¿Hasta cuándo debo aguantar las pérdidas? Sangre fría ante la escabechina en los mercados financieros
En un año malo para la mayoría de activos financieros, los inversores deben tener claro cuál es el nivel de minusvalías que pueden soportar
La meta de todo inversor es rentabilizar su dinero. Obtener ganancias y, a ser posible, en cantidad suficiente para, como mínimo, batir la inflación. En 2022, los mercados financieros, de renta fija o variable, no solo están poniendo más que difícil lograr este objetivo, sino que también están consiguiendo hacer dudar a más de uno sobre su estrategia de inversión: ¿hay que asumir pérdidas? ¿Se trata de ser más conservador o, todo lo contrario, aceptar más riesgos dada la caída experimentada por una gran parte de los valores?
Normal, dicen los expertos, que se planteen estas y otras muchas cuestiones sobre el futuro de su dinero. Según la plataforma Morningstar, que analiza más de 48.000 fondos de inversión, solo el 22,5% de ellos tiene una rentabilidad positiva desde principios de año. Son menos de 2.300 (no llega ni al 5% del total) los que consiguen generar rendimientos positivos por encima del 10,5% en el que se situó la inflación en agosto.
Las buenas noticias están concentradas en los fondos energéticos, de materias primas, de Brasil, México, Turquía, los productos ligados al dólar y poco más. Los datos de los fondos en España, recopilados por Inverco, apuntan en la misma dirección, incluso con un tinte algo más sombrío. Ni una sola de las categorías establecidas, desde monetaria hasta fondos de retorno absoluto, pasando por múltiples variedades de renta fija y variable, nacional o internacional, registra plusvalías en los ocho primeros meses de este año. De hecho, en promedio, los fondos analizados pierden en este periodo un 6,83%.
“Inicialmente hay que aplicar una primera regla teórica para enfrentar las pérdidas. La del 60%”, dice Mariano Arenillas, responsable de DWS. Este método consiste en, una vez establecido el perfil del inversor, ya sea conservador, moderado, dinámico o con riesgo, fijar para el año una rentabilidad objetivo: del 3%, del 4% al 6%, hasta el 10% o más del 10%, y a la vez asumir que las pérdidas máximas no serán superiores al 60% de dicho porcentaje. En estos niveles: un 1,8%, del 2,4% al 3,6%, hasta un 6% y por encima de esta cifra, según los perfiles señalados. “Siempre hay que perseguir una ganancia superior a las posibles minusvalías que se asumen”, resume el experto, aunque añade alguna matización: “Se puede incumplir esta norma en años excepcionalmente turbulentos como este 2022 siempre que no se esté muy incómodo o se precise del capital”.
Antes que capitular definitivamente y monetizar las inversiones, Arenillas señala que hay que plantearse si simplemente es “una cuestión de tiempo que la tesis de inversión elegida empiece a funcionar”. En su opinión, hablar de plazos es ahora más importante que nunca: “Puede que este sea un mal ejercicio, pero puede también que la inversión que ahora se pone en duda acumule resultados positivos en el tiempo. O no”. En el primer supuesto, “convendría mantener las posiciones”. En el segundo, “tal vez resultaría más adecuada una reorganización de la cartera haciendo una muy correcta diversificación para reducir los riesgos y evitar la correlación entre activos”.
Hernán Cortés, jefe de inversión en Olea Gestión, ofrece también un primer nivel de “pérdidas aceptables” antes de plantearse abandonar definitivamente una inversión. En renta fija a corto plazo, un 2%; renta fija a largo plazo, un 5%; multiactivos de renta variable, hasta un 10%, y fondos de renta variable, incluso hasta un 20%, en línea con lo que han caído los principales indicadores de mercado de renta fija y variable en estos meses. A la pregunta de qué hacer si se superan estos niveles de pérdidas admisibles, Cortés tiene claro que es un “depende”. “Si se ha seleccionado bien y los resultados de años anteriores son sólidos, hay que aguantar. Si no, bien porque el diseño de la cartera ha resultado fallido o porque los gestores elegidos no han sido consistentes, traspasar el dinero”. Para explicar su posición, este experto recurre a una metáfora futbolística: “Es posible que un año algún gestor gane al mercado 5-0. Es difícil que repita éxito porque para conseguirlo hay que ir en contra del consenso de mercado. Así que es probable que otro año pierda 0-5. Casi todo revierte a la media; se trata de ganar, sí, pero con un 3-2″. Hernán Cortés insiste en “mantener los plazos inicialmente dibujados para la inversión y tener memoria: crisis como las de 2008, 2011 o 2020 han vivido sus grandes momentos de recuperación”.
Ejercicio mental
Para Álvaro Antón Luna, responsable de Aberdeen Standard Investments, la memoria mencionada se sustenta objetivamente. Según los datos de la firma, salvo algunas excepciones como el Nasdaq o MSCI India, todos los índices están negociándose con descuento respecto a su nivel de 2008. “Creemos que existen oportunidades, por lo que pensamos que no es momento de salirse del mercado, de realizar pérdidas”. Quien ya lo haya hecho, en su opinión, debe “aún esperar a que el panorama se aclare”. Quien simplemente haya reorganizado su cartera hacia posiciones más conservadoras “puede plantearse, pese a que seguirá habiendo una gran volatilidad, el ir poco a poco tomando posiciones, eso sí, diversificadas”. Se trata de aprovechar las oportunidades que ofrecen las compañías de calidad y dividendo, las energías renovables, las infraestructuras u otros activos, como los hoteles, la logística, las residencias con una importante capacidad de generación de flujos, que además “nos protegen de la inflación”, puntualiza.
Almudena Mendaza, jefa de ventas de Generali Investments, confiesa su relativa sorpresa ante los datos de reembolsos efectivos que se están produciendo, mucho menores que en épocas de crisis anteriores. Según los datos de Inverco, en el conjunto del año, el volumen de captaciones netas (suscripciones menos reembolsos) en fondos de inversión asciende a 7.260 millones de euros. “Más que aceptar las pérdidas obtenidas y deshacer definitivamente posiciones, lo que se está produciendo es una reorganización de carteras. Sí percibimos cambios en los perfiles: en bastantes casos se ha pasado de moderado a conservador porque en determinados fondos de inversión las pérdidas de estos meses han anulado las ganancias de los dos últimos años”. Conforme a los datos de Inverco, hasta el 31 de agosto, los fondos de renta fija han ingresado más de 9.200 millones de euros, los globales han perdido más de 2.000 millones, y los garantizados de rendimiento variable, cerca de 1.700 millones. Es un dinero que, según cree Almudena Mendaza, “está a la espera de tiempos mejores”.
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