El Eurogrupo admite retrasos en los planes fiscales, pero confía en que serán “creíbles y exhaustivos”
“Aunque todos los Estados miembros están haciendo todo lo posible, existen situaciones políticas en diferentes países”, reconoce su presidente, Paschal Donohoe
Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro (Eurogrupo) se comprometieron este viernes a diseñar unos planes fiscales para los próximos años que sean “creíbles y exhaustivos”, pero asumieron que habrá retrasos con respecto al 20 de septiembre que se habían marcado como fecha orientativa para remitirlos a Bruselas. “Es realmente importante que estos planes sean creíbles y exhaustivos para conseguir esas metas gemelas de permitir que nuestras economías crezcan y a la vez garantizar unas finanzas públicas sostenibles, seguras y sanas”, dijo en una rueda de prensa el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe.
El irlandés fue preguntado por el hecho de que algunos países ya hayan anunciado que no podrán cumplir por diversos motivos el compromiso de enviar a las autoridades comunitarias el 20 de septiembre sus trayectorias fiscales a medio plazo, que son la primera piedra para la elaboración de los presupuestos de 2025 y el arranque, por tanto, de las nuevas reglas pactadas en el inicio del año.
Donohoe contestó, en particular, que “todos los Estados miembros están haciendo todo lo posible” para cumplir con los compromisos adquiridos en este proceso, pero añadió que “también es cierto que existen situaciones políticas en diferentes países” que se derivan del “inevitable” proceso democrático, algo “que está reconocido en el nuevo marco (fiscal) y también por la Comisión”. El presidente del Eurogrupo señaló que este punto sobre el arranque de las nuevas reglas presupuestarias ha ocupado la mayor parte de la reunión de los socios del euro, que se ha desarrollado durante apenas dos horas y en la que solo siete países han estado representados a nivel de ministros (Eslovenia, Malta, Luxemburgo, Italia, Chipre, Bélgica y Croacia), según fuentes comunitarias.
En los días previos a la cita ya se preveía que el encuentro sería a medio gas, en parte por el boicot que algunos países anunciaron sobre Budapest por las relaciones de cercanía del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, con el presidente ruso Vladímir Putin, y la ruptura por parte del primero de la línea común de la UE con una visita a Moscú al inicio de la presidencia húngara. Otros, como el ministro español de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, o el titular alemán de Finanzas, Christian Lindner, han aducido problemas de agenda.
El Eurogrupo, que organiza su presidente y no la presidencia de turno, se ha visto afectado por esta situación, pero Donohoe ha defendido la convocatoria en la capital húngara aduciendo que “el trabajo de la eurozona tiene que continuar”, al tiempo que ha destacado que “todos los países han estado representados” - aunque algunos a nivel inferior al ministerial - en un encuentro que ha calificado como “efectivo”.
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