El momento de repensar el modelo económico
El Nobel de la Paz, Edward Rubin, cree que el virus puede desviar la atención en la lucha contra el cambio climático
Edward Rubin, Premio Nobel de la Paz 2007, tiene más preguntas que respuestas sobre el cambio climático: “¿Las consecuencias pueden ir a peor? Si es así, ¿a qué velocidad se agravarán? Y, ¿qué podemos hacer para evitarlo en un futuro?”. Lo único que tiene claro es que durante el confinamiento mundial, provocado por la expansión de la pandemia, el ser humano se ha visto frente al espejo y se ha dado cuenta de que hay otra forma de producir y consumir, con menos gases contaminantes y con más energías verdes. “Mucha gente está reflexionando sobre este tema y, en ese sentido, puede ser una llamada de atención para pararnos a pensar en cómo reestructurar muchas de nuestras actividades económicas”, dijo el catedrático de la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh, EE UU).
Tan solo en los primeros seis meses del año, mientras el mundo se cerraba a cal y canto, las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) se redujeron a la mitad de las que hubo en los mismos días de 2019, según el proyecto Carbon Monitor. “La covid-19 ha tenido un impacto en las emisiones de gas de efecto invernadero, pero no es así como queremos reducirlas”, expuso Rubin durante su participación en el ciclo de encuentros digitales El futuro, nuestra mejor inversión, organizado por EL PAÍS, Cinco Días y BBVA, celebrado el pasado martes. La salida a la crisis medioambiental, según el experto en la materia, es apostar con ahínco por las fuentes de energía renovables y por un cambio de consumo energético. “Esa es la solución. Tenemos la tecnología necesaria para conseguirlo. Podríamos utilizar combustibles que contengan menos carbono que los que empleamos ahora”, aseguró.
Pero cambiar las tornas no es una tarea sencilla. Por un lado, la discusión sobre el daño al medio ambiente se ha transformado en un asunto político. “Básicamente dependemos de que más Gobiernos se preocupen por el impacto del cambio climático para que por fin decidamos entrar en acción”, dijo. Por otro lado, los niveles de gases contaminantes crecen a gran velocidad. “La concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera está en su nivel récord en los últimos 800.000 años... Vamos por mal camino”, afirmó Rubin, quien forma parte de diversos comités de asesoramiento de organismos gubernamentales y fue autor principal y coordinador del informe especial de 2005 sobre captura y almacenamiento de dióxido de carbono publicado por el Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), uno de los receptores del premio Nobel de la Paz de 2007.
Desastres naturales
El experto recalcó que el avance de la pandemia también puede dar marcha atrás a los avances sobre el cambio climático. “Si la crisis sanitaria empeora y la gente enferma más en lugar de mejorar, lo que se hará es darles los recursos que necesiten”. Esto provocará cierto descuido en los planes de reducción de emisiones de CO₂, advirtió. “Espero que hayamos aprendido a mirar al futuro de manera más sabia en estos últimos meses”. Pero mientras el mundo está en vilo por la covid-19, muchas zonas han entrado en convulsión. “Los huracanes, las inundaciones y los incendios provocados por las sequías, cada vez son más graves y más frecuentes”, subraya Rubin.
La temperatura media del planeta ha aumentado aproximadamente un grado centígrado si la comparamos con la de hace 150 años, explicó el Premio Nobel. El pronóstico revela que continuará ascendiendo si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero. “Está claro que el clima está cambiando”, dijo Rubin, quien lanza un último órdago. “¿Qué pasaría si no hacemos nada?... Sería de tontos no actuar”.
Las inversiones sostenibles o responsables (aquellas que se hacen bajo criterios medioambientales y sociales) son fundamentales para detener el aumento de las emisiones de CO₂, aseguró Rubin. Aquellas organizaciones que promueven este tipo de gestión de recursos tienen que apostar no solo por el desarrollo de proyectos renovables, también deben incentivar aquellos que contribuyan a disminuir la demanda de energía, subrayó el Premio Nobel. “Hay que tomar acciones que de manera notable reduzcan el consumo energético”, destacó. “Porque la energía más limpia es aquella que no se usa”.
Recursos
Para Belén García-Moya, directora de Asesoramiento y Altos Patrimonios de Banca Privada de BBVA, no solo la lucha contra el cambio climático ha avivado las inversiones responsables, sino también la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). “Ello supondrá una transformación de todo el marco económico, medioambiental y social de enorme trascendencia. Para conseguirlo se necesitarán ingentes cantidades de inversión y financiación, tanto pública como privada”, resaltó durante su participación en el evento.
Hoy, la inversión sostenible ha dejado de ser un nicho de mercado para convertirse en una corriente, afirmó Ana Claver, country manager de Robeco España, una gestora de fondos. “Con ella se pretende proteger los activos económicos, sociales y medioambientales”, abundó la especialista durante su intervención. Tal ha sido su éxito que el mundo atraviesa por un boom, aseguró García-Moya. “Dos quintas partes de los activos mundiales ya tienen referencia a criterios sostenibles”, resaltó la experta del BBVA. De acuerdo con el informe Global Sustainable Investment, en el planeta hay 30,7 billones de dólares invertidos bajo criterios sostenibles. Un 45% de esos recursos proceden de Europa y el 39% de EE UU. El resto tiene su origen en Japón, Canadá, Nueva Zelanda, entre otros.
“La inversión sostenible es una opción realmente rentable”, destacó García-Moya. La especialista indicó que aquellas compañías que se queden al margen de esos criterios de sostenibilidad tendrán más probabilidades de sufrir riesgo reputacional, problemas financieros y sanciones. “En definitiva, se quedarán fuera del interés del inversor”. Apostar por la sostenibilidad, dijo Claver, es la única manera para corregir los fallos que ha dejado el sistema capitalista, volcado en la obtención solo de un beneficio financiero.
El futuro, nuestra mejor inversión es un espacio de análisis al que han sido convocadas diversas personalidades relacionadas con el mundo de la inversión sostenible, los cambios demográficos y sociales, las tendencias de consumo y estilo de vida, las transformaciones tecnológicas y las inversiones en salud.
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