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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El BCE, un pilar estructural

Una crisis tan profunda y prolongada como la del coronavirus inevitablemente tendrá impacto sobre la solvencia del sistema bancario europeo

Un grupo de personas camina frente a la antigua sede del BCE, en Fráncfort (Alemania), en octubre.
Un grupo de personas camina frente a la antigua sede del BCE, en Fráncfort (Alemania), en octubre.YANN SCHREIBER (AFP)
José Carlos Díez

En marzo, cuando los europeos descubrimos que la pandemia era global, las Bolsas mundiales se hundieron y las primas de riesgo aumentaron con fuerza. El BCE reaccionó rápido y con contundencia y evitó otra crisis financiera como la de 2008. En junio, cuando los Estados tenían que acometer la mayor emisión de deuda pública de la historia y la munición se agotaba, anunciaron con diligencia que ampliaban su programa de compras.

Este jueves, cuando la prórroga llegaba a su fin, anunciaron una nueva prórroga en su consejo de diciembre, seguramente para todo 2021. Nadie en los mercados tenía la mínima duda que se prorrogaría, pero el rebrote y la mayoría de los países anunciando nuevas medidas de confinamiento hicieron más sencilla la decisión de la autoridad monetaria.

En su comunicado, el banco advertía que la economía se ha frenado en seco y si el confinamiento se prolonga en el tiempo el riesgo es una recaída del PIB y del empleo. Mientras en Asia tienen al virus bajo control y las empresas hacen negocios, en Europa nada es normal en la nueva normalidad. Desde la crisis del año 2000 se habla en Europa de lo alejados que estamos de EE UU y Asia en innovación. En esta crisis ha quedado de manifiesto que los asiáticos son Estados y sociedades mejor organizados y eficientes en resolución de crisis. Japón es el ejemplo de la profecía de Keynes de que con la trampa de la liquidez los tipos al 0% son inefectivos. El ahorro y los depósitos de los alemanes en los bancos siguen aumentando. Europa es hoy keynesiana y ha anunciado un plan de estímulo fiscal sin precedentes. El plan es suficiente, aunque como todo en Europa es desesperantemente lento en su aprobación y veremos en su ejecución.

Una crisis tan profunda y prolongada inevitablemente tendrá impacto sobre la solvencia del sistema bancario europeo. El BCE habla abiertamente de crear un banco malo europeo que supondría el nacimiento de la unión bancaria. La mayor amenaza en esta ocasión es la crisis empresarial. En marzo se tomaron medidas de liquidez para las empresas europeas, hoy son necesarias medidas para reforzar su solvencia. Millones de empresas han agotado su liquidez y necesitan recapitalizarse y reestructurar sus deudas para sobrevivir. Y esa reestructuración supondría pérdidas para el sistema bancario. Un banco malo aliviaría el impacto sobre el empleo y la pobreza. Pero la complejidad de aprobarlo en los parlamentos nacionales será titánica.

La mejor política en Europa sería emular a los asiáticos, controlar el virus y recuperar la normalidad. Para ello hay que ser mucho más contundentes y ágiles en la identificación masiva con test. Luego es necesario usar la tecnología de geolocalización para tener trazabilidad y después confinar selectivamente a los infectados, para proteger a nuestros mayores a los que tanto debemos, y a los que este maldito virus amenaza de muerte. Sería conveniente el liderazgo de la Comisión, pero la comisaria de Salud es el fantasma de la ópera. Veremos.

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