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La deuda de las empresas aumentó un 5,3% durante el año pasado por la crisis de la pandemia

Las familias aprovechan parte del mayor ahorro para cancelar préstamos y reducen su endeudamiento en casi 8.000 millones

Ignacio Fariza
Un bar de Sevilla, semivacío en mayo de 2020.
Un bar de Sevilla, semivacío en mayo de 2020.PACO PUENTES (EL PAÍS)

La necesidad imperiosa de liquidez para afrontar una crisis que nadie tenía ni remotamente en sus pronósticos ha forzado a las empresas españolas a aumentar en algo más de 48.000 millones de euros su deuda en 2020. Este incremento, del 5,3% (de 904.000 a 952.000 millones de euros), según los datos publicados este martes por el Banco de España, contrasta con el descenso del 1,2% en el endeudamiento de los hogares, que bajó hasta los 701.000 millones, más de 7.300 millones menos que un año antes. Esta caída contrasta con la decisión de cancelar parcialmente sus créditos e hipotecas de aquellas familias que pudieron ahorrar.

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En conjunto, la deuda de empresas, hogares, ONG y entidades religiosas cerró el ejercicio de la pandemia en 1,653 billones de euros, un 2,5% más que a finales de 2019. En términos relativos sobre PIB, las cifras son mucho más impactantes: el endeudamiento total de empresas y familias escaló hasta el 147,4% del PIB frente al 129,5%. La razón de este descalabro está, más que en el crecimiento de los pasivos en sí, en el desplome del denominador (el tamaño total de la economía española), que en 2020 se hundió un 10,8%.

En términos netos, el volumen de nueva financiación captada por las compañías ascendió hasta el 4,6% en un periodo en el que las ayudas directas al sector privado fueron mucho menores en España que en otros países de la eurozona como Francia o Alemania. Por el contrario, los hogares cancelaron préstamos por aproximadamente el 0,4% del PIB.

Ambas cifras, sin embargo, palidecen con los últimos guarismos de deuda pública publicados a mediados de febrero por el propio Banco de España: cerró 2020 en el 117% del PIB, 21 puntos más, en la que fue la mayor subida en democracia. Esta ratio está en su nivel más alto desde la guerra de Cuba, un indicador más de que el grueso de la crisis ha recaído sobre los hombros de las Administraciones públicas, sin cuya acción en todo el mundo la recesión se habría convertido en una depresión de consecuencias catastróficas para el tejido productivo.

Ligera caída en la riqueza financiera de los hogares

Hay mil y un termómetros que ilustran que esta no es una crisis al uso, pero uno de los mejores es la evolución de la llamada riqueza financiera neta de las familias españolas, la diferencia entre los activos en cartera y los préstamos contraídos. Si en el primer año tras la Gran Recesión de 2008 esta se hundió un 26%, a finales de 2020 —nueve meses después del primer estado de alarma y de los primeros cerrojazos— la caída interanual es de solo un 1,9%. Este descenso, además, no impide a esta variable seguir en zona de máximos históricos, nada que ver con lo sucedido una década atrás, cuando el hundimiento bursátil llevó la riqueza financiera de los hogares hasta mínimos desde 1998. En aquella ocasión, además, hubo que sumar un varapalo adicional para los hogares: el acusado descenso en el valor de la vivienda, un factor que esta vez brilla por su ausencia.

Las familias españolas atesoraban a cierre del año pasado 2,35 billones de euros en activos financieros (efectivo, acciones y depósitos), solo un 1,7% menos. La mayor parte de este descenso se concentró en los tres primeros meses de 2020, cuando el comienzo de las restricciones a la movilidad provocó un aterrizaje abrupto en las Bolsas. Aunque la exposición de los hogares españoles al parqué es inferior que en otros países del entorno europeo, son muchos los instrumentos financieros conectados indirectamente con la renta variable (fondos de inversión y de pensiones, fundamentalmente) que se han visto indirectamente afectados.

El 42% de los activos financieros de las familias españolas estaba en efectivo y depósitos, frente al 23% en acciones, el 17% de los seguros y fondos de pensiones (17%) y fondos de inversión (15%). El brutal aumento del ahorro de las familias en 2020, ante la imposibilidad de gastar lo ingresado y el mayor acopio provisional por el empeoramiento del mercado de trabajo, se tradujo sobre todo en un incremento del efectivo y los depósitos, una partida que aumentó en 3,8 puntos su peso sobre el total. Esto significa que, como viene siendo una constante en todas la crisis, la mayoría de las familias españolas han optado por no invertir ese mayor dinero ahorrado. El peso relativo de las acciones sobre el total de activos en manos de las familias cayó en 5,2 puntos porcentuales, en gran medida por la caída en las cotizaciones.

Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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