La avinagrada pelea de Garamendi y Guinda en las elecciones de la patronal

Todo parecía indicar que Antonio Garamendi iba a revalidar el cargo de presidente de la CEOE por aclamación (como la vez anterior) tras la retirada de Gerardo Pérez, presidente de la patronal de concesionarios de automóviles Faconauto, cuando a cinco días de cerrarse el plazo para presentar candidaturas apareció una empresaria que levantó la mano. Se trata de Virginia Guinda, consejera delegada de Iberboard, vicepresidenta de Foment del Treball, la patronal catalana que preside Josep Sánchez Llibre, que apoyaba al empresario automovilístico y adversario reconocido de Garamendi.

El dirigente catalán asegura que recibió una llamada pidiendo el respaldo a Pérez y que, en el caso de Guinda, fue ella la que se lo planteó y no al revés. Sin embargo, algunos dirigentes le atribuyen la autoría de una y otra candidatura y le culpan de empeñarse en el enfrentamiento “cuando lo que se tendría que hacer es hablar de futuro, de modelos, de luchar contra la crisis, de pensar a lo grande y no presentar por presentar”, según uno de ellos. “Era innecesario”, remacha. “¿Hay gente cabreada?, la hay; ¿que sumen suficientes apoyos?, creo que ni de lejos”, manifiesta otro.

El caso es que el expolítico de la antigua CiU (rama Unió) y su entorno han sido machacones con la idea de que había que hacer frente al dirigente vasco; pero nunca ha querido ponerse a la cabeza, entre otras cosas porque se debe a la patronal catalana, cuyo mandato revalidó el pasado verano. Pero, haya sido o no el instigador, al final la solución estaba en su casa: una ejecutiva con ganas y (se supone) ambición. Además, la proclama de Guinda en su presentación el viernes en Madrid pide una CEOE más participativa, más colegiada y con más capacidad de escucha de todos los integrantes. Es decir, las mismas quejas que Sánchez Llibre ha predicado sobre el ninguneo que a su juicio se les hace desde Madrid, en el que mete también a otras organizaciones pequeñas.

Su intención es recoger el voto de los, a su entender, muchos descontentos con la gestión de Garamendi por eso o por alguno de los muchos acuerdos tripartitos (14) y bipartitos (2) que ha firmado con los sindicatos y el Gobierno. Principalmente, la reforma laboral, por la que recibió el reconocimiento del Ejecutivo de Pedro Sánchez (“Garamendi es un patriota”) y las críticas de algunos empresarios que se opusieron o, como Sánchez Llibre, se abstuvieron.

Esa buena sintonía tripartita no pasa ahora, precisamente, por un buen momento. Mientras se acercan las elecciones, aumenta la bronca con los sindicatos, que acusan a la patronal de “bloquear” la negociación colectiva y de no querer subir los salarios de acuerdo a la inflación para combatir la pérdida de poder adquisitivo. Ese fue el mensaje con el que los trabajadores llenaron el jueves la plaza Mayor de Madrid, continuación de las actuaciones que comenzaron el 7 de octubre con protestas ante las sedes de las principales patronales del país.

Serán los salarios, los impuestos y la reforma laboral temas básicos en la campaña de Guinda para convencer a los descontentos. Pero, pese a esa llamada, se antoja muy complicado que Guinda pueda alcanzar un porcentaje que haga sombra a Garamendi, que parece tener garantizado el respaldo mayoritario de los 789 compromisarios llamados a votar el 23 de noviembre. Cuenta con las principales organizaciones territoriales y sectoriales: Madrid (45 papeletas), Comunidad Valenciana (21), País Vasco (14), la asociación eléctrica (30), la bancaria (25), metal, químicas, alimentación, seguros, construcción, electrodomésticos, distribución..., además de ATA, y Cepyme (83 votos), que preside Gerardo Cuerva, uno de los nombres a los que Sánchez Llibre tentó al comienzo de la carrera electoral.

Por tanto, la candidata barcelonesa tendrá que buscar el caladero en las numerosas asociaciones minoritarias, cuyos votos se sumarían a los 45 de Cataluña y de las asociaciones de las que han salido los avales como Acogen (cogeneración) o Aspapel, a la que pertenece su empresa aunque no tiene garantizado su voto. Sus partidarios tienen esperanzas de que, al ser un voto individual, haya dispersión dentro de las organizaciones que han apoyado a Garamendi. De otro modo no salen las cuentas.

Garamendi es la tercera vez que se presenta. La primera, en 2014, perdió las elecciones por 33 votos (312 frente a 345) frente al también barcelonés Juan Rosell. En las segundas no tuvo contrincante y ahora Guinda tratará de contrarrestar los activos con los que se presenta el dirigente vizcaíno.

Garamendi es la tercera vez que se presenta. La primera, en 2014, perdió las elecciones por 33 votos (312 frente a 345) frente al también barcelonés Juan Rosell. En las segundas no tuvo contrincante y ahora Guinda tratará de contrarrestar los activos con los que se presenta el dirigente vizcaíno. En este mandato se han incorporado 52 organizaciones, entre ellas la de autónomos ATA, y 140 empresas, alguna del Ibex y de las grandes que habían tachado a la CEOE de inoperante. Su equipo ha querido destacar el impulso dado a la Fundación CEOE, para la que fichó a la exministra del PP Fátima Báñez, y al Instituto de Estudios Económicos, en el que colocó a otro ex alto cargo del PP, Íñigo Fernández de Mesa.