El Gobierno califica de simple "puesta a punto" la retirada del embajador marroquí

El ministro portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, ha quitado hierro esta mañana al enfriamiento que sufren las relaciones entre Madrid y Rabat y, en declaraciones a Radio Nacional de España, ha calificado de mera "puesta a punto" la retirada del embajador marroquí en España, anunciada el pasado domingo.

Según Cabanillas, pese a la llamada a consultas del embajador, España seguirá teniendo a Marruecos "como socio y amigo privilegiado" y el Gobierno continuará "con el mismo espíritu de cooperación y amistad".

"Marruecos es el primer país receptor del mundo de fondos de cooperación españoles y el primero en disfrutar del mecanismo de conversión de deuda en inversiones, y España es para Marruecos el segundo socio comercial y, junto con Francia, primer país inversor, y todo esto va a seguir así", ha dicho el ministro portavoz en declaraciones a RNE.

Asimismo, Cabanillas ha descartado que se vaya a suspender la cumbre de alto nivel prevista entre los dos países para finales del próximo mes de diciembre y ha recordado que España "está en primera línea de colaboración con los países árabes.

En este sentido, Cabanillas ha afirmado que uno de los grandes objetivos de la presidencia española de la UE, que comienza el próximo mes de enero, es la promoción de "un plan de acción para el diálogo entre culturas".

Pendientes de las explicaciones de Rabat

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, ha reiterado que el Gobierno español no ha recibido hasta ahora ningún pronunciamiento de carácter oficial sobre los motivos que han llevado a Marruecos a llamar a consultas a su embajador, Abdesalam Baraka.

El jefe de la diplomacia española ha resaltado que hasta ahora sólo se tienen informaciones inconexas relacionadas con noticias de prensa.

"Yo estoy seguro de que debe de haber sus razones y estamos pendientes de recibirlas pero lo importante es que se reestablezca la normalidad", ha agregado Piqué tras asistir a la inauguración de la sede de la Secretaría de Cooperación Iberoamericana.

Además, ha recordado que el Gobierno va a seguir trabajando en una relación que debe ser "prioritaria". En este sentido, Piqué ha asegurado que desde el punto de vista español, la Reunión de Alto Nivel prevista para finales de diciembre no sólo se mantiene, sino que se espera que sea un "completo éxito".

"Responsabilidad compartida"

Desde la oposición la situación no se ve con el mismo optimismo que desde el Gobierno. Esta mañana, el portavoz parlamentario del PSOE, Jesús Caldera, ha asegurado que han sido los "graves errores" cometidos por el ministro de Exteriores, Josep Piqué, los que "nos ha llevado a esta situación".

En este sentido, Caldera ha recordado que el ministro de Asuntos Exteriores ha declarado que hay mafias de tráfico de seres humanos en Marruecos, pero que también las hay en España".

Caldera ha aprovechado además la conferencia de prensa en la que ha hecho estas afirmaciones para pedir al Gobierno que recomponga "inmediatamente" estas relaciones y que en este proceso se implique la UE.

"La responsabilidad es compartida", ha concretado Caldera, quien considera que Piqué "ha tenido serios errores a la hora de enjuiciar nuestras relaciones con Marruecos" y ha añadido que no quiere "ir más allá" porque el PSOE quiere que las relaciones se "recompongan", ya que las relaciones España-Marruecos deben ser "prioritarias" para este país.

Por su parte, el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no visitará Marruecos en los próximos días, tal como tenía previsto, mientras perdure la crisis diplomática y el embajador marroquí permanezca en su país, según ha explicado hoy la secretaria de Política Internacional socialista, Trinidad Jiménez.

Gestos "poco amistosos"

El panorama de cordialidad pintado por el portavoz del Gobierno tampoco es compartido por el diario marroquí Le Matin. El periódico, cercano al Palacio Real asegura en su edición de hoy que la decisión de llamar a consultas al embajador tiene su origen en los "incesantes y poco amistosos" gestos realizados por la diplomacia española "como represalia por la no renovación del acuerdo pesquero europeo-marroquí".

En ese sentido, el periódico asegura que la determinación marroquí es "una fuerte señal en dirección al gobierno Aznar, al que le gusta jugar con fuego". Para este periódico, este gesto "recuerda que las relaciones bilaterales no son tan serenas como requiere la tradición de amistad y de buena vecindad que las ha caracterizado anteriormente".