La banca española se lanza al parqué tras la crisis financiera
Siete entidades financieras cotizarán en Bolsa si se materializa el aterrizaje de Ibercaja
En la banca española confluyen varias tendencias: menos oficinas, menos empleados, más digitalización y también más salidas a Bolsa. CaixaBank, Bankia y Banca Cívica en 2011, Liberbank en 2013, Unicaja en 2017 e Ibercaja en 2022 han protagonizado —o lo harán pronto, en el caso de esta última— sonados saltos al parqué en poco más de una década. Algunas de ellas ya no cotizan porque en pleno proceso de concentración del sector han acabado entrando en el juego de fusiones, pero si nada se tuerce e Ibercaja debuta en febrero, un total de siete de las mayores entidades financieras del país tendrán una parte de sus títulos moviéndose en los mercados a disposición de ahorradores y fondos.
Por un lado, eso les permite obtener ingresos para financiar inversiones y llevar a cabo recapitalizaciones si fuese necesario. Y por otro, eleva sus obligaciones de transparencia y les hace estar sujetos a los cambios de humor de los inversores. Las excepciones son cada vez menos numerosas. Solo Kutxabank, Abanca y Cajamar no han dado ese paso de entre los diez mayores bancos del país, lo que ha convertido al Ibex 35 en uno de los índices más bancarizados del mundo: tres de las diez mayores empresas españolas son bancos.
El Banco Santander, tercero en el Ibex tras Inditex e Iberdrola, mantiene una cómoda ventaja sobre el resto de entidades financieras en casi todas las métricas. Su capitalización bursátil —54.000 millones de euros—, supera a la del BBVA —38.000 millones— y CaixaBank —22.000 millones—, que cierran el podio. Bankinter, Sabadell y Unicaja valen menos de 5.000 millones. Y se espera que Ibercaja se estrene como máximo en unos 2.000 millones.
Vistas estas diferencias, se puede hablar de la existencia de dos divisiones. Los tres mayores bancos españoles están muy por delante en volumen de activos, oficinas, empleados y beneficios. Aunque el orden ha cambiado puntualmente en ámbitos como las ganancias, donde CaixaBank supera a BBVA hasta septiembre de 2021, si bien no es un sorpasso estructural: se debe a que ha incorporado impactos extraordinarios asociados a la operación de fusión con Bankia.
La diferencia más clara entre los grandes es el grado de internacionalización. CaixaBank tiene más oficinas que ningún otro banco en España, donde es líder, pero los negocios del Banco Santander en Brasil, el Reino Unido y México, o los del BBVA en Turquía —donde cerró hace poco más de dos meses la compra del total de su filial Garanti— y México, decantan la balanza a su favor en sucursales y trabajadores. El Santander, por ejemplo, tiene más empleados en Brasil y México que en España, tercera en esa clasificación y segunda en la de oficinas también tras Brasil.
Entre los bancos cotizados de menor tamaño, una de las grandes diferencias la marca la mayor o menor apuesta por los servicios online. Bankinter, con un marcado perfil digital, es el que tiene menos oficinas, mientras que Unicaja e Ibercaja, históricamente vinculados a dos territorios —Andalucía y Aragón— en los que cuentan con una importante aunque menguante red, se han extendido a otras zonas de España por medio de fusiones. La primera con Liberbank, muy presente en Asturias, Cantabria y Extremadura, y la segunda con Caja3, que amplió el radio de acción de Ibercaja a provincias como Burgos y Badajoz.
Todos, grandes y pequeños, tienen en común una cosa: aguardan las subidas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo como agua de mayo. El aumento del precio de dinero daría nuevos bríos a la facturación de productos como las hipotecas y promovería la contratación de depósitos, lo cual serviría de motor para ganar rentabilidad.
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