Los fabricantes chinos piden a su Gobierno que responda con una subida de aranceles a los coches europeos
Así se lo han solicitado en una reunión a puertas cerradas representantes de grandes grupos del gigante asiático como SAIC o BYD
El sector automovilístico chino quiere represalias contra las marcas europeas por la decisión de Bruselas de subir los aranceles a los vehículos eléctricos chinos hasta un 48%, medida que empezará a aplicarse el próximo 4 de julio. En una reunión celebrada el martes, representantes de grandes automovilísticas chinas como BYD y SAIC Motor (dueño de la popular marca MG) han pedido al Ejecutivo chino “contramedidas firmes” con un incremento de los aranceles para los vehículos de combustión europeos, recoge Reuters.
De esta forma, el sector pide al Ejecutivo de Xi Jinping que entre en una guerra comercial con Europa, un continente que las marcas chinas ven con interés para crecer fuera de su mercado local y al que han llegado en tropel en los últimos años. Estas marcas están poniendo mucho dinero para hacerse conocidas entre el público europeo: sin ir más lejos, el mayor fabricante de coches chinos, BYD, es patrocinador de la Eurocopa de fútbol masculino que se está celebrando actualmente en Alemania.
A la mencionada reunión celebrada en Pekín, también asistieron fabricantes europeos como Volkswagen, Renault, Stellantis, Porsche y Mercedes-Benz. Esta última es una de las firmas europeas más expuestas a una guerra comercial con China, ya que una quinta parte de sus ventas en el gigante asiático se importan desde Alemania.
Los fabricantes del gigante asiático consideran injusto los impuestos que quiere cobrar Bruselas después de que las firmas europeas lleven años haciendo negocios en China con los vehículos de combustión, una tecnología dominada por Europa y EE UU. “Durante muchos años, las compañías extranjeras en China gozaron de un trato de favor en comparación con las propias compañías chinas. Los europeos, durante décadas, hicieron negocios allí vendiendo sus vehículos. En China, la actividad está abierta al 100% para el sector automovilístico”, defendió en febrero pasado el vicepresidente del grupo Chery, Charlie Zhang, en un encuentro celebrado con prensa en Madrid en el que estuvo CincoDías.
Apenas dos meses después de esas declaraciones de Zhang, Chery anunció oficialmente su arribo a las antiguas instalaciones de Nissan en Barcelona, donde producirá tanto vehículos de combustión como electrificados. Aprovechando su llegada a la ciudad condal, el ministro de comercio chino, Wang Wentao, pidió ayuda a principios de este mes a España para frenar la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos chinos por parte de Bruselas.
“Las preocupaciones legítimas de China y de la UE deben ser abordadas para prevenir una mayor intensificación de las fricciones comerciales (...). China valora altamente el apoyo de España a la participación activa de las empresas chinas en el proceso español de reindustrialización”, indicó entonces Wentao en un encuentro en el que estuvo presente el ministro de Economía español, Carlos Cuerpo. Finalmente, ese pedido de ayuda no sirvió: la Comisión Europea concluyó la semana pasada que China apoya de forma “injusta” a su industria automovilística y por ello planea subir de forma notoria los aranceles a sus marcas, que a día de hoy es del 10%.
Bruselas siguió así la estela de EE UU, que cuadruplicó hasta una tasa del 100% los aranceles a los coches eléctricos chinos para proteger a su industria automovilística, claramente en desventaja tanto en tecnología como en costes.
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