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Cielos azules para un planeta verde

Mantener el cielo azul y la tierra verde es el reto de las políticas medioambientales de Aena. Sus ambiciosos objetivos pasan por alcanzar la huella de carbono cero en 2050, minimizar los efectos del ruido y proteger la biodiversidad con una gestión responsable del agua

El mundo verde, azul y ocre que rodea a las ciudades, el que se contempla desde la ventanilla del avión, ha servido de inspiración para la principal aportación corporativa de Aena: el medio ambiente. El sector de la aviación, que se reunió en septiembre en Nueva York para concretar su acción en torno a la Agenda 2030 de Naciones Unidas —y lo volverá a hacer en Madrid en la próxima conferencia de la ONU sobre el cambio climático—, comparte una visión similar. Al menos los que, como Aena, participaron en la resolución histórica de ACI Europe, donde más de 200 aeropuertos se comprometieron a alcanzar cero emisiones de carbono en 2050.

La empresa, perteneciente al IBEX 35 y adscrita al Ministerio de Fomento, ha integrado los objetivos de Naciones Unidas en sus memorias de responsabilidad corporativa y sostenibilidad, muy particularmente los que guardan relación con la Acción por el Clima, el objetivo número 13 de Desarrollo Sostenible de la ONU. En ese contexto, el consumo en electricidad es uno de los principales asuntos a resolver. Desde la compañía señalan que “los aeropuertos constituyen grandes superficies por las que pasan millones de pasajeros cada año, lo que equivale en el caso de Aena a más de cinco veces la población de España, de manera que las emisiones producidas por el consumo de energía eléctrica de sus instalaciones suponen aproximadamente el 80% de las relacionadas con la operativa de los aeropuertos”.

El gestor de aeropuertos invertirá 250 millones de euros hasta 2026 en un plan de sostenibilidad energética.

Así, en coalición con los objetivos energéticos de la Agenda, fijados en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 7, Aena está desarrollando un plan fotovoltaico que permitirá la generación del 70% de energía en autoconsumo para la red a partir de 2026. Este porcentaje es “equivalente al consumo de unos 190.000 hogares durante todo un año, lo que supone evitar la emisión de 167.000 toneladas de CO2 a la atmósfera al año”, calculan desde la gestora aeroportuaria. Además del autoabastecimiento, la propuesta energética incorpora la compra del 100% de energía de origen renovable en 2020 y la neutralidad en emisiones de carbono en sus dos principales aeropuertos, Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Josep Tarradellas Barcelona-El Prat en base al nivel 3+ del programa Airport Carbon Accreditation de ACI Europa en 2030.

“Este plan fotovoltaico —aseguran en la compañía— situará a Aena como líder entre los aeropuertos a nivel mundial por producción de energía renovable en autoconsumo (650 GWh/año). La inversión hasta 2026 se estima en aproximadamente 250 millones de euros, de manera que la eficiencia económica que se obtenga repercutirá positivamente en las compañías aéreas a través de las tasas aeroportuarias, incrementando la competitividad del transporte aéreo, apoyando el crecimiento de la economía y proporcionando la necesaria conectividad a las empresas y a los ciudadanos en el futuro”.

Otro de los grandes retos para Aena es la gestión del ruido, que forma parte del objetivo medioambiental referido a la sostenibilidad de las ciudades (ODS 11). La compañía avanza cada año en el control y gestión del ruido con la implantación de Sistemas de Monitorado de Ruido y Mapas Interactivos de Ruido en más aeropuertos. Este programa se traducirá antes de 2021 en una insonorización que alcanzará a 29.000 viviendas y edificaciones de usos sensibles incluidas en los Planes de Aislamiento Acústico, de forma que se garantice el cumplimiento de los objetivos de calidad acústica aplicables al espacio interior. Entre las actuaciones relacionadas con el propósito de mejorar la calidad de vida en las ciudades marcado por Naciones Unidas, también figuran el fomento de la intermodalidad, el impulso de acciones destinadas a lograr una movilidad más sostenible, el control de la calidad del aire en los principales aeropuertos y el diseño de acciones vinculadas con la reducción y valorización de residuos.

Aena desarrolla un plan fotovoltaico que evitará la emisión de 167.000 toneladas de COal año. 

Además de incidir sobre el cambio climático y el ruido, Aena explora otros caminos de protección ambiental, como la gestión sostenible del agua (ODS 6), con numerosas actuaciones para minimizar los consumos, como el control automático de fugas, el uso de aguas regeneradas y el cálculo de la huella hídrica. También la gestión responsable de los espacios naturales para frenar la pérdida de biodiversidad (ODS 15) ocupa las políticas de responsabilidad de la compañía. Uno de los objetivos del gestor aeroportuario es asegurar el respeto a los espacios naturales protegidos y a las especies amenazadas presentes en las proximidades de las áreas aeroportuarias, compatibilizando la conservación del patrimonio natural con la operatividad aeroportuaria y con la funcionalidad y desarrollo de las infraestructuras, así como vigilar y controlar el tráfico ilegal de especies.

“Todo ello —explican fuentes de Aena— constituye un claro ejemplo del posicionamiento de la empresa en las políticas de sostenibilidad a nivel mundial, asumiendo el compromiso con los ODS desde los cargos más altos de la compañía hasta el último eslabón de la escala laboral, con el compromiso de alcanzar una convivencia sostenible en el entorno donde se asientan sus infraestructuras”.

La melodía de la inclusión

El Plan Estratégico de Aena destaca el objetivo social de adaptar los servicios de los aeropuertos a las personas con necesidades especiales. Los aeropuertos Málaga-Costa del Sol y César Manrique-Lanzarote han sido pioneros, con sendos programas destinados a crear un entorno más favorable para las personas con trastorno del espectro autista (TEA), prestando asistencia a estos pasajeros y creando protocolos de actuación. Otra de las propuestas que plantea el Plan Estratégico es despertar la curiosidad y percepción del mundo de la cultura a través de la música, al tiempo que se muestra un modelo de gestión basado en la convivencia de la actividad aeroportuaria en armonía con su compromiso con la sociedad y su entorno.

En este marco, el proyecto Aena con la música engloba una estrategia de mecenazgo y colaboración que –avalada por la experiencia y calidad de instituciones de prestigio– apoya la formación y el talento musical de jóvenes artistas y colectivos en riesgo de exclusión, a la vez que ayuda a acercar la música a las personas que visitan los aeropuertos.

Así, aeropuertos como Adolfo Suárez Madrid-Barajas o Josep Tarradellas Barcelona-El Prat han sido escenario de numerosas muestras musicales realizadas en colaboración con fundaciones como Teatro Real, Gran Teatre de Liceu, Taller de Musics o la Asociación María Canals.

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