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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una recuperación desigual para las empresas

Las actividades más dependientes de la demanda externa, del consumo social o del turismo extranjero han experimentado una mayor contracción

La calle Hannover, en Mahón (Menorca), llena de comercios y muy transitada por turistas.
La calle Hannover, en Mahón (Menorca), llena de comercios y muy transitada por turistas.Europa Press

Tras una caída acumulada del PIB en los dos primeros trimestres de 2020 del 22,7% respecto al cuarto de 2019, los datos más recientes indican que el PIB del tercer trimestre estaría creciendo un 13,5% respecto al segundo. En la tercera semana de agosto, el gasto con tarjetas de crédito creció un 4,6% respecto al mismo periodo de 2020. Las previsiones de la afiliación media a la Seguridad Social indican que la recuperación ha continuado en agosto y que su caída en términos interanuales se habría moderado hasta el 2,7% frente al 4,6% de mayo. Y el número de trabajadores en ERTE habría disminuido hasta 700.000 desde los 3,4 millones de principios de mayo.

Si se cumplen las previsiones actuales la brecha de producción respecto al nivel del PIB anterior a la crisis todavía será de un 12,3% al final del trimestre en curso. A pesar de las potentes medidas del BCE, la UE, el Gobierno y las Administraciones públicas españolas, o del impulso crediticio del sistema bancario, que han evitado escenarios mucho más adversos, serán necesarios varios trimestres de crecimiento para alcanzar la actividad de finales de 2019. La recuperación es más lenta y gradual que el rápido desplome de la producción, y también es desigual entre sectores y empresas.

El confinamiento, la desescalada y los rebrotes afectan de manera muy dispar a las empresas. Algunas actividades se han recuperado plenamente y han salido beneficiadas por los cambios en los patrones de consumo o por las medidas de seguridad. La covid-19 ha acelerado el proceso de digitalización de la economía, el teletrabajo o la venta online. Por el contrario, las actividades más dependientes de la demanda externa, del consumo social o del turismo extranjero (en julio casi un 80% por debajo respecto al mismo mes de 2019) han experimentado una mayor contracción. Incluso dentro de un mismo sector, estas tendencias han afectado de manera desigual a las empresas dependiendo de su tamaño, sus recursos financieros, su nivel de endeudamiento, su resiliencia o de la capacidad de gestión de gestores y trabajadores.

La recuperación continuará durante los próximos trimestres, aunque su intensidad vendrá determinada por varios factores. Primero, por el control de los contagios para evitar nuevas restricciones a la movilidad o confinamientos hasta que se disponga de vacunas y tratamientos eficaces. Segundo, por la colaboración y consensos para adoptar medidas que aceleren la recuperación. Tercero, por la capacidad de aprovechar al máximo las ayudas europeas que España recibirá en los próximos tres años del plan Next Generation EU. Combinadas con las reformas adecuadas, España puede modernizar su sistema productivo, generalizar los casos de éxito ya existentes de muchas empresas y corregir algunas de sus debilidades estructurales, como la elevada tasa de paro y el escaso crecimiento de la productividad.

Rafael Doménech es responsable de Análisis Económico del BBVA Research y catedrático en la Universidad de Valencia.

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