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ESCÁNDALO FINANCIERO

Detenido el representante de una sociedad que emitió cheques sin fondos para Gescartera

Julio Rodríguez Gil reconoció ante la comisión de investigaciones tres talones por valor de 3.890 millones

La policía ha detenido, por orden de la juez Teresa Palacios, al representante legal de la sociedad Hari 2000, Julio Rodriguez Gil, quien emitió los talones sin fondos utilizados por Gescartera para evitar la intervención de la Comisión Nacional del Mercado de Valores en enero del 2000, según han informado fuentes jurídicas.

Horas más tarde, la juez ha ordenado el registro de dos viviendas de Rodríguez Gil -en los municipios de Las Rozas y El Escorial- así como la sede de la empresa Hari 2000, en el paseo de Moret, en Madrid.

Más información
Un asesor fiscal de Camacho admite que emitió cheques sin fondos porque el dueño de Gescartera se lo pidió
Dossier:: Caso Gescartera

Palacios ha citado a las partes del caso Gescartera para mañana a las 13,00 horas, con objeto de tomar declaración al detenido, quien reconoció ante la Comisión de Investigación parlamentaria de Gescartera haber emitido tres talones a nombre de su empresa, por importe de 3.890 millones de pesetas.

Los talones, según el relato de Rodríguez Gil, fueron entregados al propietario de Gescartera, Antonio Camacho, quien los ingresó en la sucursal de la Caixa en Majadahonda (Madrid).

Con el justificante de estos talones, Camacho logró convencer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de que Gescartera no sufría un desfase patrimonial, lo que motivó que el Consejo del organismo supervisor decidiera en enero de 2000 cancelar la investigación abierta meses antes.

Así lo confirmó, también ante la Comisión de Investigación, el director de supervisión de la CNMV, Antonio Botella, quien afirmó que los talones sin fondos se aportaron tras mantener una conversación "bastante fuerte" con Camacho.

"Le dije que estábamos hartos de explicaciones extrañas y le di un plazo de 72 horas" para que ofreciera una explicación convincente sobre el desfase patrimonial de Gescartera, dijo el compareciente.

A raíz de esta conversación, Camacho se comprometió a materializar los fondos y pocos días después la sociedad HARI 2000 ingresó tres talones en La Caixa de Majadahonda por un montante similar, lo que tranquilizó al órgano supervisor.

El propio Julio Rodríquez explicó en el Congreso de los Diputados que emitió los tres talones porque Camacho le había prometido entregarle una cantidad similar, por importe de 3.980 millones de pesetas, para que creara una SICAV -instrumento similar a un fondo e inversión- en Luxemburgo.

Según reconoció, Camacho le pidió que emitiera estos talones aún sabiendas de que no tenían fondos, y aseguró que en ese momento no supo que habían sido utilizados para salvar la inspección de la CNMV, sino que conoció este hecho con posterioridad.

La declaración de mañana será la segunda que realizará Julio Rodríguez ante la juez Teresa Palacios, aunque la primera, el pasado mes de agosto, la realizó en calidad de testigo. En aquella ocasión, afirmó que Antonio Camacho le pagaba unas 975.000 pesetas al mes para que representara a sus amigos personales a los que Hacienda había abierto expedientes de investigación.

Rodríguez, aseguró ante la juez Teresa Palacios que desconocía de dónde procedían las cantidades que cobraba y, por tanto, si era de las cuantías que los clientes de Gescartera habían invertido en esta entidad.

Extracto de la comparecencia de Rodríguez Gil ante la comisión parlamentaria del 'caso Gescartera'

El representante legal de la sociedad Hari 2000, Julio Rodríguez Gil, reconoció el pasado 17 de octubre ante la comisión parlamentaria que investiga Gescartera que emitió tres talones por valor de 3.890 millones.

El diputado socialista Martínez Sanjuán fue el que preguntó a Rodríguez Gil sobre este extremo, tal y como consta en el diario de sesiones del Congreso.

MARTÍNEZ SANJUÁN: Hemos conocido por los medios de comunicación, por declaraciones, por el juzgado, que en un momento determinado, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores requería a Gescartera acreditar la existencia de fondos, se presentaron exactamente tres cheques en la CNMV que salvaron las circunstancias en función de un certificado que emite La Caixa de Majadahonda. Tres cheques que sumaban 3.890 millones de pesetas —omito el desglose de los tres—, que parece ser salvaron en su momento a Camacho y al entorno Gescartera y que fueron librados por HARI 2000.

RODRÍGUEZ GIL: Sí, sí.

