Manchester United: los Diablos Rojos llevan al infierno al segundo hombre más rico del Reino Unido
La crisis deportiva del club agrava los problemas financieros de Jim Ratcliffe, dueño de Ineos, que aplica un severo ajuste de costes para enderezar la situación
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Las apuestas de Jim Ratcliffe por empresas industriales en crisis lo convirtieron en uno de los hombres más ricos del Reino Unido. Tanto es así que su conglomerado químico, Ineos, presume de tener una “caja de herramientas más que probada” para hacer aflorar valor en las compañías que adquiere. Marcado por su historia de éxito como empresario hecho a sí mismo —de orígenes humildes, nació en el área metropolitana de Mánchester y vivió en una vivienda protegida durante su infancia—, el magnate ha reconocido en más de una ocasión que detesta “perder dinero”. Esa hoja de servicios impoluta, ese aura de inefabilidad, saltó por los aires, sin embargo, cuando le dio por invertir en uno de los clubes de fútbol más grandes del mundo.
Ratcliffe desembarcó en Old Trafford, sede del equipo, a finales de 2023. Se gastó unos 1.500 millones de dólares (1.428 millones de euros al tipo de cambio actual) para adquirir casi un tercio del Manchester United. En su primer año como accionista, el club ha tenido el peor resultado económico desde la década de 1980. Los Diablos Rojos, como se les conoce en la industria del balón, han perdido más de 100 millones de libras (algo más de 120 millones de euros) y se asoman al abismo financiero por su creciente endeudamiento.
El multimillonario, de 72 años, no es el primer aficionado al fútbol adinerado que tiene problemas en una industria cuyos números rara vez cuadran. Pero pocos clubes han sido testigos de un declive como el del Manchester United, que en su día fue la marca deportiva más poderosa del Reino Unido. Lo que iba a ser la joya de las inversiones deportivas de este magnate nombrado caballero de la reina por Isabel II sigue siendo una sombra de lo que fue aquel equipo que dominó el fútbol británico con mano de hierro a finales del siglo XX y principios del XXI.
Ineos ha sido un gran patrocinador deportivo. Sin embargo, la ambición de Ratcliffe en este campo está en fase de repliegue. La compañía no ha renovado como patrocinador de otro gran club de la Premier League, el Tottenham Hotspur; su nombre tampoco está vinculado ya al equipo de rugby de Nueva Zelanda, los famosos All Blacks; y ha desmantelado la costosísima estructura que tenía para aspirar al trono de la Copa de América.
El Manchester United es la prioridad del empresario. Pero al equipo del norte del Reino Unido se le está acabando el tiempo para cambiar las cosas en el terreno de juego. Ratcliffe se ha marcado como meta ganar otro título de la Premier League en 2028, coincidiendo con el 150º aniversario del club. Su último título ligero se remonta a la temporada 2012-2013 y, en este momento, el equipo ocupa el puesto 15º en la liga, muy lejos de los puestos que dan acceso a jugar la Champions League el año que viene. Los problemas deportivos de club sugieren una gestión errática con fichajes millonarios que no funcionan y un carrusel de cambios en el puesto de entrenador en la última década.
El Manchester United tenía más de 700 millones de libras de deuda financiera a finales del pasado mes de diciembre. Una buena parte de ella, 425 millones de dólares, está vinculada a la emisión de unos bonos colocados entre inversores privados que vencen en junio de 2027. Estos bonos tienen una rentabilidad del 3,8%, según figura en los estados financieros del club, ya que se vendieron en 2015 en un entorno de tipos de interés muy diferente al actual. Por lo tanto, refinanciar esta emisión de deuda con los tipos actuales sería mucho más costoso, lo que llevaría a un aumento en los gastos financieros después de una década de costes bastante más asumibles. City Football Group, el propietario del Manchester City, el eterno rival de la ciudad, actualmente está pagando más del 7% por sus préstamos denominados en dólares, según datos de Bloomberg.
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“El Manchester United sigue siendo una marca respetada a escala mundial, por lo que no creo que tengan problemas para refinanciarse”, señala Cristina Philippou, profesora asociada de contabilidad y finanzas deportivas en la Universidad de Portsmouth. “Pero tendrán dificultades para conseguir un buen acuerdo. Así que es probable que este mayor coste se sume a las limitaciones financieras que ya atraviesa el club”.
