El Mobile calienta motores y espera reunir a 80.000 visitantes en Barcelona

Vuelven los congresistas trajeados, las furgonetas negras de la gente de negocios, los trenes llenos de empresarios y, por supuesto, la huelga de taxis. El Mobile World Congress (MWC), que se celebrará en las instalaciones de Fira de Barcelona en L’Hospitalet de Llobregat del 27 de febrero al 2 de marzo, ya calienta motores. Este jueves sus organizadores han certificado que la vuelta a la normalidad anterior a la pandemia está más cerca que nunca. Prueba de ello son las protestas de los taxistas, que han amenazado, como ya hicieron en muchas ediciones anteriores, con parar durante el congreso mundial de móviles. “Esto solo significa que el Mobile finalmente ha vuelto”, ha ironizado John Hoffman, el director ejecutivo de la GSMA, la patronal de la industria de los móviles, que organiza el congreso en Barcelona desde 2006. El número de asistentes que esperan, 80.000, también es una muestra de que el congreso se va recuperando del golpe de la pandemia (en 2021 reunieron solo 20.000, y el año pasado, 60.000), aunque aún queda lejos el récord de 109.000 congresistas de 2019.

Cada edición del MWC muestra que este congreso se centra cada vez menos en los terminales móvil y más sobre toda la industria de aplicaciones y usos de internet que rodea a los móviles. El MWC se ha ido adaptando a esta realidad y este año, según ha explicado Mats Granryd, director general de GSMA, la mitad de los asistentes vendrá de empresas que no están directamente relacionadas con los móviles, sino que se dedican a la logística, las finanzas, los videojuegos o el metaverso.

El congreso contará con 2.000 empresas expositoras (la que ocupará más espacio será Huawei, que tendrá un 50% más de metros cuadrados que el año anterior) y más de 300 ponentes. Prueba de este viraje de los móviles hacia la industria está en los participantes, como Vincent Clerc, consejero delegado de la naviera Maersk, o Martha Sazon, presidenta de G-Cash. También habrá representantes de la industria móvil, como José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica y de GSMA.

El congreso inaugurará un nuevo espacio, llamado Journey to the Future, donde presentará las aplicaciones más disruptivas, como el sistema de transporte de pasajeros mediante una cápsula de Hyperloop o un espacio de experimentación tecnológica en medicina llamado Next Hospital. Este año también habrá una colaboración entre el MWC y el F.C. Barcelona, que llevará el nombre de Sports Tomorrow Congress.

Por segundo año, el congreso tendrá un espacio, la Industry City, donde se enseñarán las diferentes modalidades de transformación digital que está experimentando la industria. Y albergará en sus instalaciones el salón de startups 4YFN, que anteriormente se celebraba en un pabellón aparte. “Será un lugar donde cargar energía, con más de 700 compañías explicando sus ideas, que tendrán acceso a más de 1.000 inversores internacionales”, ha explicado Hoffman.

Otra de las actividades que se repiten este año es el Beat Barcelona, un espacio dedicado a la música y la gastronomía. “Es el lugar donde hay que estar, donde hacer contactos y poder relajarte. ¿Tú estarás ahí, verdad Jaume?”, ha preguntado Hoffman a Jaume Collboni, que ha asistido a la rueda de prensa porque aún es primer teniente de alcaldía de Barcelona, hasta que el próximo día 1 se formalice su renuncia, que anunció hace unos días para centrarse en la campaña electoral.

Los organizadores también han detallado el impacto económico que calculan que tendrá el congreso para Barcelona, ciudad con la que el congreso cerró el año pasado un acuerdo para que la celebración esté garantizada al menos hasta 2030. Estiman el impacto económico en 350 millones de euros (en 2019, antes de la pandemia, fueron 473 millones). El congreso propiciará la contratación de 7.400 trabajadores. Sobre la huelga de taxistas y los problemas que pueda generar en la movilidad, Hoffman se ha mostrado confiado en que las administraciones llegarán a un acuerdo con los conductores y en que no habrá ningún problema: “Al final nunca lo hay”.