Mahle cierra su fábrica en Barcelona y despedirá a 343 trabajadores
El grupo razona la decisión porque la producción queda fuera de la transición al coche eléctrico
El grupo alemán Mahle ha anunciado este miércoles su intención de cerrar su factoría de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) y despedir a sus 343 trabajadores. La dirección ha trasladado al comité de empresa su plan argumentando que el tipo de producto que fabrica en España quedará desfasado con la transformación de la industria de la automoción hacia el coche eléctrico. En la planta se fabrican pistones y segmentos para motores de combustión.
El anuncio se ha producido este mediodía. Y en él se recoge la intención de crear una mesa para la negociación del expediente de regulación de empleo (ERE) para poner fin a los contratos. La intención de Mahle es clausurar las instalaciones el próximo 28 de enero. Tras la reunión de esta mañana el comité de empresa ha convocado tres asambleas para trasladar a la plantilla los propósitos de la empresa.
Narcís Pineda, presidente del comité de empresa (CC OO), ha explicado que los sindicatos temen que se trate de un nuevo caso de deslocalización, trasladando la producción a las plantas que el grupo alemán tiene en Portugal y Polonia. Ha añadido además que el cierre es un fuerte golpe para la comarca en la que se encuentra la fábrica, donde ha ido desapareciendo en los últimos años el tejido industrial.
El cierre de Mahle, en todo caso, se suma a un reguero de cierres anunciados en los dos últimos años, y en los que están incluidas grandes marcas del sector auxiliar de la automoción: desde Continental a Robert Bosch, que ha planteado el cierre de sus dos plantas en Cataluña. El mayor cierre, no obstante, se producirá en diciembre próximo, cuando finalice su actividad Nissan en Montcada i Reixac, Sant Andreu de la Barca y la Zona Franca de Barcelona. Esta última es la segunda mayor fábrica de Cataluña, solo superada por la de Seat. En total, la crisis de Nissan se cobrará 2.500 empleos directos.
El grupo Mahle, con más de 72.000 trabajadores en todo el mundo, ingresó el año pasado 9.774 millones de euros, con una significativa reducción por el impacto de la pandemia. Perdió 434 millones de euros, duplicando los números rojos (219 millones) que ya arrastraba de 2019. A raíz de esa situación, hace un año anunció medidas de ajustes estructurales, que inicialmente se centraban en Alemania para reducir costes pero que asumían que acabarían teniendo impacto en toda Europa. En paralelo se produjo la salida de su presidente, para el que no se fichó al relevo, Matthias Arlett, hasta el pasado mes de octubre.
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