Nissan cerrará la planta de Barcelona, según Nikkei
El plan estratégico contempla reducir un 20% de su capacidad en 2023 y clausurar un centro productivo
El pesimismo cada vez va a más entre los 3.200 empleados de los diferentes centros de producción que la multinacional japonesa Nissan tiene en Cataluña. Al desconcierto por la falta de información sobre su futuro laboral se sumó este jueves una información del diario nipón Nikkei, que indicaba que el grupo prevé cerrar la planta ubicada en el polígono de la Zona Franca, una información matizada por dos fuentes consultadas por Reuters que precisaban que la decisión no está todavía tomada.
“No comentamos rumores ni especulaciones”, afirmó un portavoz de Nissan en España. El mensaje oficial de la multinacional es que las decisiones se comunicarán el próximo 28 de mayo, cuando el grupo tiene intención de presentar su plan de viabilidad para reencauzar su actual situación: la crisis interna desde la detención de su expresidente Carlos Ghosn se ha agravado con la pandemia del coronavirus y prevé que el pasado ejercicio, que incluye hasta marzo de 2020, arroje unas pérdidas de 800 millones de euros.
De ahí que estime reducir su producción un 20% hasta 2023 y sus costes fijos en unos 2.600 millones de euros anuales, según la información del rotativo japonés. Los planes de Nissan están vinculados a los de sus socios de alianza, Renault y Mitsubishi, con un reparto de mercados por países. La compañía nipona se replegaría en Europa, que dejaría a Renault, para centrarse en Japón, China y Estados Unidos, donde concentra el 70% del negocio.
El planteamiento sería que la producción de 50.000 vehículos en Cataluña fuera trasladada a plantas francesas, que en los últimos años ya han absorbido modelos que habían estado en Barcelona, como la furgoneta NV200 de combustión. Con una carga de trabajo inferior al 30% —basada en la NV200 eléctrica y rancheras para Nissan, Renault y Mercedes—, el desmantelamiento de Barcelona sería mucho más sencillo que el de la planta de Nissan en Reino Unido, donde se producen dos modelos con buena acogida en Europa, el Juke y el Qashqai.
Sin noticias en un año
La desconfianza de la plantilla con la dirección de Nissan en España es creciente. Hace un año asumieron un recorte de 600 trabajadores a cambio de una inversión que pudiera preparar a la fábrica para asumir nuevos encargos desde Japón. Pero no ha habido ninguna buena noticia desde entonces. Cuando conocieron las intenciones de la dirección de reanudar la actividad de la planta de la Zona Franca el 4 de mayo para solo producir vehículos de Mercedes —este mayo se tenían que entregar las últimas unidades comprometidas con la marca alemana—, temieron lo peor y plantearon paralizar las líneas de producción. Lo están haciendo a través de una huelga indefinida del centenar de trabajadores del centro de Montcada i Reixac, vital en el suministro de piezas para las instalaciones de Barcelona.
“Nos lo figurábamos, pero igualmente es doloroso leerlo”, afirmaba ayer Miguel Ángel Boiza, representante de CC OO en el comité de empresa. El comité animó ayer a “no hacerse eco” de las noticias sobre posibles cierres, ante el temor de que acabe desactivando la huelga que mantienen convocada. Javier Hernández, de UGT, defendió que la información no era oficial, aunque no escondía su pesimismo sobre el futuro. La consejera de Empresa de la Generalitat, Àngels Chacón, reclamó “lealtad y claridad” a la compañía y aseguró que el Gobierno catalán no tira la toalla.
La Generalitat ha acompañado al Ministerio de Industria en la búsqueda de una solución para la crisis de Nissan, que supondría uno de los mayores cierres fabriles en Cataluña de los últimos años. Y también uno de los más representativos por ser de la industria de la automoción, ahora que justamente el sector reclama al Gobierno ayudas para sacarlo a flote ante la crisis provocada por el coronavirus.
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