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EE UU permitirá a Boeing volver a operar el 737 MAX

Las acciones de la compañía se disparan en Wall Street tras recibir la autorización de vuelo, tras casi dos años de inmovilización del aparato a consecuencia de dos fatídicos accidentes en 2018 y 2019

María Antonia Sánchez-Vallejo
Aviones Boeing 737 MAX aparcados en Seattle, Washington, en junio.
Aviones Boeing 737 MAX aparcados en Seattle, Washington, en junio.Lindsey Wasson (Reuters)

Después de casi dos años de investigaciones, una crisis de reputación corporativa y el fin del idilio estadounidense con los reguladores globales, la Agencia Federal de Aviación de EEUU (FFA, en sus siglas en inglés) ha devuelto este miércoles la autorización de vuelo al modelo 737 MAX de Boeing, inmovilizado hace 20 meses tras sendos accidentes en Indonesia y Etiopía que costaron la vida a 346 personas. La noticia, que supone un alivio para la compañía en medio de la crisis global de la aviación comercial por el impacto del coronavirus, coincide con la aprobación unánime por parte de una comisión del Senado estadounidense de la reforma de los procedimientos de la FFA. Este martes la Cámara de Representantes se pronunció igualmente a favor de un mayor escrutinio en la certificación de los aparatos por parte de la agencia.

Media hora después del inicio de las operaciones en la Bolsa de Nueva York, en la sesión de este miércoles, las acciones de Boeing subían un 3,82% y lideraban con claridad las ganancias entre los treinta valores del Dow Jones de Industriales.

La FAA, acusada en el pasado de dar un trato preferente a Boeing, detallará las actualizaciones de software y los cambios en la formación de los pilotos que la compañía deberá acometer para poder reanudar los vuelos comerciales con esta aeronave, tras el parón más prolongado en la historia de la aviación comercial. Pero el mensaje sobre la seguridad del aparato, una vez implementadas las mejoras, no parece dejar lugar a dudas. “Me siento seguro al cien por cien si mi familia vuela en uno de ellos”, ha dicho Stephen Dickson, jefe de la FAA y antiguo piloto de Delta Airlines. Dickson realizó en septiembre un vuelo de prueba con la aeronave.

Los accidentes casi consecutivos del 737 MAX en Indonesia y Etiopía, en 2018 y 2019, desencadenaron una tormenta de investigaciones sobre fallos de ingeniería, mala gestión empresarial y falta de supervisión federal. El escrutinio se centró en el funcionamiento del software denominado MCAS (siglas en inglés), el sistema de prevención de pérdida de control del vuelo que en los accidentes de 2018 y 2019 inclinó el morro del avión hacia abajo mientras los pilotos luchaban por mantener el rumbo, lo que se cree pudo desencadenar directamente los siniestros.

Durante este periodo en tierra, Boeing ha perdido unos 20.000 millones de dólares (más de 16.800 millones de euros, incluidas las indemnizaciones por las víctimas), además de un millar de encargos y una reducción de plantilla de casi el 19% solo este año, al margen de verse obligado a renovar su ejecutiva. A mayor escala, el caso ha cuestionado el liderazgo de la aviación mundial por parte de EE UU, máxime cuando un informe de la Cámara de Representantes publicado en septiembre constató que “Boeing falló en el diseño y desarrollo del 737 MAX, y la FAA, en la supervisión de la aerolínea y la certificación del avión”. Durante décadas todos los países asumían directamente los dictámenes de la FAA.

No está previsto que el aparato, un modelo muy rentable para vuelos de corto alcance, actualización del clásico jet de Boeing y rival del europeo Airbus A320, vuelva a estar en el aire hasta finales de diciembre. La compañía American Airlines prevé reanudar sus vuelos con el 737 MAX el 29 de diciembre, mientras Southwest Airlines, que dispone de la mayor flota mundial de aparatos de este modelo, amplía el plazo al segundo trimestre.

Los familiares de las víctimas mortales de ambos siniestros han acogido con escepticismo la noticia. “La aviación comercial no debería ser un proceso de prueba-error; debe garantizar sobre todo la seguridad”, ha declarado este martes en conferencia de prensa Naoise Ryan, cuyo marido, de 39 años, murió al estrellarse el vuelo 302 de Ethiopian Airlines. “Si la seguridad no se prioriza, estas compañías no deberían estar en el negocio. Estamos sufriendo y es muy probable que sigamos sufriendo durante mucho tiempo, si no es para el resto de nuestras vidas”. El jefe ejecutivo de Boeing ha prometido en una carta a los empleados de la firma “no olvidar jamás” a las víctimas. “Honraremos su memoria teniendo muy presentes las lecciones que se derivan de este capítulo de nuestra historia, para garantizar que accidentes como estos no vuelven a suceder jamás”.

La reevaluación de la seguridad del 737 MAX no se limita a Boeing ni a la FAA. Los principales reguladores de Europa, Brasil y China también deberán pronunciarse al respecto hacia sus aerolíneas tras realizar revisiones independientes, lo que demuestra cómo los dos accidentes del 737 MAX de Boeing han puesto patas arriba el sistema global de seguridad aérea.

Con los nuevos cambios, Boeing tendrá una sala de monitorización activa las 24 horas del día para analizar todos los vuelos del 737 MAX y detectar problemas que pueda afectar al regreso del avión, desde el tren de aterrizaje atascado hasta emergencias de salud, según declararon tres expertos a la agencia Reuters.

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