Bloomberg se puso en contacto con Ineos para conocer la opinión de Ratcliffe, residente en Mónaco (se trasladó allí en 2016 para pagar menos impuestos). Sin embargo, desde la compañía explicaron que no iba a hacer declaraciones. El club, por su parte, también se ha negado a hacer comentarios para este reportaje sobre la situación de la deuda. “Reconocemos los desafíos que supone mejorar la posición de nuestro equipo”, señaló la semana pasada Omar Berrada, director ejecutivo del Manchester United, con motivo de la presentación de las cuentas del segundo trimestre del ejercicio fiscal del club, periodo en el que los ingresos cayeron un 12%. “Todos estamos trabajando duro, colectivamente, para lograrlo”, prometió.
Según el índice de multimillonarios de Bloomberg, Ratcliffe, la segunda persona más rica del Reino Unido, acumula una fortuna de 13.600 millones de dólares gracias a su paquete accionarial en Ineos. Inicialmente, quería comprar todo el Manchester United a la familia Glazer, que sigue siendo la accionista mayoritaria. Pero después de un largo proceso de negociación que implicó un duro pulso contra los petrodólares de Qatar, Ratcliffe se conformó con una participación minoritaria, aunque se aseguró el control de la gestión del club.
Los Glazer compraron el Manchester United en 2005 por 800 millones de dólares mediante una operación con un alto nivel de endeudamiento. Posteriormente, la deuda siguió creciendo. Desde la adquisición por sus actuales dueños, el club ha pagado más de 800 millones de libras en efectivo por intereses, según figura en sus informes financieros auditados. Y a pesar del papel destacado de Ratcliffe en la estrategia del día a día, los Glazer todavía tienen el futuro del club en sus manos.
En manos de los Glazer
La familia estadounidense tiene la opción de vender el equipo dentro de seis meses y obligar a Ratcliffe a desprenderse también de su participación, aunque el multimillonario británico tiene derecho de tanteo y la opción de presentar su propia oferta antes de que los Diablos Rojos acaben en manos de un tercero. De hecho, a Ratcliffe le gustaría aumentar su participación si esa opción estuviera disponible, según explica una persona próxima al magnate. “Los Glazer deben estar contentos de que la atención no esté sobre ellos”, indica John Yetimoglu, fundador y director de inversiones de Infinitum, accionista minoritario del Manchester United. “Toda la presión está ahora sobre Ratcliffe”, añade.
La forma en que reestructuró su inversión en el Manchester United durante el año pasado da quizás la mayor pista de cómo va a gestionar Ratcliffe el club a largo plazo. El dueño de Ineos compró su paquete accionarial a través de una sociedad llamada Trawlers Ltd., que está fuera de la órbita de participaciones de Ineos. Tras su desembarco, comenzó a contratar a jugadores por los que desembolsó sumas astronómicas y a gastar millones en contratar a nuevos entrenadores, tanto para dirigir al equipo dentro del campo como desde los despachos. Además, invirtió en un nuevo centro de entrenamiento y comenzó a desarrollar planes para un nuevo estadio con capacidad para 100.000 personas, que podría costar hasta 2.000 millones de libras. La inyección total de 300 millones de dólares que realizó en el club provino del patrimonio del propio empresario y no de Ineos.
Sin embargo, a finales de la temporada pasada, la estrategia cambió por completo. Ratcliffe comenzó a hacer recortes en un intento de controlar los costes. Eliminó los viajes de ida y vuelta a la final de la Copa FA en Londres para 1.100 empleados, así como la fiesta posterior al partido y el alojamiento en un hotel. Como los resultados deportivos del Manchester United no mejoraron, esa política de austeridad se aceleró.
A mediados de diciembre, Ratcliffe transfirió la participación del Manchester United a Ineos Ltd., una entidad constituida en la isla de Man que Ratcliffe posee junto con dos socios y que es la matriz última del grupo de empresas Ineos. En resumen, el Manchester United pasó a ser en parte propiedad del conglomerado químico, y lo mismo ocurrió con sus pasivos.
