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Centros de datos: el nuevo El Dorado inmobiliario

España gana atractivo para alojar servidores informáticos. Madrid lidera la apertura de ‘data centers’ y las empresas buscan otras ubicaciones en Andalucía, Cataluña o Valencia

Servidores de Digital Realty en su centro de datos en Madrid.
Servidores de Digital Realty en su centro de datos en Madrid.Alberto Ortega (Europa Press/Getty Images)
Selina Bárcena

Los españoles pasan, de media, el 43% de su semana conectados a internet, según el informe Digital Consumer Service 2023. Gestionar cientos de correos electrónicos, leer noticias, ver vídeos, vagar por redes sociales, comprar o mirar nuestra cuenta bancaria, casi todo pasa ya por ese ciberentorno donde el dato es el rey. “El consumo de datos está multiplicándose por dos cada cinco años y eso lo que requiere es más capacidad de computación y más capacidad de almacenamiento de datos”, explica Santiago Olivares, socio responsable de las inversiones en energía, infraestructuras y sostenibilidad de Azora. Eso, unido al hecho de que la mayoría de las empresas prefiere no tener sus datos en sus propias instalaciones por el coste que suponen y la complejidad de alojar los servidores, está impulsando la construcción de este tipo de instalaciones en España.

“Es un sector en pleno auge en todo el mundo. De hecho, en 2022, tras más de una década de ascensos, alcanzó una cifra de inversión de 248.000 millones de euros” cuenta José Antonio Salomón, responsable del área de Research de Gesvalt. Quién además insiste que España puede tener muchas oportunidades en este negocio: “Se está consolidando como uno de los destinos principales para la inversión”, apunta. “El hecho de que España sea un país donde el precio de la energía es más bajo que en países de su entorno, que tenga muy buena red de fibra y de cable submarino y que tengamos bastante capacidad de generar energía renovable, nos coloca como un buen destino para construcción de centros de datos”, explica Olivares.

Actualmente, es Madrid la región que más infraestructuras de este tipo posee. Así, la Asociación Española de Data Centers estima que en la comunidad se habrían invertido 16.320 millones de euros, de los que 6.120 millones son inversión directa y 10.200 millones inversión indirecta. “En total, el impacto en el PIB de la región de Madrid puede ser superior a los 11.500 millones de euros”, explica Salomón. Pero el fenómeno no se restringe a la capital. Otras comunidades como Aragón, Andalucía, Valencia, Cataluña, Asturias o Cantabria cuentan ya con proyectos en marcha.

Apetito de los fondos

Las cifras son impactantes y nadie quiere llegar tarde. La empresa cotizada española Merlín Properties, anunció en febrero que estudiaba ampliar capital en 1.000 millones de euros con un socio que reforzase su área de data centers. También los fondos de inversión se han lanzado a crear productos específicos. Con 500 millones arrancaba en febrero Quetta, una plataforma creada por los fondos Azora y Core Capital para crear centros de datos de proximidad en España. “Queremos crear seis centros de datos en la península para dar servicio a proveedores que necesitan un tráfico de datos muy intenso, como creadores de contenido o empresas de gaming”, apunta Olivares.

Lo que ha vuelto populares a los centros de datos de proximidad o edge, es que al situarse cerca de los usuarios a los que dan servicio, tienen una baja latencia, es decir, el tiempo que tarda en viajar la información desde el servidor dónde está almacenada hasta el dispositivo es mucho menor. Y otro factor importante es lo que ha pasado a denominarse como la soberanía del dato, la necesidad de algunas empresas y gobiernos de controlar dónde y quién accede a cierta información desde el proceso mismo de almacenamiento.

Antes era EE UU y cuatro grandes ciudades europeas (Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París) quienes prácticamente acaparaban el mercado, pero eso ha ido cambiado y la península Ibérica cuenta ahora con alrededor de 400MW instalados y las previsiones, después de esta explosión en la inversión apuntan hacia unos 600MW para 2025.

La energía renovable y barata es clave, ya que el calor que generan los servidores en el proceso de computación se debe contrarrestar para evitar que los sistemas comiencen a rendir mal. “La sostenibilidad no solo es una ambición del sector por el compromiso con el medio ambiente, sino que también es una herramienta para mejorar su rentabilidad […] buscan ampliar el volumen de renovables, la mejora de la eficiencia energética, las mejoras en la refrigeración y la recuperación del calor generado”, detalla Salomón. De hecho, precisamente el clima es uno de los puntos que hace menos atractiva a España. “Desde Madrid para abajo hace mucho calor para este tipo de instalaciones y eso es un hándicap si nos comparas, por ejemplo, con los países nórdicos”, señala Olivares.

A diseñar y construir estos particulares alojamientos para la nube se dedica la empresa de ingeniería española Quark, propiedad del grupo Sener. Ricardo Abad, su presidente, explica que la primera fase siempre es determinar el emplazamiento: “Además de contar con la potencia eléctrica y conectividad necesaria, debe estar exento de determinados riesgos, como el sísmico, riesgo de inundación, de contaminación de industrias cercanas, etc.”. En la segunda fase entra en juego un equipo multidisciplinar que incluye desde toda clase de ingenieros hasta arquitectos o expertos en acústica que ayudan a posicionar los elementos en las amplísimas salas. “En este momento es cuando se definen las prestaciones del edificio y su flexibilidad ante cambios futuros”, señala Abad.

Todo apunta que caseros no le van a faltar y que esas particulares naves de pasillos infinitos y apariencia anodina han llegado para formar parte del paisaje industrial nacional.


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