupo, 22 años de cárcel, por ser policía, sólo ha reconocido ante el tribunal que la noche del secuestro, el 20 de noviembre de 1992, se fue al pabellón municipal de Olot para entrenar un grupo de chicos del equipo de fútbol que dirigía y luego se fue a casa.

El ex policía se ha negado a contestar a las preguntas del fiscal y se ha limitado a responder a las de su abogado, que ha encaminado todo su interrogatorio a mostrar que su cliente, según ha dicho, hizo toda la confesión del secuestro presionado por la Guardia Civil.

En su confesión, Guirado había dicho que él acompañó al también policía local José Zambrano y a José Luis Paz, alias Pato, al garaje de la farmacéutica y que fueron éstos los que entraron y se la llevaron amenazándola con una escopeta de cañones recortados, mientras que él sólo hizo de apoyo logístico.

Ullastre: "Me machacaron"

Ramón Ullastre, por su parte, ha aguantado casi dos horas ante el tribunal con la mano derecha o la solapa de su chaqueta cubriéndose el rostro para evitar una cámara de televisión que le enfocaba en el interior de la sala y que ha sido desconectada a su petición "por la familia".

A preguntas de los defensores, ha exculpado por completo a su esposa, Montserrat Teixidor, a su amigo y entrenador de fútbol de Vic Juan Manuel Pérez Funes, a los presuntos inductores del delito, Joan Casals y Xavier Bassa, mientras que del "carcelero" de la farmacéutica, Sebastiá Comas, no ha respondido si le propuso participar en el secuestro y ha dicho que sólo iba a su casa a cuidar sus serpientes, algunas de ellas venenosas.

Ullastre ha explicado que confesó porque, al ser detenido, "me machacaron" y la Guardia Civil "me indicaba lo que tenía que decir y los nombres que debía poner".

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