Morgan Housel: “El mayor fallo del inversor es no conocerse a sí mismo”
El analista y escritor describe en su libro “Cómo piensan los ricos” la relación de las personas con el dinero
Morgan Housel, analista económico que fue durante años uno de los columnistas más populares del Wall Street Journal, es socio de The Collaborative Fund, una empresa de capital de riesgo centrada en el cambio de una economía basada en la propiedad a una economía basada en el acceso o el intercambio de bienes. En su libro Cómo piensan los ricos, publicado en castellano este año, examina la relación que las personas tienen con el dinero y lo que realmente quieren de él. Un manual breve y muy ameno, repleto de alusiones a los más famosos inversores de Wall Street y también a aquellos desconocidos que acabaron en las primeras páginas de los periódicos. El héroe de este entretenido ensayo es Ronald Read, conserje y gasolinero de Vermont que murió a los 94 años con una fortuna de ocho millones de dólares. La clave de su éxito fue ahorrar lo poco que pudo en valores seguros. El tiempo hizo el resto. Todo lo contrario que Richard Fuscone, ejecutivo de Merrill Lynch formado en Harvard que, tras una vida de lujos, pasó de figurar entre los empresarios más exitosos a arruinarse tras la crisis de 2008. Uno fue paciente y el otro fue codicioso, dice Housel en su libro. Y en estos dos extremos se mueve una obra realista, sincera y sin recetas mágicas sobre el mundo de la inversión. El objetivo de la obra de este autor, dos veces ganador del Premio Best in Business Awards, es convencer al lector de que las habilidades emocionales son más importantes que los conocimientos técnicos sobre el dinero.
Pregunta. Usted dice en su libro que la crisis de 2008 creó un tipo de inversor. También las anteriores crisis han dado forma a distintos inversores. ¿Qué tipo de inversor va a nacer de la provocada por la covid-19?
Respuesta. Creo que acabaremos teniendo inversores que considerarán que el mundo “se quiebra” aproximadamente una vez cada 10 años, seguramente menos partidarios de asumir grandes riesgos y endeudarse, y más precavidos con respecto a los riesgos desconocidos.
P. El último capítulo de su obra aborda sus propias inversiones. ¿Cómo ha ido su dinero en los últimos meses de mercados hundiéndose y luego rebotando con una fuerza inesperada?
R. Soy un inversor de fondos indexados por lo que, al igual que para otras personas, mi cartera perdió en torno a un 30% en marzo de 2020 y terminó el año en máximos nunca vistos anteriormente. Ha sido un año muy loco.
P. ¿Le falta a su libro un capítulo de cómo saber gastar el dinero? Para algunos, su elogiado Ronald Read puede que no sea más que un “perdedor” que llevó una vida muy sencilla y austera, y finalmente dejó sus ocho millones de dólares a sus hijastros y a la biblioteca y el hospital de Vermont.
R. Es tan diferente para cada persona… Yo solo quiero independencia en mi vida, poder controlar mi tiempo frente a la acumulación de muchas cosas. Creo que Ronald Read tuvo una gran vida. Se dedicó a aquello que amaba y logró marcar la diferencia en su comunidad.
P. ¿Cree que se debe invertir en muchos valores para conseguir ese “éxito extremo” que ha hecho famosos y ricos a gente como Warren Buffett, al que usted cita con frecuencia en su libro?
R. La diversificación es imprescindible. No creo que nadie deba tratar de convertirse en el próximo Warren Buffett. Si tienes 100 valores o más, estás básicamente apostando por la humanidad y se trata de una maravillosa apuesta a largo plazo.
P. Usted destaca continuamente la libertad que ofrece el ahorro. ¿Es imprescindible el ahorro en una sociedad como esta, con menos seguridades, simplemente para sobrevivir? ¿Y los que no pueden ahorrar?
R. La cantidad adecuada de ahorro existe dentro de un rango. Alguien con cinco dólares ahorrados tiene un grado de independencia que no tiene alguien con cero dólares. Cada poquito cuenta.
P. Indica en su libro que la experiencia es inútil o contraproducente para la inversión. Esta afirmación acabaría con los grandes gestores de fondos de inversión que ganan cifras astronómicas.
R. Cada persona se apoya en su propia y única historia personal. Resulta muy importante tratar de considerar los puntos de vista de personas de distintos países y distintas generaciones que han tenido una experiencia diferente a la tuya. Abrirán tu mente a un abanico de posibilidades que quizás acabes experimentando en tu propia vida.
P. Usted destaca el apalancamiento como el gran demonio para los inversores. ¿Cuáles serían otros que el inversor debería evitar?
R. Exceso de confianza, tarifas, medios financieros concebidos para el entretenimiento, y seguir las señales que provienen de personas que están jugando a un juego distinto al tuyo.
P. Según su criterio, las burbujas se producen por una acumulación de inversores a corto plazo, ¿aprecia alguna burbuja ahora mismo? ¿En qué?
R. Creo que las burbujas solo se conocen de manera retrospectiva. Así que es difícil saberlo. Gran parte de la historia financiera puede resumirse en que las cosas insostenibles pueden durar más tiempo y crecer mucho más de lo que se pensaba.
P. Está claro que su obra no es un recetario para hacerse rico. ¿Cuáles son los fallos más habituales que comete el inversor?
R. Creo que el mayor fallo es simplemente no conocerse a sí mismo: cuáles son tus objetivos, cuánto riesgo puedes soportar, qué es lo que quieres realmente en la vida. Muchos inversores hacen cosas que quizás funcionen para otras personas, pero son un desastre en relación con sus propias personalidades.
P. Aunque se muestra contrario a imitar lo que han hecho otros afamados y prestigiosos inversores, ¿cuál es el que usted más admira de los muchos que cita en su libro?
R. Charlie Munger —vicepresidente de Berkshire Hathaway, el conglomerado controlado por Warren Buffett— ha tenido una vida extraordinaria. Ha superado muchas tragedias; no estoy diciendo que quiera tener su vida. Pero creo que, cuando se vaya acercando al final, echará la vista atrás sobre su vida y dirá: “Ha sido increíble. Lo he hecho lo mejor posible.” Es una persona excepcional.
P. Un concepto que maneja en el libro es el de suficiente. Saber que se tiene suficiente y no cegarse por la codicia. Algo que, como indica, no tuvo tan claro el malogrado Bernard Madoff, entre otros muchos. ¿Tiene usted claro el concepto de suficiente que aplica a los inversores sobre los libros que desea vender?
R. Es una gran pregunta, me encanta. Las ventas del libro me han sorprendido muchísimo; está siendo todo muy positivo teniendo en cuenta mis expectativas. Si las ventas cayeran hasta cero mañana, seguiría estando muy contento con cómo ha salido todo.
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