Ratcliffe ha sido reconocido durante mucho tiempo como un inversor capaz de hacerse cargo de empresas en dificultades, reducir costes, ampliar los márgenes de los productos y elevar las ventas. Muchos de los negocios de Ineos están altamente apalancados, pero Ratcliffe ha creado posiblemente el conglomerado químico más exitoso del mundo, y los inversores están dispuestos a prestarle miles de millones en deuda.
La industria química ha estado en dificultades, e Ineos tiene una deuda neta de más de 15.000 millones de euros en sus distintas filiales. Sin embargo, hay buenas noticias en camino: en 2026 se inaugurará una planta química en Amberes con un coste de más de 4.000 millones de euros, lo que aumentará el flujo de caja en todo el negocio del grupo. Hasta entonces, el dinero podría escasear. Y la presión del mercado se deja notar. El mes pasado, Fitch Ratings revisó a la baja las perspectivas de la calificación crediticia para el grupo Ineos a negativa debido a “demoras en el proceso de desendeudamiento”.
El cambio de estrategia del empresario, que ha pasado de asumir personalmente el riesgo de la inversión en el Manchester United a traspasarlo al balance de Ineos, hace que la mala marcha económica del club de fútbol sea un motivo más de preocupación para los acreedores de la compañía química, según explica Timothy Riminton, analista de Bloomberg Intelligence. “Este nuevo pasivo se suma a la importante carga de deuda de Ineos, que ha aumentado en los últimos años”, subraya este experto. “Además, podría significar que cualquier inyección de efectivo adicional en el Manchester United sería financiada directamente por Ineos. En general, creemos que este desarrollo es algo negativo para las emisiones de deuda que pueda hacer la compañía”.
Dado que el 25% del Manchester United ahora forma parte del imperio de Ineos, sus gestores hacen mayor hincapié en mantener los costes bajo control. Dentro del club, Ratcliffe tiene una política de “presupuestos de guerra” en la que se examinan todos los gastos, informó The Telegraph la semana pasada. La austeridad ha llegado hasta tal punto, según este diario, que el mes pasado el club devolvió un pedido de papelería que se había hecho.
Ratcliffe ha argumentado que los recortes en el gasto son necesarios. Las reglas del llamado fair play financiero que imponen las autoridades deportivas como la UEFA exigen que los clubes no pueden tener pérdidas de más de 105 millones de libras en tres años. Eso significa que los equipos ya no pueden gastar más de lo debido en jugadores con la esperanza de que mejoren los resultados y les hagan ganar competiciones.
En enero, el Manchester United escribió una carta a sus aficionados advirtiéndoles de que los precios de las entradas podrían aumentar aún más para evitar infringir las reglas de ganancias y sostenibilidad económica de la Premier League. A los fans no les importa si el Manchester United es parte de un imperio químico o si su deuda raya lo insostenible, les importa ganar y cuánto tienen que pagar por una entrada para ver al equipo de su vida. En cuanto a los Glazer, siempre han mantenido sus planes de futuro en secreto. A finales del año pasado, aseguran fuentes próximas a la familia propietaria, todavía estaban contentos con cómo iban las cosas en el United. Pero todo tiene un límite y no se sabe cómo podrían reaccionar si el equipo sigue perdiendo y las deudas por la construcción del nuevo estadio y el fichaje de jugadores siguen acumulándose.
Más recortes de personal
Esta semana, el Manchester United ha anunciado que reducirá su plantilla en 250 empleados. Estos despidos se suman a las 250 bajas que hubo el año pasado. El plan es volver a la rentabilidad después de cinco años de pérdidas.
Los problemas financieros y los malos resultados en el campo están pasado factura a las acciones del Manchester United. En lo que va de año, los títulos pierden casi un 17%. Los Diablos Rojos están lejos de los puestos que dan acceso a la próxima Champions League. La principal competición futbolística del mundo a escala de clubes asegura ingresos importantes a los equipos participantes y participar en ella supone también un imán para los contratos de patrocinio y los derechos de televisión.
La capitalización del Manchester United es de 2.448 millones de dólares. El club, que siempre había peleado con el Real Madrid por la primera posición en ingresos, ahora ocupa la cuarta posición, según el último informe Money League que elabora Deloitte. Además del club blanco, le superan el Manchester City y el Paris Saint-Germain. El club, dirigido por Jim Ratcliffe, facturó en su última temporada 770 millones de euros, un 3% más. / EL PAÍS
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