Los ministros de Energía de la UE fracasan en su intento de pactar un tope al precio del gas
El escollo está todavía en el nivel de precios en el que se activa el mecanismo. La rebaja ofrecida por la presidencia checa sigue sin ser suficiente para España y otros países
El tope a los precios del gas sigue sin salir adelante. Las propuestas que se han puesto sobre la mesa este martes, en el segundo intento de alcanzar un acuerdo, tampoco han llegado a buen puerto. Las prioridades de unos y otros han llevado al Consejo de Energía de la UE a un nuevo fracaso. Unos, España entre ellos, quieren poner coto a los precios disparados de este combustible; otros, liderados por Alemania y Holanda, “sienten una gran preocupación por lo que esto pueda representar de cara al suministro”, ha reconocido la vicepresidenta tercera española y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a salida de la reunión.
El próximo lunes, los responsables de esta cartera volverán a intentarlo de nuevo. Es posible que entonces cuenten con alguna indicación de los líderes de la Unión Europea, que se ven este jueves en el Consejo Europeo, si bien Ribera ha señalado que “en principio no estaba previsto”, aunque tampoco lo ha descartado. La española cree que dentro de seis días podrá llegarse a un acuerdo con el mecanismo corrector para el límite del gas y, de esta forma, se desbloquearan los otros dos reglamentos que esperan que resuelva este asunto para ver la luz verde: el que articula las compras conjuntas y voluntarias por parte de los Estados miembros y el que agiliza los permisos para la instalación de energías renovables.
Las nueve horas de reuniones formales e informales de este martes no han servido para llegar a un punto de encuentro. Aunque a la salida, todas las partes apuntaban que durante la jornada hubo avances. Sin embargo, lo cierto es que la última propuesta que la presidencia checa ha planteado este tarde, con un tope de 200 euros, era “inasumible” para España.
Ese tope rebaja en 75 euros la propuesta inicial de la Comisión Europea, que fijaba en 275 euros MWh en el mercado holandés TTF el límite del precio por el que activaba el mecanismo corrector. Pero esta no era la única condición. Aquella oferta del Ejecutivo comunitario se completaba con los requisitos de que ese límite se superara durante dos semanas seguidas y hubiera, además, una divergencia de más de 58 euros respecto al precio de referencia del gas natural licuado (GNL) durante 10 días seguidos. Este planteamiento convertía el mecanismo en algo inaplicable, pues ni en los peores días de agosto, cuando más presión hubo en los mercados, se dieron estas circunstancias.
Para acercar posturas, la presidencia checa, en su última propuesta, ha rebajado esas exigencias a 200 euros y un diferencial de 35 euros durante tres días. También ha ampliado los mercados a tener en cuenta en ese límite de precios. Ya no tendría en cuenta solo el holandés, “también otros regionales”, ha explicado el ministro de Energía checo, Josef Sikela. Se quedarían fuera los contratos bilaterales celebrados entre proveedores y empresas que no se casan en mercados organizados como el TTF. “Solo hay una cuestión abierta: el nivel de precios que activa el mecanismo”. Ha confirmado esta afirmación Ribera: “Fundamentalmente, el debate tiene que ver con las cuantías, con las señales cuantitativas de precios que se trasladan a los operadores y a los mercados”.
En realidad, la reunión había comenzado la noche anterior. Los 15 firmantes de la carta remitida en septiembre a la Comisión exigiéndole que propusiera una regulación con un tope máximo al precio del gas, entre los que estaba España, se reunieron en un hotel para concertar su posición. Las conversaciones acabaron a la una y media de la madrugada. Quedaron en continuar a primera hora de este martes, antes de que empezara la cita oficial. Así ha sucedido y, además, se han sumado Alemania y Holanda, los dos países que rechazan con más firmeza ese tope.
Ni durante ese encuentro ni en los que ha habido después, al margen de las reuniones del Consejo de Energía oficial, ha sido posible llegar a un acuerdo. Fuentes diplomáticas apuntan que en algún momento del día Alemania ha mostrado cierta comprensión, pero que después habría cambiado su postura. Otras fuentes, en cambio, rechazan que la responsabilidad sea exclusivamente germana. A la salida del encuentro, su ministro de Economía y Energía, Robert Habeck, ha declarado: “Hemos hecho progresos, pero no hemos llegado a un acuerdo todavía. No se pudieron resolver todas las cuestiones hoy”.
El encaje del mecanismo propuesto por Bruselas ha sido complejo desde el inicio. Desde el mismo informe técnico, escrito en un tono disuasorio, la Comisión Europea no ha puesto facilidades para que el tope fuera efectivo. Y el plan del Ejecutivo comunitario para limitar los precios del mercado TTF, una especie de Euríbor del gas, al que están asociados la mayoría de los contratos en Europa, derivó tras su presentación en una cascada de propuestas y contrapropuestas de Estados miembros, por separado o unidos. En ellas se veían claramente las inquietudes de los diferentes países. Por ejemplo, en una de ellas, Alemania, Austria, Dinamarca, Holanda, Luxemburgo y Estonia reclamaban más “garantías de salvaguarda” para la activación y la anulación del tope, y también alertaban de que un límite demasiado bajo dañaría un mercado muy volátil y podría ser contraproducente. Por otro lado, Italia, Polonia, Bélgica, Grecia y Eslovenia pedían un tope de entre 150 y 180 megavatios hora.
En los seis días que quedan para la nueva reunión, es probable que aparezcan nuevas propuestas. Para entonces, el checo Sikela se ha mostrado confiado en que se pueda resolver la situación: “Esperaba abrir una botella de champagne para brindar por un acuerdo, pero parece que tenemos que dejar las botellas en el frigorífico. Todavía no están suficientemente frías. Nos vamos a reunir el lunes”.
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