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Desmantelada en Madrid una red de inmigración ilegal que dirigía un pastor evangélico

Los arrestados traían a mujeres nigerianas a España con falsas promesas de trabajo y las amenazaban con vudú

Andy A., un pastor evangélico de 42 años era, según supone la policía, el cerebro de una red de inmigración ilegal que ha sido desmantelada hoy en Alcalá de Henares (Madrid). Otras nueve personas han sido arrestadas en la operación. La organización criminal captaba mujeres en Nigeria, las traía a España con falsas promesas de trabajo, y se aseguraba su silencio con amenazas que incluían el uso del vudú.

July I. De 38 años y Lucy O., de 42, dirigían la red junto al citado religioso. Ambas han sido también detenidas en el marco de la operación, que se ha saldado con un total de diez arrestos.

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La red utilizaba como tapadera una iglesia evangélica llamada Armadura de Dios, al frente de la cual estaba el citado Andy A. y contaba también con una empresa fantasma llamada Grupo Rimot, supuestamente dedicada a la limpieza pero que se encargaba de tramitar los permisos a los inmigrantes.

Registros en varios pisos

Las investigaciones comenzaron por la denuncia de una de las

jóvenes captadas por la red. Además de los tres cabecillas mencionados han sido detenidas dos personas más por lesiones y amenazas, y una tercera por usurpación del estado civil, ya que utilizaba la documentación de otra persona al estar en situación ilegal. Otras cuatro personas han sido arrestadas en aplicación de la Ley de Extranjería.

En el registro de varios pisos en las avenidas de los Reyes Católicos y de Nuestra Señora de Belén, en la ciudad alcalaína, los agentes se han incautado de todo tipo de documentación relativa a las actividades ilícitas de la red, como agendas, extractos bancarios y listados de deudas contraídas, pasaportes y otros efectos relacionados con el ejercicio de la prostitución.

Amenazas con vudú

El modus operandi de la red era siempre el mismo. Se captaba en Nigeria a mujeres que llegan a España engañadas con la promesa de un trabajo mejor y que contraían una deuda de 45.000 dólares que debían saldar con su trabajo. Las chicas llegaban con documentación falsa y de forma clandestina a través de las fronteras de los países centroafricanos, según las explicaciones de la Policía.

En unos casos las mujeres eran aleccionadas para hacerse pasar por ciudadanas de Sierra Leona y con el fin de no levantar sospechas aprendían datos como el nombre del presidente del país o la moneda. Desde Nigeria eran trasladadas a Marruecos donde les daban alojamiento hasta que los miembros de la red conseguían un grupo numeroso para que fuera rentable la contratación de una patera.

Ya en Madrid las jóvenes eran trasladadas a pisos donde estaban controladas continuamente y eran obligadas a ejercer la prostitución en la Casa de Campo, en la antigua carretera de Alcalá de Henares o en locales de alterne de toda España. Para que saldaran sus deudas y evitar que escaparan o denunciaran los hechos a la Policía, las mujeres eran amenazadas con prácticas de vudú.

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