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El gran reto verde: el reciclaje de las energías renovables

Europa prohibirá a partir de 2025 acumular en vertederos los aerogeneradores, placas solares y baterías que llegan al fin de su vida útil

Desmantelamiento de una turbina eólica.
Desmantelamiento de una turbina eólica.

El tiempo pasa deprisa y el momento ha llegado: toca renovar las renovables. Los parques eólicos instalados a principios de siglo apuran la vida útil de los aerogeneradores y se acerca el momento de gestionar una gran masa de paneles solares usados. A la vez, los fabricantes de baterías calculan que los residuos que generan van a crecer un 1.000% hasta 2050. La normativa comunitaria obliga a reciclar y a partir de 2025 no será posible acumular materiales como las palas de los aerogeneradores en vertederos. Grandes compañías energéticas como Naturgy, Iberdrola, Endesa o Acciona, pero también más modestas, han puesto en marcha proyectos para reciclar y recuperar materiales y componentes. Y están descubriendo que también pueden ganar dinero. En Navarra, Teruel, León y Soria, el procesamiento del material renovable abre puertas a la actividad industrial y al empleo.

Parece claro que el despliegue renovable es imparable. En Europa, en apenas un soplo —cuatro años—, la mitad de la generación eléctrica será verde. El impulso plantea problemas no resueltos. Nadie quiere ver las palas de los aerogeneradores, los paneles de las plantas fotovoltaicas o las baterías acumuladas en montañas de restos, sobre todo cuando se comercializan como ecológicos.

Los números imponen. En España, con 1.260 parques eólicos y más de 20.000 aerogeneradores, una tercera parte —7.500— están llegando al límite porque fueron instalados antes de 2005. La Asociación Empresarial Eólica (AEE) ha traducido el reto a peso. Solo el volumen de palas con potencial de ser desmanteladas podría alcanzar las 145.000 toneladas, el equivalente en peso de tres petroleros. Y hay que tratar 15.000 palas anuales a partir de 2025.

El sector eólico, pionero en la recuperación y el reciclaje, ha detectado que, en muchos casos, el valor del material recuperado es menor que el del componente, por lo que reparar y reutilizar parece una buena opción. Javier Sanz, de EIT InnoEnergy, uno de los expertos del estudio Reciclaje de eólica, fotovoltaica y baterías en Europa: una oportunidad para la recuperación de materias primas críticas, estima que el uso circular de estos componentes —muchos utilizan tierras raras— podría llegar a cubrir un tercio de los materiales que se necesitarán en Europa.

Las empresas del sector lo saben y se están moviendo rápido. En Navarra, 18 compañías, entre ellas Acciona Energía y RWE Renewables Iberia, constituyeron en abril de 2022 un consorcio para desmantelar, reacondicionar componentes, achatarrar el acero y reciclar las palas de los molinos obsoletos. El consejero delegado Javier Villanueva adelanta que los planes del consorcio, tras captar 5,2 millones de euros para invertir, contemplan la construcción de una planta de reciclaje con una capacidad de 6.000 toneladas al año. Villanueva no descarta alianzas. “Podría haber acuerdos con alguna empresa grande”, remata.

Iniciativas

Todo es posible. Las grandes energéticas —Naturgy, Endesa e Iberdrola— tienen en marcha iniciativas para renovar sus gigantes de viento. Naturgy, Ruralia (consorcio participado por la Caja Rural de Soria), Posteléctrica Fabricación y Huso 29 Renovables han puesto en marcha la sociedad GIRA Wind para desmantelar y reciclar aerogeneradores. La empresa va a instalar una planta de reciclaje en Almazán, Soria. A futuro, la idea es desplegar plantas en cada comunidad con actividad. Según sus cálculos, en el sector hay materiales obsoletos por valor de 250 millones y componentes por otros 300 millones.

Jesús Chapado, director de innovación de Naturgy, detalla que entre 2023 y 2025 en España habrá 3.000 aerogeneradores al final de su vida útil. Y más del doble en el periodo 2026-2030. Del total, 700 son de Naturgy. “En el proceso de reciclaje hay un porcentaje de rechazos y materiales difícilmente recuperables”, explica. Pero hay que cumplir. Según las exigencias de la Unión Europea, asegura Chapado, “los Estados miembros debemos lograr que en 2025 se recicle un 70% de los metales ferrosos y residuos de vidrio, un 50% de los residuos plásticos y de aluminio y un 25% de la madera”.

Endesa está en la carrera. Sus planes están centrados en León (Ponferrada, Compostilla), en el epicentro de lo que fue su actividad de generación eléctrica con carbón. La eléctrica, junto con PreZero (Grupo Schwarz), pondrá en marcha este año una planta de reciclaje de palas en Cubillos del Sil. Entre sus planes: recuperar fibra de vidrio para destinarla a sectores como la automoción, la construcción o las empresas de cerámica. El reciclaje, asegura, es una de sus prioridades.

Iberdrola tampoco quiere quedarse atrás. La eléctrica tiene en marcha un programa junto con FCC Servicios Medio Ambiente (EnergyLoop) para aprovechar todo lo aprovechable de sus parques eólicos. Las palas de los aerogeneradores están compuestas de maderas, fibras, poliuretanos y resinas, precisamente los materiales que más demandan las compañías aeroespaciales, automovilísticas, textiles, químicas y de construcción. Recuperar al 100% el material no es posible todavía, pero cada aumento supone dinero.

La renovación también es obligada en el sector fotovoltaico. Según la asociación SolarPower Europe, hasta 2050 la cantidad de instalaciones en el final de su vida útil mutiplicará por 16 la ratio de residuos sobre la capacidad renovable instalada. En 2030, por cada nueve millones de toneladas de material destinado a las instalaciones nuevas se acumularán hasta un millón de toneladas de residuos. Y serán ocho millones en 2050. La asociación empresarial fotovoltaica Unef mantiene que los paneles presentan altas tasas de reciclado frente a otros residuos electrónicos. Un módulo fotovoltaico de silicio (el 90% del mercado) está compuesto de vidrio (78%), aluminio (10%), plásticos (7%) y metales y semiconductores (5%). Se recupera el 80% del panel, pero los componentes de mayor valor se pierden. Lo explica Teresa Grijelmo, de EIT InnoEnergy: “En la mayoría de los centros de reciclaje rompen el panel y se mezclan materiales, lo que impide la recuperación de materiales críticos”. Los de más valor y los que más van a escasear. Un ejemplo: la plata apenas supone un 0,5% del volumen de panel, pero alcanza el 47% de su coste.

Ningún sector renovable queda al margen. Los productores de baterías eléctricas, que utilizan materias primas especialmente escasas, se enfrentan a un problema serio. En 2035, según la Fundación Naturgy, será necesario recuperar el 30% del cobalto y el 20% del litio a nivel mundial para producir las baterías de los coches eléctricos. No será fácil. Lluís Molina, de Alianza Europea de las Baterías, admite que su mercado vive en una pinza. El crecimiento convive con tecnologías de reciclaje que se están desarrollando. Pero la rentabilidad empuja. Recuperar litio o cobalto puede suponer en 2050 un negocio global de 15.000 millones. Es mucho dinero y ya se sabe: la expectativa de beneficio es una batería que prácticamente se recicla sola.

El reto está en definir un modelo de negocio factible y un marco legislativo y de financiación adecuados. El triángulo European Green Deal, Circular Economy Package y el PERTE español de Economía Circular, con casi 500 millones, son la base del proceso.

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