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El Fondo de Rescate europeo ve margen para que los bancos encarezcan más el crédito

El MEDE apunta que el auge de los beneficios podría disiparse si la mayor carga de intereses deteriora la calidad de los activos financieros

Fondo Rescate UE
El director general del MEDE, el luxemburgués Pierre Gramegna, en una imagen de archivo.HANNIBAL HANSCHKE (Reuters)
Manuel V. Gómez

La subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) ha empujado consigo el crédito que conceden los bancos. Y aunque el precio oficial del dinero parece que ha tocado techo por ahora, el fondo de rescate europeo (MEDE, por sus siglas en español) todavía ve margen para que las entidades comerciales aumentan más los intereses de los préstamos nuevos que concedan. En el pasado, la diferencia entre los tipos oficiales y los comerciales mantenían una brecha de cerca de dos puntos. Ahora esa diferencia sería más pequeña, de ahí que la institución presidida por el luxemburgués Pierre Gramegna piense que los bancos todavía pueden encarecer más sus créditos a hogares y empresas, según un artículo recogido en su blog.

Que el Mecanismo Europeo de Estabilidad, nombre oficial en español del fondo de rescate, vea margen de subida no quiere decir que crea que puede hacerse sin riesgos. De hecho, apunta el organismo comunitario que “el auge actual de los beneficios bancarios podría disiparse si se deteriora la calidad de los activos”, una versión con lenguaje financiero del refrán que dice que la avaricia rompe el saco.

El texto del MEDE parte de un análisis sobre por qué los bancos han aumentado los tipos de interés en paralelo a los movimientos del BCE y, en cambio, han incrementado mucho menos la remuneración de los depósitos. Sus conclusiones son tres. La primera es que todavía hay mucha liquidez en los mercados de capital por las políticas monetarias expansivas que se aplicaron como respuesta a la pandemia, por tanto, los bancos no tienen por qué abrir una guerra comercial por el pasivo.

La segunda está vinculada a la anterior: la venta progresiva de bonos de deuda pública que está haciendo el BCE, es decir, la retirada de esas políticas expansivas, encarecerán el coste de la financiación en los mercados de capital. Por tanto, limitar el aumento de la remuneración ayuda a contener los costes.

La tercera explicación también se asienta en las medidas adoptadas hace poco. Al estar durante muchos años los tipos de interés en cero o por debajo, el margen de rentabilidad era más bajo y ahora las entidades tratan de mejor sus posiciones de capital, crear mecanismos de amortiguación ante un posible deterioro de activos financiero y remunerar a los accionistas “después de más de una década de una distribución de dividendos muy limitada”.

Para hacer sus análisis, los economistas del MEDE se concentran en las cuatro mayores economías del euro (Alemania, Francia, Italia y España) y observan lo que sucedió en periodos anteriores de aumento de tipos de interés oficiales. Tras hacerlo, lo primero que ven es que la compensación por los depósitos está aumentando mucho más lentamente en esta ocasión que en otras anteriores y eso habría elevado los beneficios, “lo que ha sido percibido como injusto por muchos, provocado protestas públicas y la imposición de impuestos extraordinarios en algunos países”.

La brecha entre la subida de intereses y la remuneración de los depósitos habría impulsado la ratio de rentabilidad bancaria: “La tasa anualizada de retorno en las acciones en la zona euro era cercana al 10% en junio, comparada con una media del 4% durante la década previa”.

Otro elemento que habría respaldado la rentabilidad sería la “sólida calidad de los activos”, lo que reduce la necesidad de que las entidades hagan provisiones extra en los nuevos préstamos. “Ante las perspectivas económicas cada vez más inciertas, los altos beneficios permitirán a los bancos acumular reservas de capital adicionales, aumentando su resistencia y garantizando la provisión de crédito a la economía real durante una recesión”, añade el MEDE. No obstante, vuelve a advertir de que preocupa que “una mayor carga de intereses sobre los prestatarios” pueda acabar provocando un deterioro de calidad de los activos y, entonces, invierta la tendencia de rentabilidad bancaria al alza.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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