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Los agujeros negros de Herrero Brigantina

El grupo financiero ocultó los ingresos de su cúpula directiva, negó información al supervisor y diseñó un esquema mercantil imposible de descifrar, según el Ministerio de Economía

Herrero Brigantina
El economista Juan González Herrero, fundador del grupo Herrero Brigantina, en una fotografía sin fechar publicada en la web de su compañía.
Joaquín Gil

Negativa a desvelar los ingresos del fundador, vidriosas transacciones para mover 25 millones en acciones, trabas al supervisor, falta de transparencia… El grupo financiero de Ponferrada (León) Herrero Brigantina –una corporación que comercializa soluciones de inversión, planes de pensiones, hipotecas y préstamos- incurrió presuntamente en un rosario de infracciones “muy graves”, según una inspección de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (Ministerio de Economía) a la que ha tenido acceso EL PAÍS.

Las pesquisas del supervisor arrancaron después de que una investigación de este diario destapara las irregularidades el pasado marzo.

Antes de caer en desgracia, Herrero, como se conocía coloquialmente a la compañía, presumía de tener 35.000 clientes —pymes, autónomos y familias— en Europa; inundar el mercado con irresistibles producto de inversión que prometían hasta un 50% en 10 años y gozar de una impoluta reputación que le catapultó al puesto 149 de las 1.000 firmas europeas que más rápido crecían en 2021, según el Financial Times. Su anuncio de salir a Bolsa en 2023 coronaba una aparente estela de éxito.

El Ministerio de Economía, sin embargo, arroja un crudo diagnóstico sobre el universo societario Herrero Brigantina. Un engranaje que está siendo investigado desde hace dos semanas por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz por una presunta estafa de 40 millones. Estas son las conclusiones clave del supervisor:

El misterio de los ingresos del fundador

Cuando los inspectores de la Dirección General de Seguros desembarcaron, el pasado mayo, en el cuartel general del grupo en Ponferrada, se toparon con un frontón: el silencio. O, lo que es lo mismo, las evasivas al inquirir sobre los ingresos del hombre que fundó en 2011 esta corporación, el economista Juan González Herrero.

Los funcionarios pidieron las minutas que Herrero, asturiano de 45 años, facturó a su sociedad entre 2019 y 2023 a través de un contrato de prestación de servicios. La empresa se negó a entregar los documentos y revelar las sumas percibidas. Apeló a una cláusula de confidencialidad y enmarcó los honorarios del jefe en unos supuestos servicios como “asesor privado” en materia “económica, legal [...] coaching [asesoría personal]”.

El directivo fue arrestado el pasado diciembre por la Policía Nacional en Madrid por un presunto delito de estafa. Y hoy se encuentra en libertad.

Los inspectores también se fueron de las oficinas sin los contratos e ingresos del resto de miembros del consejo asesor. “El consejo es inexistente [...]. Por esta razón, no se puede aportar ningún contrato de prestación de servicios ni indicar las minutas derivadas de estos”, respondió la compañía.

Fotocopias tras una operación de 25 millones

El fundador del conglomerado transmitió en 2021 el 82% de sus acciones en Herrero Brigantina S. A. -un paquete valorado en 25,2 millones- a una sociedad de Miami dedicada a la consultoría comercial internacional controlada por él mismo. El supervisor cree que Herrero no acreditó la veracidad del documento que demostraba ser el dueño de estas participaciones. “Se entrega una fotocopia sin ningún tipo de certificación de veracidad por autoridad alguna”, reza la inspección, que advierte de que la transacción pudo esconder “una posible falsedad en los términos declarados”.

El organismo concluye que, a consecuencia de esta falta de documentación, es imposible conocer la identidad real de los accionistas y socios de la empresa. Y sugiere que se le retire la autorización administrativa para operar como correduría de seguros a esta firma que dice tener sedes en Londres, París, Miami, Ámsterdam y Hong Kong.

El enigma societario

La estructura mercantil del conglomerado financiero leonés es un misterio. La Dirección General de Seguros sostiene que no puede desgranar la arquitectura empresarial real del grupo. ¿La razón? Sus sociedades no han aportado las cuentas de 2020 y 2021 y tampoco las del consejo de administración de 2022. El supervisor enmarca esta falta de información en una treta para no tener que someterse a las auditorias anuales. También, especula que la contabilidad no exista, que no haya libros de registros y apunta a otras irregularidades como motivo para no desnudar los números.

El organismo detecta, además, “discrepancias” en la documentación estadística y contable. Y destaca que, cuando los inspectores fueron a la empresa a entrevistar a sus directivos, el responsable de contabilidad “se ausentó a comer sin previo aviso” y, en una segunda visita, no estaba en las oficinas “por motivos familiares”.

Oficinas fantasmas

Corría 2018 cuando Herrero Brigantina trasladó su domicilio social a unas acristaladas instalaciones del rascacielos Torre Europa, en pleno corazón del madrileño Paseo de la Castellana. “En las oficinas de Madrid no hay personal y solo reciben la correspondencia en un mostrador”, zanjan los inspectores.

Falta de honestidad

La corporación leonesa incumplió los principios de “honestidad, equidad y profesionalidad”. A juicio de Economía, el conglomerado confundió a sus clientes al simular que sus productos estaban protegidos por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones. Una circunstancia, sostiene el supervisor, que provocó un quebranto económico en el bolsillo de los inversores.

Economía se refiere así a las quejas de decenas de clientes que denunciaron impagos y retrasos para recuperar su dinero. Las sumas depositadas en el supuesto esquema de éxito alcanzaron los 300.000 euros por afectado.

Desde que hace un año aterrizaran las primeras querellas por estafa en un juzgado de Salamanca, las denuncias contra este esquema que presumía de haber facturado 56,4 millones en 2022 no han parado de crecer. Y, hoy, la Audiencia Nacional investiga dos querellas que reúnen a 82 inversores de 14 provincias.

La justicia deberá esclarecer, tal y como desveló este diario, porqué Herrero Brigantina usó sin permiso para colocar sus productos de inversión el aval y los logos de las aseguradoras Axa, Plus, Ultra y Generali y, con esta estrategia, captó más de 40 millones de euros entre 2021 y 2022.

EL PAÍS ha intentado recabar sin éxito la versión de dos directivos del conglomerado financiero Herrero Brigantina.

investigacion@elpais.es

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.
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