M. S.: ¿Que sí qué?

R. G.: Que lo conozco. Es que no sé si va a seguir hablando

M. S.: ¿Libró HARI 2000 tres cheques por un total por 3.890 millones?

R. G.: Sí. ¿Le explico la operativa?

M. S.: Sí, es muy interesante.

R. G.: No, es poco interesante. Se iba a constituir una SICAV, según el señor Camacho, y él quiere que la constituya a través mía, me da tres cheques del mismo

M. S.: Perdone, ¿qué quiere que se constituya la SICAV a través suya?

R. G.: Sí, yo soy economista, puedo intervenir y constituir una empresa.

M. S.: Pensábamos que se iba a constituir a través del Banco HSBC.

R. G.: Sí, pero precisamente antes de constituirse a través de ese banco, quería que yo participara de alguna forma. Me da tres talones del mismo importe y para que yo no pueda hacer mal uso de esos talones, me dice que haga otros talones del mismo importe. Yo se los hago y son los talones de los que habla usted. Le estuve preguntando a la semana siguiente: ¿meto los talones? «No que todavía no se va a hacer la SICAV», me contestó. Seguí pregúntandoselo. «De momento no se hace la SICAV», me respondió. Hasta que ya un día me dijo: «No se va a hacer de momento, tú rompe los talones que yo también los rompo porque no valen para nada». Yo creí lo que me estaba diciendo, lo que pasa es que ahora descubro que no era para ese fin, sino para otro. No obstante, dar tres talones que no pueden tener fondos —porque yo jamás he tenido ese dinero— para engañar a cualquier organismo, es difícil, porque se llama por teléfono y se ve si efectivamente hay saldo y no lo hay. Es una cosa muy sencilla, que debería hacer cualquier persona. No se hizo. Yo no lo hice por nada en especial, simplemente por

M. S.: Señor Rodríguez, usted se presta

R. G.: Yo tengo una empresa que se dedica a asesoramiento. Soy economista y puedo prestarme… No es ningún delito.

M. S.: Sí, pero, ¿a emitir talones?

R. G.: No es ningún delito.

M. S.: ¿Sin fondos?. Me está diciendo usted que no tenía fondos. Casi se ríe usted, lo dice de broma ahora.

R. G.: Yo no me estoy riendo; yo no me río.

M. S.: Usted ha dicho, señor Rodríguez: hombre, cualquiera puede saber que yo no tengo 3.890 millones de pesetas.

R. G.: Efectivamente, pero sí tenía….

M. S.: A mí no se me ocurre hacer un talón por 3.890 millones de pesetas y que se meta en un banco.

R. G.: Vuelvo a repetir que sí tenía otros talones de este señor por el mismo importe para constituir la SICAV. Yo tenía que darle a él unos talones porque, si no, yo podría haber hecho uso de los que me daba él. La cosa es muy sencilla, lo que pasa es que luego he visto que no era para constituir la SICAV.

M. S.: ¿El señor Camacho le había dado a usted tres talones?

R. G.: Sí, señor.

M. S.: ¿Le preguntó usted si tenía fondos?

R. G.: ¿A él?

M. S.: Sí.

R. G.: No le voy a preguntar si tenía fondos porque parecía que era una empresa solvente. No tengo por qué preguntárselo, me fiaba de él absolutamente; no se lo pregunté.

M. S.: ¿Se lo habrá preguntado la juez?

R. G.: Me lo preguntará la juez.

M. S.: Usted ha prestado ya declaración ante la Audiencia, ¿no?

R. G.: Sí, sí.

M. S.: ¿No le ha preguntado esto la juez?

R. G.: No, porque yo pensaba que no existían los talones, que se habían destruido. ¿Para qué iba a hablar del tema?

M. S.: Usted, como economista, era casi el asesor fiscal de Camacho para la constitución de una SICAV en Luxemburgo, pero no sabía si había fondos o no, le parecía normal; usted los ingresa y sabe que montan una operatividad a través de La Caixa.

R. G.: No, no; yo no los ingreso. Yo espero a que él me diga que los ingrese. No los ingreso porque su orden es: no los ingreses, que, de momento, no se hace la SICAV. Más adelante, le vuelvo a preguntar: ¿no se hace la SICAV?.

M. S.: Señor Rodríguez, ¿no se llevan nunca esos tres cheques?

R. G.: ¿Los suyos? Nunca, a ningún sitio.

M. S.: Y los suyos, sí.

R. G.: Sí, los míos parece ser —ahora, que yo lo he leído— que sí.

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