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La investigación sobre abusos sexuales pone en entredicho el futuro de la principal patronal del Reino Unido

Decenas de empresas han cancelado o suspendido su participación en CBI, que ha decidido paralizar sus actividades principales hasta junio

El logo de la Confederación de la Industria Británica, CBI, durante uno de sus congresos en Londres
El logo de la Confederación de la Industria Británica, CBI, durante uno de sus congresos en LondresToby Melville (REUTERS)
Rafa de Miguel

La Confederación de la Industria Británica (CBI, en sus siglas en inglés), que llegó a asegurar que representaba a casi 200.000 empresas del Reino Unido y echó un sólido pulso al Gobierno tanto con el Brexit como su política de inmigración restringida, es hoy una institución en peligro de extinción. Decenas de grandes compañías, como BMW, Virgin Media O2, Vodafone, Aviva o John Lewis se han apresurado a cancelar o suspender su membresía, ante la acumulación de informaciones sobre presuntos casos de abusos sexuales en el seno de una organización con más de 300 trabajadores, cuya dirección fue torpe, negligente e incluso oscurantista en la respuesta.

“CBI comparte la conmoción y la repulsa ante los hechos ocurridos en el seno de nuestra organización, y ante los errores pasados que permitieron que estos hechos ocurrieran. Lo sentimos profundamente y expresamos nuestro sincero arrepentimiento a las mujeres que han sufrido estas horribles experiencias”, asegura la patronal en un comunicado de emergencia, ante el hundimiento de su prestigio y el cuestionamiento de su futuro como órgano representativo del empresariado británico. “Queremos entender de un modo adecuado, después de escuchar a nuestros colegas, miembros, expertos y accionistas, cómo afrontar nuestro papel y propósitos futuros. Por ello, hemos adoptado la decisión difícil pero necesaria de suspender todas las actividades que implican desarrollo de políticas o relación con los miembros hasta que se celebre una Junta General Extraordinaria en junio”, anuncia el texto.

La policía de la City de Londres —el distrito financiero y jurídico de la metrópoli, que cuenta con su propia fuerza de seguridad— investigaba ya desde hace meses un presunto caso de violación, ocurrido durante una fiesta interna de CBI celebrada en 2019, en un barco amarrado en el Támesis. Al expediente ha incorporado varios casos más de conducta inapropiada (misconduct, el término empleado por las autoridades) denunciados por empleados de la patronal. CBI, por su parte, ha encargado al bufete Fox Williams una investigación independiente, cuyas conclusiones aún no ha publicado, pero que han llevado a la suspensión de tres de sus empleados.

Un segundo caso de violación

El diario The Guardian publicó el pasado viernes la denuncia anónima de una exempleada de CBI que aseguraba haber sido víctima de una violación cuando trabajaba en una de las delegaciones que la patronal tiene fuera del Reino Unido. La mujer se decidió a contar su caso después de conocer los precedentes sometidos a investigación, y culpa a la “cultura interna” de la organización de no haber dado una respuesta apropiada a su queja cuando la planteó. Después de una noche en la que salió a beber con sus compañeros, ha relatado, despertó con dos de ellos en la misma habitación. Asegura al diario que no recuerda que en ningún momento diera su consentimiento a mantener relaciones sexuales, pero que a la mañana siguiente despertó con claras señales físicas que aquello había ocurrido. Sus compañeros llegaron a mostrarle al día siguiente fotos de ella, en un estado claramente inconsciente, durante esa actividad sexual.

“Culpo a CBI de una atmósfera que estimulaba el sentido de autoconfianza de las personas, y que les permitía actuar de este modo y no sentir más tarde preocupación o miedo por las consecuencias, hasta el punto de mostrarse orgullosos de ello en la oficina”, ha dicho la mujer al diario. “Y que no hubiese nadie en Recursos Humanos con quien poder hablar y en quien poder confiar”, ha denunciado.

El periódico no ha querido revelar el nombre de la mujer, la oficina donde ocurrió todo o la fecha, para no poner en riesgo su seguridad.

“A última hora de la tarde de ayer [por el jueves] CBI recibió información adicional respecto a una nueva y grave ofensa criminal”, respondía de inmediato la patronal, que aseguraba estar cooperando estrechamente con la policía.

La información, sin embargo, provocaba una avalancha entre los socios y ponía a CBI al borde del precipicio. Jaguar, Land Rover, WPP, Kingfisher, Deloitte, Ford, Natwest, AstraZeneca, Santander… una tras otra, las empresas miembro de la patronal anunciaban la cancelación o suspensión de su participación en la patronal. “A la luz de las serias acusaciones que hemos conocido, y ante el modo en que CBI ha manejado su respuesta ante estos hechos, creemos que ya no es capaz de cumplir su función principal, la de ser la voz representativa de las empresas en el Reino Unido”, aseguraba la compañía aseguradora Aviva en un comunicado que representaba el sentir general de todos los que comenzaban a abandonar el barco.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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