El botón del pánico sigue apretado en los mercados
Los inversores dan la bienvenida a los paquetes de ayuda, pero lo que necesitan son datos médicos del control del virus
Occidente ha movilizado en poco más de una semana la mayor cantidad de recursos que se recuerde en tiempos de paz. Gobiernos, organismos multilaterales y bancos centrales han sacado su artillería pesada. Sin embargo, las Bolsas siguen en modo pánico. ¿Por qué? Porque los inversores solo tienen ojos para los avances médicos en la lucha contra el coronavirus, intentando calibrar la magnitud del destrozo económico.
“En esta etapa, los paquetes de rescate son necesarios, pero insuficientes para calmar a los mercados. A corto plazo, solo la evolución de la pandemia podría aliviar a los inversores”, reconocen en DWS, una de las mayores gestoras de fondos europea, en una nota distribuida a clientes. Esta opinión es compartida por Adam Vettese, analista de la firma eToro: “En la Bolsa, los miedos relacionados con el virus están pesando más que los múltiples esfuerzos de los Gobiernos para enviar tranquilidad a través de paquetes de estímulo”.
Barclays prevé una “recesión global” debido al bloqueo que sufre la economía mundial y su responsable de estrategia de renta variable, Emmanuel Cau, cree que todavía queda bastante antes de ver la luz al final del túnel. “La situación no se estabilizará hasta que la pandemia no esté controlada en Occidente. Las medidas de contención han funcionado en China, por lo que cabe esperar que algo así ocurra en Europa y en EE UU y la situación mejore en primavera. Sin embargo, puede que lo peor esté aún por llegar”, avisa Cau en una nota.
El mundo se adentra en tierra desconocida. La crisis es tanto de oferta como de demanda. En un mundo global muchas cadenas de producción se han atrofiado, llevando a muchas fábricas al cierre. Por el lado de los consumidores, si a la restricción de movimientos por la cuarentena se le une la incertidumbre acerca de qué impacto tendrá esta crisis en su empleo y en su bolsillo, el resultado es un frenazo brusco del consumo salvo en productos de primera necesidad. “El Covid-19 está poniendo a prueba los modelos de negocio y la viabilidad de muchas empresas”, reconoce Giorgio Semenzato, consejero delegado de Finizens. Por su parte, Nick Maroutsos, gestor de Janus Henderson, cree que lo que está pasando en las Bolsas tiene todo el sentido del mundo: “No podemos apagar el motor del consumo, que representa el 70% en economías como la estadounidense, y esperar que no se produzca un impacto de grandes dimensiones”.
La volatilidad, medida con el índice vix o indicador del miedo, es extrema y los expertos, pese a las fuertes caídas de las cotizaciones, siguen haciendo llamamientos de prudencia porque creen que las Bolsas aún no han cotizado el destrozo de una economía mundial en cuarentena. “Los mercados todavía tienen que poner en precio el impacto completo que esta situación va a tener en los resultados empresariales, cuyas previsiones aún tienen que recortarse más. Así que, aunque los retrocesos son importantes, aún esperamos nuevas caídas”, advierte Esty Dwek, responsable de estrategia de Natixis IM.
En esta misma idea incide Fabiana Fedeli, directora de activos en Robeco: “Conocer cuándo tocará fondo el mercado es casi imposible, ya que depende de muchos factores exógenos y difíciles de predecir, como el momento y el contenido de las decisiones políticas y la progresión de la pandemia de la Covid-19. No estamos en un mercado en el que se pueda comprar indiscriminadamente”. Ante este panorama, ¿hay algún sector en el que resguardarse a la espera de que escampe la tormenta? “Actividades como telecomunicaciones, servicios públicos y farmacéuticas son relativamente inmunes a los ciclos económicos y tienen más características defensivas. Estas empresas ofrecen productos y servicios que se necesitan igualmente en periodos positivos y negativos”, señala Michael Sun, analista de Unigestión.
Si bien las Bolsas aún no encuentran suelo, en el mercado de deuda la intervención del BCE sí hay logrado frenar la escalada de las primas de riesgo. “Ni la política monetaria ni la fiscal pueden ser la panacea para esta conmoción que sufre la economía. Eso sí, al menos pueden mitigar algunos de los riesgos que lleven a que esa conmoción se transforme en una enorme crisis financiera y apoyar una eventual recuperación”, reconoce Paul Diggle, economista de Aberdeen Standard Investments.
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