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“No todo el mundo lleva mascarilla en el metro”

Los maquinistas ven cómo se recupera la actividad de un servicio esencial preocupados por su salud: un 20% de la plantilla, de 7.000 personas, se ha contagiado de covid-19 y esta semana ha habido un nuevo positivo de un conductor

Pablo León
David Arteaga, maquinista de metro, en la estacion de El Casar, en Getafe.
David Arteaga, maquinista de metro, en la estacion de El Casar, en Getafe.Samuel Sanchez

La Gran Reclusión no ha parado al transporte público aunque ha habido días en los que la demanda de buses y metros ha reflejado caídas del 90%. Los conductores han estado ahí. “Somos un servicio público esencial”, cuenta David Arteaga (Madrid, 37 años), maquinista en Metro de Madrid desde hace más de tres lustros: “Si paramos nosotros, no se mueve nada en la ciudad”. “Pero he estado mal”, agrega, “hay mañanas que me he ido casi llorando a currar”.

Como en la superficie, con el avance del virus el miedo se extendió en el suburbano madrileño, donde trabajan más de 7.000 personas. Ahora mismo, hay dos centenares de trabajadores contagiados; cuatro han fallecido. “Y dos eran maquinistas”, recuerda Arteaga. Además, esta semana un maquinista en activo ha dado positivo por coronavirus. “Había estado de baja por contagio y regresó al trabajo. Tras varios días junto a sus compañeros, es positivo de nuevo”, denuncia el Sindicato de Maquinistas. “Falta un protocolo de la empresa para hacer seguimiento de los trabajadores que han estado de baja por contacto directo al virus", continúan los representantes laborales. “Pertenecemos, como el personal de estación, a un colectivo muy expuesto”, incide Arteaga. “Trabajamos en una pequeña cabina, por la que pasan varias personas al día. Además, a lo largo de la jornada, salimos varias veces y tenemos que cruzar el andén. Si hay muchos viajeros, es casi imposible mantener la distancia social”, explica.

El impacto de la pandemia alteró por completo la manera de trabajar de Metro. Por un lado, el personal enfermo; por otro, la caída de viajeros y la disminución de horas de servicio. Esos cambios alteraron la organización de la empresa pública, dependiente de la Comunidad de Madrid. “Se generó confusión y la empresa no lo atajó”, lamentan los sindicalistas. También han denunciado que Metro ha gestionado “de manera irresponsable” la crisis sanitaria. Entre los fallos destacan la cantidad y calidad de los equipos de protección, como mascarillas o guantes; la escasez de test realizados a la plantilla; la mala organización de turnos; o el anuncio de ingresar 10 euros al mes a los trabajadores para adquirir material desinfectante.

“Yo me he estado llevando un líquido para desinfectar la cabina antes de empezar el turno”, cuenta Arteaga. El bote de desinfectante no es la única nueva costumbre que ha adquirido el maquinista. También lo son ahora ventilar cotidianamente la cabina en la que trabaja o, al volver a casa, dejar las botas en la entrada. “En mi familia hemos estado muy estresados, sobre todo al principio: mi mujer preocupada; los niños tensos; y yo, nervioso y con mucho miedo”, explica.

Las estaciones desiertas, los pasillos fantasmales y los vagones solitarios han empezado a tener “algo de vida”. “Ya se ve más gente, más movimiento”, afirma el maquinista. “Casi todo el mundo lleva mascarilla, pero no todos”, avisa. ¿Hay hora punta? “Sí, pero ha cambiado: antes era de 7 a 9. Ahora, se concentra más a primera hora, entre las 6.30 y las 7.30. No van los trenes atestados, pero se nota el aumento de viajeros”. Desde la semana pasada, cuando arrancó la obligatoriedad de ir con mascarilla en el transporte público, la empresa distribuye diariamente 1.500 entre sus trabajadores. Son quirúrgicas lo que provocó más quejas de los sindicatos que reclaman “más protección”. Además, Metro ha instalado vinilos para fomentar la distancia de seguridad, pero por el momento no en todos los andenes y vestíbulos.

“Las cosas están más tranquilas porque todos estamos más adaptados”, resume el maquinista. El momento más duro de la crisis sanitaria ha pasado. “Pero no nos podemos confiar”, prosigue el conductor que recuerda a sus numerosos compañeros afectados. Actualmente, más de 1.300 trabajadores de Metro están de baja, casi el 20% de la plantilla, según los datos de CC OO. Un problema en la Fase I de la desescalada, cuando el servicio vuelva a prestarse al 100%: los sindicatos auguran problemas con "una plantilla tan escasa debido a las bajas por coronavirus”.

Desde la semana pasada, Metro ofrece a sus trabajadores la realización voluntaria de test serológicos para determinar la presencia de anticuerpos de covid-19. Una buena noticia para CC OO que había acusado a la empresa pública de “esquivar” la realización de pruebas a sus empleados mientras que otras empresas del ramo -como Metro de Barcelona o la Empresa Municipal de Transporte de Madrid, que gestiona los autobuses urbanos- fomentaban su realización. “Han dado bandazos”, resumen desde el sindicato. "Yo me la voy a hacer”, dice Arteaga, "saber si he pasado la enfermedad es bueno tanto para mi familia como para cualquier persona con la que pueda tener contacto”.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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