Bruselas quiere prolongar un año más la reducción del consumo de gas en un 15%
La comisaria de Energía, Kadri Simson, afirma que es la “mejor garantía” de que Europa asegurará las provisiones de gas necesarias para pasar el próximo invierno
Al final, los peores temores de Europa —y gran sueño de Vladímir Putin— no se han cumplido: ese invierno de pesadilla de frío y cortes energéticos que vaticinaba Moscú a lo largo y ancho del Viejo Continente por el apoyo europeo a Ucrania en la guerra y el radical corte de suministro del gas ruso no se ha producido, y los europeos empiezan a salir de los meses más gélidos en bastantes buenas condiciones. Pero el conflicto bélico continúa sin visos de finalizar y la amenaza vuelve a planear en momentos en que Europa tiene que empezar a plantearse de nuevo el aprovisionamiento de sus reservas para el próximo invierno. La comisaria de Energía, Kadri Simson, considera que lo que funcionó hace un año puede volver a hacerlo y, por ello, quiere prolongar otro año la reducción en un 15% del consumo de gas que se acordó el verano pasado y que, asegura, ha sido clave para superar la amenaza rusa.
Esta medida “ha funcionado bien y es la mejor garantía para lograr un nivel adecuado de almacenamiento para noviembre”, ha dicho la estonia este jueves tras reunirse con la comisión de Industria y Energía del Parlamento Europeo en Bruselas. Ese acuerdo, alcanzado en julio, debería expirar el 31 de marzo, salvo que se apruebe la iniciativa de Simson.
Europa, ha asegurado, ha hecho bastante bien sus deberes. Según ha revelado, la reducción de la demanda hasta enero incluso cayó un 19%, cuatro puntos por encima del objetivo original, lo que en total ha permitido ahorrar 42.000 millones de metros cúbicos de gas (bcm).
Además, ha recordado, “Rusia ya no es el proveedor principal de gas a Europa. Es Noruega”. Así ha resumido Simson el radical cambio sufrido por un continente altamente dependiente hace solo un año —especialmente Alemania y su poderosa industria, o República Checa— del barato gas de Putin. A ello se une un cambio estructural clave: el rápido paso al uso del gas natural licuado (GNL), cuyas importaciones aumentaron 68% el año pasado (de 80 bcm en 2021 a 135 bcm en 2022).
Aun así, ha advertido Simson a los diputados primero y, después, en rueda de prensa, no se puede “bajar la guardia” cuando se trata de seguridad y aprovisionamiento gasíferos. Según la responsable de Energía de la Comisión, este año todavía será necesaria una “política común de almacenamiento”, así como una “reducción coordinada de demanda de gas”, de ahí su idea de continuar con la meta del 15%. No se trata solo de prepararse para el invierno que viene: “También podríamos afrontar un verano difícil, con altas temperaturas y sequías que influyan en la producción y consumo eléctricos”, ha recordado.
Competencia de EE UU y China
“El próximo invierno puede ser más complicado que este”, coincidió el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, que también insistió en que los tiempos de energía barata de antes de la guerra no volverán, por lo que Europa debe apostar decididamente por las energías limpias para poder seguir siendo competitiva ante otras potencias como China o Estados Unidos.
Pese a ello, ha acotado Simson, hay que seguir cortando la dependencia de Rusia. Incluso en materia de GNL que, aunque Europa ha sido capaz de diversificar fuertemente su procedencia, sigue adquiriendo en una cantidad nada desdeñable, y todavía creciente, de Rusia: de 16 bcm en 2021 pasó a 22 bcm en 2022, según Reuters.
“Podemos y deberíamos librarnos completamente del gas ruso lo antes posible”, ha dicho Kadri, que ha “animado” a todos los Estados miembros y empresas a “dejar de comprar GNL ruso y a no firmar nuevos contratos con Rusia una vez los existentes expiren”. Esto, ha agregado, “es la mejor manera de dar una garantía a largo plazo a nuestros socios de confianza de que se mantendrá una demanda significativa” a estos nuevos proveedores.
La comisaria europea ha incidido también en la necesidad seguir apoyando las energías renovables y luchar contra los “altos precios, disrupciones en la cadena de suministro que están presionando la energía renovable y poniendo en peligro los objetivos de desarrollo” europeos. “Tenemos que hacerlo mejor en materia de renovables. Son la forma de energía doméstica más barata y limpia”, ha insistido, pidiendo que 2023 se convierta en “otro año récord para las renovables”, como ya lo fue 2022.
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