Por qué cotizar en Bolsa
A través del compromiso bursátil se puede impulsar el compromiso con las prácticas socialmente responsables
La deseada reactivación económica tras la pandemia va a coincidir con una etapa de enorme liquidez financiera mundial. Los fondos institucionales y privados acumulan el que probablemente supone el mayor exceso de capital de toda su historia. En los mercados se vienen sucediendo fusiones y adquisiciones, hasta definir la mayor y más intensa transformación empresarial en lo que llevamos de siglo. Aun así, ante situaciones de manifiesto crecimiento económico, la opción de salir a cotizar a los mercados sigue siendo la idónea, por cuanto a la vez enfrentamos una refundación del capitalismo y de los propósitos corporativos para no dejar a nadie atrás después de la pandemia.
El mercado de valores representa y sintetiza la posibilidad de comprar y vender acciones de una empresa. Me gustaría que además encerrase otro tipo de valores, los aspiracionales y la reivindicación del propósito existente en cualquier proyecto empresarial. Tengo para mí que ese detalle va a ganar relevancia y convertirse en crucial para el futuro de las corporaciones. Cotizar sigue siendo la opción idónea para someterse voluntariamente a unos principios acreditados de transparencia y gobernanza. A través del compromiso bursátil se puede impulsar el compromiso con las prácticas socialmente responsables, inclusivas, y sobre todo la rendición de cuentas a los accionistas y al conjunto de la sociedad.
Son todas cuestiones de largo recorrido, por lo que optar por una salida a Bolsa debería decidirse siempre con las luces largas. Es normal que al principio sea considerada un riesgo y genere incertidumbre. Sin embargo, la gestión responsable del riesgo suele estar en el ADN de las mejores compañías. Arriesgarse forma parte del éxito de las mejores salidas a Bolsa de los últimos años. Me refiero, por ejemplo, a ser valientes al asumir la calidad, independencia y diversidad del consejo de administración, valores siempre diferenciales en las cotizadas de mayor prestigio.
Estar en el parqué representa un compromiso con los accionistas, con los clientes que nutren el proyecto y, sobre todo, con el presente y futuro de los profesionales que le dan vida, sentido y continuidad. Por lo general, al salir a Bolsa se sitúa a los profesionales talentosos, disciplinados y creativos en el centro del mercado. Las compañías en ascenso suelen ser aquellas que empiezan por ofrecer las mejores oportunidades de carrera y crecimiento profesional.
Las empresas, en suma, siempre han sido motor de la economía y del bienestar social, por mucho que a menudo les sigamos escatimando el apoyo. Nos dirigimos hacia una fase apasionante para nuestro futuro colectivo, como sociedades y también como individuos comprometidos con sus semejantes. En este cruce de influencias, hacer realidad el deseo de convertir un proyecto empresarial en un sueño cotizado puede ser el mejor método para implicarnos también con la gobernanza y el bienestar de nuestros países.
José Antonio Llorente es socio fundador y presidente de LLYC.
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