El teletrabajo tiene truco: el abono transporte, la comida o la guardería, en la cuerda floja
El trabajo a distancia puede suponer que ciertos complementos o mejoras desaparezcan
Aceptar un acuerdo de teletrabajo puede tener truco. Trabajar desde casa, más allá de los evidentes beneficios, puede implicar la renuncia a privilegios que solo se pueden disfrutar en la oficina. La ley es clara al dictar que no puede existir discriminación entre unos compañeros y otros; sin embargo, conceptos como el plus por el kilometraje, el pago de los gastos de transporte o el complemento por puntualidad pierden su sentido si la oficina está en el hogar.
La cuestión ya ha requerido la intervención de la justicia. Hace tan solo un mes, la Audiencia Nacional resolvió un conflicto en el que un sindicato reclamaba que la plantilla recibiese un plus para gastos de transporte público, a pesar de realizar teletrabajo. Los magistrados rechazaron la petición con un razonamiento simple: si no hay desplazamiento no hay gasto. Y al ser un concepto extrasalarial (no negociado en la nómina), el pago del beneficio pierde su razón de ser.
El tique restaurante es uno de los grandes focos de conflicto. ¿El teletrabajo implica renunciar a este complemento? No si forma parte del sueldo, explica Eduardo Ortega Figueiral, de Ortega-Condomines Abogados. Pero ojo, si el empresario paga un importe al trabajador cada vez que come fuera de casa, “el plus tiene carácter indemnizatorio, no salarial”, apostilla el letrado. Por el contrario, el vale de restaurante “será de naturaleza salarial cuando se abone con independencia del trabajo realizado, es decir, de forma indiscriminada, sin considerar si se presta servicio o no”, explica Ortega.
Con estos mimbres, la Audiencia Nacional aclaró en marzo que una empresa no puede suprimir el tique restaurante de la nómina del teletrabajador por razón de la pandemia, si este había sido negociado por convenio como salario en especie. La compañía defendía que en casa no hay un gasto extra en el menú, pero los magistrados puntualizaron que, como parte de la nómina, es intocable. Y en todo caso, agregó la sala, el plus no pierde su utilidad, ya que los empleados pueden pedir comida a domicilio.
Que la empresa pague la guardería del barrio es más complejo. Dependerá, de nuevo, de cómo se hayan negociado estos beneficios. Como explica Fernando Ruiz Linaza, socio de laboral de Deloitte Legal, el trabajador “tendrá derecho a seguir utilizando estos servicios cuando acuda a la oficina”. Con trabajo desde casa, la única forma de perpetuar estas ventajas es “que el servicio se haya pactado de forma individual o colectiva”.
Es común que estas prestaciones sean meros detalles que el empresario tiene con la plantilla. Los empleados no pueden reclamarlos como derechos adquiridos, explica el abogado laboralista Víctor Manuel Canalda: “Suelen ser mejoras voluntarias o liberalidades de la compañía que no generan ninguna expectativa de derecho”.
Cuestión diferente es que, como puede ocurrir con el bono restaurante, el acceso a ciertos servicios se conciba como parte del salario. En este caso, recalca Eduardo Ortega, “si tales beneficios se ofertan a modo de retribución flexible, dado su carácter salarial, se deberían mantener, con independencia de que se imponga el teletrabajo”.
Si el contrato no lo explicita, ni ningún acuerdo lo establece, no hay derecho a exigir estos extras. El gimnasio, la guardería o la lavandería pueden ser servicios colectivos, pero no son exigibles individualmente. Por ejemplo, “si en un despacho hay un gimnasio gratuito, el hecho de teletrabajar no conlleva que se pueda exigir que te abonen una cuota en un centro cercano al domicilio”, explica el experto. Una opinión que comparte Víctor Canalda, que descarta que en estos casos se pueda alegar que haya un trato especial para los empleados en la oficina. “No creo que se pueda entender que concurre discriminación respecto a los trabajadores que pueden hacer uso de esos servicios”, sentencia.
Adrián Todolí, profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Valencia, recuerda que, en todo caso, el teletrabajo es voluntario y “siempre reversible”. Aun así, recalca que, si la empresa apalabró el servicio de guardería con un operario en concreto, el trabajador “siempre tendrá derecho a exigirlo, tenga teletrabajo o no”. En cambio, si la compañía anuncia la apertura de un servicio de lavandería en un correo para toda la plantilla, “no hay un derecho individual, sino un mero detalle del jefe”, puntualiza el docente.
Es común que los trabajadores en casa también reclamen la silla o el escritorio a su compañía. Con la ley en la mano, las empresas deben proveer de cualquier medio a sus empleados para ejercer labores desde el hogar, pero los expertos dudan de si esta obligación engloba los muebles.
Para Fernando Ruiz Linaza, la cuestión “es discutible”, y, por tanto, “cabe analizar lo pactado entre empresa y persona trabajadora”, o si “desde un punto de vista preventivo, es necesaria esa silla o mesa para ese particular empleado”. Eduardo Ortega apunta que es habitual que los convenios prevean “compensaciones económicas a tanto alzado” para el trabajador por estos gastos. Víctor Manuel Canalda coincide en que la cuestión “dependerá de lo pactado”, pero reitera la idea clave de que “los gastos derivados del teletrabajo los debe asumir íntegramente la empresa”.
En cualquier caso, el acuerdo de teletrabajo tiene que dejar claro quién se hace cargo de cada importe. “Si se señala, el empleado tendrá derecho a que la empresa le dé estos equipos”, concluye Ruiz Linaza. De nuevo, lo apalabrado entre el empresario y el trabajador es lo que impera.
Negociaciones en marcha
Septiembre está a la vuelta de la esquina. Hay quien espera un tsunami de disputas legales por el trabajo a distancia cuando las empresas decidan qué modelo adoptar. Las estadísticas judiciales reflejan tímidamente el fenómeno: las sentencias que incluyeron el término “teletrabajo” pasaron de 182 en 2019 a 349 en 2020, el año del parón judicial, tal como recoge la base de datos La Ley Digital. Sin embargo, el grueso de las discusiones aún se encontraría en sede sindical. “Nuestra impresión es que, de momento, esta discusión se está realizando en las mesas de negociación y que todavía no se están judicializando estas cuestiones de manera masiva”, corrobora Fernando Ruiz Linaza, socio de Laboral de Deloitte Legal.
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