Pérdidas bancarias y dividendos
Es injustificable que la gran banca española reparta dividendos tras haber acumulado pérdidas de 5.500 millones en 2020
La semana pasada los bancos españoles comunicaron los resultados obtenidos durante 2020. Globalmente las pérdidas de los seis principales bancos superaron los 5.500 millones de euros. El más importante, el Santander, registró las pérdidas más abultadas de su historia, 8.771 millones de euros. Las razones de estos malos resultados hay que buscarlas en el extraordinario hundimiento sin precedentes de la economía (-11%) y los bajos o negativos tipos de interés, lo que hace prácticamente imposible su negocio tradicional.
Hay un tercer aspecto que se suele esquivar que se refiere a las elevadas sumas que deben dedicar a compensar a cientos de miles de clientes por un descomunal volumen de malas prácticas. Solo en las reclamaciones extrajudiciales por cláusulas suelo han pagado 2.400 millones de euros en los últimos tres años y medio. La factura por las más de 260.000 sentencias condenatorias es de difícil cuantificación. El coste para cada banco de todos sus litigios pendientes debería ser conocido públicamente, mediante un hecho relevante u otros medios, para que los inversores conocieran de verdad el valor real del banco.
A pesar de estos clamorosos malos resultados los bancos repartirán dividendos. Hasta un máximo del 15% de sus beneficios cuando lo normal es el 50%. Los malos resultados se han conocido después de que el BCE acordara fijar este límite.
La decisión del BCE se ha producido después de un profundo debate en el seno del BCE. Había tres posiciones los partidarios de prohibir los beneficios, entre los que figuraba el Banco de España, los partidarios de mantener la libertad absoluta y una tercera posición de permitir una distribución moderada hasta un máximo del 15%, que es la que finalmente se acordó.
Durante todo este proceso los bancos de todos los países han pugnado por evitar que se limitara el reparto de dividendos. Parece ser que al final los bancos de los países más potentes lograron que se acordara un reparto moderado. El reparto de dividendos, aunque sea tan moderado como el 15%, es bastante difícil de aceptar en un país como España en donde los bancos están a la cola del ranking de solvencia de Europa. Unos bancos que el mercado valora en el 40% o en el 20% del valor que tienen apuntado en sus libros.
La situación de los bancos es siempre difícil de averiguar. Hace unos días la CNMC nos volvía recordar lo que nos costó la crisis bancaria en España y Europa hasta 2019.
Estamos en momentos de una crisis terrible en todos los frentes. Millones trabajadores y empresarios sufren tremendos sacrificios para salvar sus empresas y las familias para sobrevivir. La salida de la crisis exigirá salida de mucha solidaridad.
Los bancos van a ser muy importantes para tramitar la distribución de las ingentes ayudas que recibiremos de Europa. Necesitamos bancos solventes, fiables y corresponsables con los desafíos del país. De momento tenemos unas instituciones con la reputación por los suelos. Repartir dividendos en estas condiciones es injustificable. Las razones de que necesitan repartir dividendos para mejorar su capacidad para atraer capital y mejorar su cotización bursátil es una falacia. Es pensar que los inversores son tontos y que no tienen en cuenta el medio y largo plazo.
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