Las acciones de Universal Music se disparan en el estreno bursátil del gigante del entretenimiento
El grupo, que gestiona los derechos de estrellas como los Beatles o Taylor Swift, controla alrededor del 40% de la industria, superando a Sony y Warner Music
Universal Music Group, la mayor discográfica del mundo, no he podido tener mejor estreno en Bolsa. Los inversores no han querido desaprovechar la oportunidad de hacerse con parte del principal actor de la industria musical y las acciones de UMG, escindida del grupo francés de comunicación Vivendi, se han disparado en su debut en el parqué de Amsterdam y suben más de un 30%, pasando de una valoración de alrededor de 33.000 millones de euros al toque de la campana a unos 47.000 millones. El estreno se ha visto impulsado por los últimos datos de la industria musical estadounidense, que hablan de un fuerte crecimiento de las ventas debido al aumento de las audiencias de música en streaming a través de plataformas como Spotify o Apple Music durante la pandemia.
Si bien el streaming muestra signos de alcanzar su punto máximo en algunos mercados, los analistas han aumentado sus valoraciones de Universal Music —la empresa que gestiona los derechos musicales de estrellas como Billie Eylish, Taylor Swift, Kendrick Lamar, The Rolling Stones, los Beatles o Bob Dylan, entre otros— teniendo en cuenta las nuevas vías de ingreso que suponen el comercio electrónico, los videojuegos o las aplicaciones de fitness.
Las acciones de UMG subieron un 39% en el inicio de la sesión de este martes hasta alcanzar los 25,80 euros por título, desde el precio de referencia de 18,50 euros. Los analistas ven a UMG como el ganador abrumador en esos nuevos mercados porque produce más estrellas y canciones de éxito que sus rivales más cercanos, Sony Music Entertainment y Warner Music. UMG controla alrededor del 40% de la industria musical, un dominio que se retroalimenta, ya que el éxito le ayuda a atraer nuevos talentos. Nueve de los 10 músicos más vendidos en todo el mundo el año pasado están en el catálogo de UMG, según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), la patronal internacional de la industria discográfica. En los últimos días, los analistas de Morgan Stanley escribieron en una nota que “UMG reforzó su poderosa posición en la industria y destacó el fuerte crecimiento de las tendencias actuales”.
El desafío para los gigantes de la industria es crecer o mantener su dominio mientras una nueva generación de competidores más pequeños y centrados en lo digital intentan alejar a los artistas de los grandes sellos, permitiéndoles más control sobre su obra y más opciones de servicios. UMG ha aumentado su gasto en músicos y competidores en los últimos años para retenerlos. “A medida que el valor de mercado de la música de éxito sigue en una espiral alcista, las mayors (grandes disqueras) se vuelven cada vez más competitivas frente a nuevas startups de la industria como Hipgnosis para hacerse con los derechos”, ha declarado Tim Ingham, fundador de la web Music Business Worldwide. UMG, Sony y Warner han respondido a esa competencia permitiendo a los músicos elegir los servicios que quieren gestionar.
Este verano Vivendi vendió el 60% del capital UMG que ostentaba, aunque sigue reteniendo una participación del 10%. Bill Ackman, director de Pershing Square Capital Management, compró otro 10% de UMG a Vivendi en los últimos meses, y un consorcio liderado por Tencent Holdings posee el restante 20%. Vivendi y su accionista mayoritario, el multimillonario Vincent Bollore, han adoptado una estrategia de no intervención, dejando al director ejecutivo de UMG, Lucian Grainge y su equipo ejecutivo a cargo de las decisiones importantes. Por esa razón, los analistas no esperan que la transición de UMG a una empresa cotizada en Bolsa pueda conllevar cambios inmediatos en su estrategia o en la forma en la que Grainge dirige el negocio.
La música se ha recuperado drásticamente desde el comienzo del siglo, cuando Internet acabó con el mercado de los CDs. Las discográficas aún tienen trabajo por hacer para conseguir nuevas empresas tecnológicas y empresas de redes sociales para otorgar licencias de música y eliminar pistas que no han pagado.
Pero el streaming hace que el negocio sea más predecible gracias a la gran cantidad de datos que pueden recopilar sobre los gustos de la audiencia desde redes sociales y plataformas como Spotify y Apple Music. “Más raras son las ocasiones en las que una marca importante arriesga un anticipo de 10 millones de dólares sobre un artista que luego fracasa, y que renuncia al contrato dejando millones de dólares en deuda“, dijo Ingham.
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