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De reparar ordenadores a tener una empresa en Bolsa valorada en 268 millones

Pablo Martín ha llevado a la consultora tecnológica Izertis a cotizar en el mercado continuo gracias a un plan de crecimiento basado en adquisiciones

La consultora tecnológica Izertis daba este pasado mes de julio el salto desde BME Growth al mercado continuo, la primera división bursátil, tras un lustro en la plataforma para empresas en crecimiento, pasando su cotización de 1,7 euros (precio de estreno en 2019) hasta los 9,3 actuales, con un valor de mercado de 268 millones de euros.

Pablo Martín, su actual presidente y fundador, empezó él solo reparando ordenadores y dando servicios informáticos a pequeñas empresas en 1996. Izertis nacía en Gijón con el objetivo de acompañar a las empresas en sus procesos de transformación digital. Su gran baza ha sido su rápido crecimiento a través de compras. “Las adquisiciones son parte de nuestro ADN y este año está siendo muy importante, con cuatro integraciones cerradas hasta ahora, dos en el Reino Unido, una en Centroamérica y una última en España. Hemos integrado ya más de 40 compañías dentro del grupo, siempre con una lógica de complementariedad: reforzar capacidades tecnológicas, ampliar talento y posicionarnos en mercados estratégicos. Tenemos previsto seguir adquiriendo compañías”, explica Martín.

En el primer semestre de 2025 la tecnológica tuvo unos ingresos de 78 millones de euros y un ebitda (beneficio operativo) de 11 millones de euros. En 2024, último ejercicio cerrado, la facturación alcanzó 138 millones, un 13,8% más, mientras que el ebitda se situó en 20,7 millones, con un incremento del 10,9%. La compañía tiene una clara vocación internacional ya que opera en Europa, América y Asia, con presencia estable en más de 25 países. Su internacionalización también se refleja en sus trabajadores, que ya suman 2.500 personas, con un 18% de la fuerza laboral fuera de España.

Los continuos cambios en el propio negocio son los que también impulsan el crecimiento. Según explica el presidente y consejero delegado, se dirigen a un tipo de cliente que es la empresa grande o muy grande. “En este tamaño de compañías el convencimiento sobre la necesidad de digitalización es muy alto, y en su inmensa totalidad están inmersas en procesos de transformación digital, si bien queda muchísimo camino por andar. Nuestros principales clientes son empresas multinacionales que lideran diversos sectores y grandes empresas de los principales países donde tenemos presencia”, indica.

Las áreas más consolidadas y rentables de la compañía son la inteligencia artificial y datos, ciberseguridad, cloud e infraestructuras, y software engineering, junto a consultoría estratégica y customer experience. La división de AI & Data está creciendo con fuerza, con productos propios como Identfy, la solución de identidad digital basada en blockchain. Sobre estas nuevas tecnologías que no pocas veces se cuestionan por su rentabilidad futura, Martín explica que “la IA supone una disrupción tecnológica del mismo nivel de la que supuso la invención de la máquina de vapor o la propia computación”. En su opinión, adoptarla no es una opción. “Las empresas que no lo hagan estarán absolutamente fuera del mercado en unos años. La rentabilidad de las acciones encaminadas a la adopción de cualquier tecnología, incluida la IA, depende de la correcta planificación y ejecución del proceso. Además, la tecnología blockchain es clave en las finanzas, en el terreno de la identidad digital y en multitud de aplicaciones. Es ya una realidad cotidiana que se irá ampliando a muchos más casos de uso en el futuro”, argumenta.

Su salto al mercado continuo facilitará la financiación de la compañía. “Nuestra presencia en la Bolsa cumple múltiples propósitos, entre los que está obtener nuevas vías de financiación de nuestro negocio. Pero es una herramienta mucho más amplia para el desarrollo empresarial. Hasta ahora nos hemos financiado a través de todas las vías habituales de las que disponen las empresas, bancos, fondos de deuda, bonos, pagarés, deuda convertible, emisiones de capital”, explica el empresario. Y añade: “Mantenemos una deuda financiera neta por debajo de tres veces el ebitda de la compañía y nuestro compromiso es mantenerla siempre por debajo de ese nivel”. Ahora bien, pese a las ganancias, los accionistas de Izertis lo tienen difícil para cobrar dividendo: “No está previsto hacerlo en el corto o medio plazo. Somos una empresa de alto crecimiento y ofrecemos mucho más valor a los accionistas reteniendo y reinvirtiendo los beneficios en lugar de distribuirlos. Si en algún momento vemos que esto dejara de ser así nos plantearíamos hacerlo, pero no le vemos sentido en estos momentos”.

Aunque no es muy frecuente que compañías con una capitalización de menos de 300 millones de euros gocen de la atención de los analistas, Izertis es una excepción. La firma tiene un capital flotante del 30%, Martín tiene el 46% de las acciones y el resto se lo reparte el equipo directivo. Álvaro Lence, analista de Alantra, explica que, a diferencia de la mayoría de sus competidores, aproximadamente el 80% de los ingresos de Izertis proviene de proyectos de digitalización a medida, y no de la externalización de procesos, ni de la reventa de software. “La cultura también es clave en una empresa con un fuerte componente laboral”, explica Lence.

Por su parte, Eduardo Imedio Cano, analista de Renta 4, considera que en términos de valoración, a los niveles actuales (9,30 euros por acción), Izertis cotiza a un múltiplo de valor de empresa sobre ebitda de 12 veces, “una valoración que consideramos atractiva en relación con su perfil de crecimiento, su generación de caja y su exposición a temáticas estructurales como la digitalización y la transformación tecnológica”.

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