Del Mede al fondo de recuperación: las propuestas de los cinco grandes del Eurogrupo
Alemania y Holanda ofrecen el fondo de rescate, que Italia rechaza, mientras Francia y España proponen un nuevo instrumento para financiar la recuperación tras la crisis sanitaria
Todo el mundo mira hacia ellas. Son capaces de impulsar o ahogar un debate, forjar mayorías, tender puentes o, como ocurrió en la noche del martes, hacer descarrilar una negociación. Las cinco grandes economías del Eurogrupo —el 80% del PIB de la zona euro— defienden visiones dispares, cuando no contradictorias, de la unión monetaria. Sin un instrumento presupuestario para el euro, el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, afronta la compleja tarea de coordinar una política fiscal que concilie los intereses de Alemania, Francia, Italia, España y los Países Bajos. Sus propuestas, líneas rojas y ataduras explican la dificultad de tejer acuerdos.
Alemania. El Gobierno de Angela Merkel quiere lanzar una señal a los mercados que no dé lugar a la ambigüedad relanzando el fondo de rescate europeo (Mede) como una “red de seguridad” para los países con finanzas públicas amenazadas por la crisis, según el documento preparado para el Eurogrupo. La solución era vista con muchos recelos por Italia, que teme verse empujada a un rescate blando al abrir la puerta a un programa del BCE. Pero Berlín está dispuesta a “evitar tanto como sea posible” una condicionalidad en el acceso a las líneas de crédito. Sí exige que esos recursos se dirijan por completo a luchar contra la pandemia y sus consecuencias. Berlín también es partidaria de movilizar recursos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), sobre todo para pymes, y de un fondo de desempleo comunitario. Alemania, en cambio, rechaza por completo los eurobonos y apuesta por un plan de recuperación dentro del Presupuesto de la UE.
Francia. El presidente Emmanuel Macron aboga por actuar en dos etapas. A corto plazo, su propuesta es casi idéntica a la de Centeno: préstamos del Mede para países en apuros, créditos del BEI para empresas y ayudas para favorecer las suspensiones temporales de empleo y evitar los despidos. Pero añade un cuarto punto: París considera que la pandemia exige solidaridad y coordinar medidas de estímulo para restablecer la actividad cuando acabe la crisis. Para ello, propone un “fondo para la recuperación” gestionado por la Comisión y encargado de financiar programas estratégicos industriales, tecnológicos o medioambientales. “Esto es para lo que servirá este fondo: para un renacimiento europeo para seguir al nivel de las grandes potencias del planeta”, según el ministro Bruno Le Maire. Ese fondo tiene la virtud de dejar aparcado el incómodo debate de los eurobonos y permite que Berlín entre en el debate.
Italia. Se opone a que la solución pivote en el fondo de rescate europeo (Mede) por el estigma que supone para el país que lo pide. El Mede genera un amplio rechazo en la opinión pública italiana —y en el M5S—, hasta el punto de que Roma impidió en diciembre cerrar la reforma del fondo de rescate. Fuentes diplomáticas aseguran que, en caso de que finalmente acepte ese instrumento, no puede aceptar ningún programa de rescate asociado a las líneas de crédito. En cambio, Italia sigue abogando por los eurobonos para compartir los costes de la pandemia.
España. Pedro Sánchez acepta el paquete a corto plazo que proponen Francia y Alemania, siempre que el acceso a las líneas de crédito del Mede no impliquen ajustes y reformas. Sin embargo, su gran apuesta es un Plan Marshall. España, junto a otros nueve países, envió una carta a Charles Michel para reclamar los eurobonos. En las dos últimas semanas, su posición ha ido decantándose hacia la creación de un fondo para la recuperación, como propugna Francia. Economía propuso en documento interno un vehículo que podría endeudarse con el Presupuesto de la UE y que fijaría un sistema de transferencias.
Países Bajos. Mark Rutte sigue representando la posición más dura, pese a que ha asumido medidas hace unos meses impensables, como la relajación de las reglas fiscales y de ayudas de Estado. Los Países Bajos aceptan también un esquema de protección del empleo como el propuesto por la Comisión Europea, aunque piden que se acote en el tiempo. En cambio, no ceden en dos aspectos. Primero, opinan que el acceso a los créditos del Mede debe tener una condicionalidad más blanda, pero que no pueden estar exentos de obligaciones. Por ello, proponen que se desembolse el dinero de manera rápida pero posteriormente se impongan ajustes o reformas. Y segundo, se oponen a los eurobonos. En cambio, abogan por un fondo con donaciones para los países más afectados por la pandemia dotado con entre 10.000 y 20.000 millones de euros.
¿Qué discute el Eurogrupo?
Varias cuestiones quedan pendientes para que el Eurogrupo logre, por fin, un acuerdo. Estos son los puntos sobre los que los ministros de Finanzas volverán a debatir este jueves.
Mede. La propuesta de Mário Centeno pasa por que los países puedan acceder a líneas de préstamos del Mede (240.000 millones) por una cantidad máxima equivalente al 2% de su PIB para hacer frente a la pandemia.
BEI. Los países discuten movilizar 200.000 millones de liquidez a las empresas.
SURE. Así se ha bautizado al instrumento para evitar despidos masivos y financiar esquemas de suspensión temporal (como los ERTE) dotado con 100.000 millones.
Fondo de reconstrucción. Los ministros planean dejar a los líderes la creación de un fondo para la recuperación que pueda financiarse en los mercados de forma temporal.
Fondo de solidaridad. Se trata de la propuesta de los Países Bajos para recaudar donaciones para los países que han sido más afectados por la pandemia. No está claro que prospere, pero se podría juntar con la última iniciativa de la Comisión para apurar los fondos estructurales en esta crisis.
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