Por qué la decoración de interiores se ha convertido en la profesión de moda
El bum del diseño anima a reconvertirse a arquitectos y trabajadores de otros sectores con másteres específicos
Si uno pasea por las ciudades españolas puede observar cómo el diseño de interiores se ha instalado en las calles. Abundan los escaparates de estudios que ofrecen estos servicios. El auge de la decoración se aprecia también en las empresas de reformas, las promotoras e incluso las agencias inmobiliarias. Muchas brindan a sus clientes la posibilidad de modelar a su gusto las viviendas por dentro, ya sea con diseñadores propios o subcontratados. Y es que el interiorismo se ha democratizado, ya no solo es un servicio utilizado por los ricos en sus mansiones, sino que “está al alcance de todo tipo de clientes”, afirma Teresa Casas, presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Decoradores y Diseñadores de Interior.
Y este bum se deja notar en las escuelas que imparten formación de decoración y diseño de interiores, que también han pegado un enorme estirón desde que arquitectos y aparejadores se quedaran sin trabajo con el crash inmobiliario y buscasen salidas en esta disciplina. Y sobre todo desde que las series televisivas de reformas exprés animaran a muchas personas a descubrir la profesión y querer practicarla. La irrupción del coronavirus y la constatación de las carencias de los hogares durante los confinamientos ha dado otro empujón al interés por la enseñanza de interiorismo ya sea como hobby o como profesión. Y, por supuesto, ha disparado las reformas y rehabilitaciones de viviendas.
Casas señala que “cada vez hay más titulados. Tenemos unos 600 o 700 jóvenes graduados al año”, que salen de las 40 las escuelas que imparten el grado superior de diseño de interiores en España. El título oficial. Pero que representan una parte del mercado, al que se han ido sumando todo tipo de centros privados para llegar a profesionales y amateurs que desean imbuirse de conocimientos. Muchos de ellos han surgido al abrigo de revistas de decoración y diseño.
El vicedirector de la Escuela Superior de Diseño de Madrid, José Miguel Celestino, cree que la Agenda 20/30 europea, en la que la sostenibilidad y la digitalización son la clave y el interiorismo el soporte de la rehabilitación de espacios que llevará aparejada, es otro de los motivos del aumento del interés de los alumnos. En su escuela, crecen a ritmos del 15% anual. Y en el caso de los posgrados, que fueron implantados hace 5 años y cuyo coste ronda los 1.700 euros, “tenemos cinco peticiones por cada plaza disponible, especialmente en los de diseño interactivo y de espacios comerciales”, explica. En el Insituto Europeo di Design (IED) aprecian gran demanda para el último máster que han lanzado de diseño creativo de tiendas, que dura 10 meses y cuesta 12.000 euros, porque también los espacios comerciales se están transformando con el impulso de la venta online. O los restaurantes y locales de ocio, que son otros de los clientes habituales de los interioristas, pues exigen un plus de diseño para tener éxito.
La formación por internet es precisamente uno de los puntales del aumento de la formación de diseño interior. Así lo aprecia la fundadora de la Escuela Madrileña de Decoración, Raquel Simón, cuyo centro “ofrece una alternativa para quienes no quieren pasar cuatro años por la universidad, un método práctico al estilo de Estados Unidos y concentrado en el tiempo”. Con la pandemia, sus cursos pasaron al formato online, gracias al cual Simón asegura que han conseguido un gran éxito, duplicando su plantilla y su facturación (que no detalla) debido a la enorme demanda: “Hemos quintuplicado el número de alumnos, ya contamos más de 1.000 estudiantes en nuestra plataforma”, añade. El Máster de Decoración e Interiorismo + 3D, un título propio de la Universidad Europea, cuesta 5.590 euros en su formato presencial y 4.295 euros en el online.
Mayores de 30 años
Sus alumnos no son jóvenes en la veintena, sino que tienen de 30 años en adelante. Son mujeres, el 95%, muchas arquitectas como Lydia García Recuero, de 32 años, que trabajó durante dos en un estudio de arquitectura. “Pero no me acababa de llenar porque no se entraba en el interior de las casas”. Para conseguirlo se hizo autónoma dentro de una empresa de reformas, aunque le faltaba formación, reconoce, y estudió un curso intensivo de interiorismo, tras el cual fue contratada por un estudio en el que se encuentra mucho más contenta: “Me quedo con esta profesión. Me encanta”, dice la profesional de Eleroom62.
Pero la mayoría de los estudiantes de la Escuela Madrileña de Decoración son personas que buscan una reconversión profesional y ven su salida en estos cursos intensivos de cuatro y doce meses de duración, explica Simón. Y confirma Iris Piñal, de 39 años. Ella ejercía de administrativa en la cerrajería familiar que montó junto a su marido, pero durante la pandemia decidió que debía buscar su propio camino y trabajar en lo que le gustaba: la decoración. Hizo el máster y ha montado junto a una compañera Fabuloso Estudio, que lleva menos de un año funcionando en Madrid. “No hemos parado desde que empezamos. Ahora mismo tenemos tres obras en marcha”, asegura.
Ambos perfiles son también los más abundantes en los programas de interiorismo de Elle Education, la escuela del grupo editorial Hearst, dueño de la revista Elle. Sobre todo en sus másteres homologados por la Universidad Complutense, que duran un año y se pueden cursar de forma semipresencial u online a precios de 6.000 y 4.900 euros, respectivamente y de los que han salido profesionales que han creado su propio estudio tras reconvertirse como José Lara, explica Catarina Pais, directora de los programas de interiores del centro. En las otras formaciones (diplomas y cursos, más cortos y 100% por internet) hay más alumnos que quieren introducirse en la decoración por hobby o planean modelar la reforma de su casa, agrega Pais, que indica que desde la pandemia esta disciplina ha dado un salto tremendo. Elle Education ha lanzado el máster online en inglés.
Intrusismo
La presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Decoradores y Diseñadores de Interior sostiene que al calor del bum del interiorismo, “en esta profesión titulada, reglada y colegiada existe mucha competencia desleal y mucho intrusismo de gente que, con unos estudios mínimos, que no son diseñadores de interiores, ofrecen sus servicios o abren sus propios despachos”. “No es lo mismo hacer una carrera que un curso. Legalmente no tienen la misma validez. Además, si se da una mala práctica y el profesional no está colegiado, el particular no puede acudir al colegio para denunciarla”, advierte Teresa Casas, quien recuerda la necesidad del diseñador de interiores de contar con un seguro de responsabilidad civil por los percances que pudieran suceder durante las obras.
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