Rigor fiscal, flexibilidad laboral, pensiones, digitalización... y todo ello con consenso político
Los expertos coinciden en que España es vulnerable y reclaman a los partidos políticos acuerdos para aplicar reformas estructurales
Consolidación fiscal, atajar la problemática del envejecimiento de la población, flexibilizar aún más el mercado laboral y potenciar la digitalización de las empresas y administraciones públicas son reformas imprescindibles que necesita la economía española para lograr un crecimiento sostenido y resistir a un contexto internacional revuelto e incierto como el actual. Para ello es fundamental que las formaciones políticas alcancen consensos y acuerdos de cara al futuro, no solo en esta legislatura que acaba de comenzar. Los cinco expertos económicos reunidos en el Foro Futuro Observatorio de Tendencias Económicas, organizado por CincoDías y en colaboración con Banco Santander, coinciden en este diagnóstico sobre la economía española y sus necesidades. Un consenso entre ellos que ven necesario trasladar a la clase política.
Intentar equilibrar las cuentas públicas es esencial la sostenibilidad económica. Los expertos recuerdan que tener un déficit elevado precisa de financiación en los mercados y ésta puede salir cada vez más cara, dado que los tipos de interés no van a bajar más ni van a permanecer siempre como ahora. Así, Concepción Sanz, economista del Servicio de Estudios del Banco Santander, alerta que si la financiación de la deuda pública se encarece, "se filtra a la financiación del sector privado".
El elevado endeudamiento de la economía, y más en concreto de las familias, llevó la pasada semana al Banco de España a alertar sobre ello. Óscar Arce, su director general de Economía y Estadísticas reconoce que "el sector privado (empresas y hogares) ha hecho un esfuerzo ímprobo en la reducción de sus pasivos" mientras que, en paralelo, el sector público los ha aumentado, de forma que ahora la deuda pública alcanza el 98% del PIB.
"El problema del déficit estructural es que se ingresa mal. La recaudación pública descansa en impuestos que lastran la economía, como el que grava la renta de las personas, que se basa en un concepto que pertenece al pasado como son las vidas asalariadas permanentes", comenta Fernando Fernández, profesor de Economía en la IE Business School, que ve preciso un giro de 360 grados en el sistema tributario.
Otro de los elementos de consenso entre los expertos es la necesaria reforma del mercado laboral para luchar contra el desempleo estructural que sufre España. Lograr la eficiencia del mercado de trabajo supone acabar, a su juicio, con la dualidad entre contratos fijos y temporales, que crean también desigualdad. A ello se suma, en opinión de Fernando Fernández, la escasa movilidad geográfica y funcional, así como el elevado paro juvenil que, afirma, amortigua pero también fomenta el apoyo de la familia. Dos elementos que tilda de representativos "de lo injusto e ineficiente que es nuestro mercado laboral".
Vulnerabilidad
Lejos de ser una isla, la economía española es cada vez más vulnerable al contexto internacional. A ello se suma además la elevada fragmentación política, que ha llegado para quedarse, y que retrasa, más si cabe, la toma de decisiones. Óscar Arce reconoce que lo malo de la fragmentación es que "aumenta la resistencia de nuestra economía a retomar una agenda reformista muy ambiciosa" y añade que "el impulso reformador se agotó en España hace tiempo".
En el plano positivo, se impone el consenso sí o sí. De esta forma, los expertos reclaman pactos "no absolutos, pero sí amplios". En su opinión, el consenso es positivo, entre otras cosas, porque evita contrarreformas al cambiar el signo del Gobierno. "No soy muy optimista a corto plazo si no hay un programa común y si no hay acuerdos", asegura Santiago Carbó, catedrático de Economía de Cunef y director de Estudios Financieros de Funcas. Por su parte, Concepción Sanz opina que sí se podrá llegar a acuerdos porque, a pesar de la fragmentación, "los partidos tienen sensibilidad hacia lo que significa pertenecer al área euro".
Sin embargo, la urgencia es máxima en reformas como la del sistema de pensiones, para la que es preciso un consenso político en el marco del Pacto de Toledo que solo rompió Unidas Podemos al cierre de la anterior legislatura. Aunque para Óscar Arce, "urgente es todo, cuanto antes se hagan las cosas, mejor", de forma que todos ellos claman soluciones para atajar el envejecimiento de la población.
"La población está envejeciendo a pasos agigantados", alerta Arce, que apunta la transformación que implica en la economía: como una reducción del crecimiento y de la innovación, dado que consumen menos, pagan menos impuestos –porque sus pensiones son más bajas que los salarios de media– y requieren mucho más gasto público. Un problema a solucionar de largo recorrido y para el que no existen mecanismos cortoplacistas, de ahí que Fernández inste a aplicar la política migratoria adecuada para acompañarla.
Todas estas reformas son precisas, según recalcan, para sostener el crecimiento económico. Sin embargo, alertan de que en la sociedad se está fijando la errónea idea de que el crecimiento económico ya no es una preocupación, porque "parece que se da por hecho", según critica el catedrático de Unef. Carbó es así pesimista en lo que se refiere a "la narrativa que llega a la gente", como demuestra el debate sobre las pensiones o en la ausencia de una evaluación de las políticas públicas.
Otro de los retos de la economía española que se ha puesto de manifiesto en el Foro Futuro es el de la necesidad de la mejora de la productividad. Francisco Pérez, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, advierte de que la productividad, no solo del trabajo sino también del capital, es "muy modesta". Critica que en España no se invierte bien, porque no se obtiene retorno y no hay suficiente rentabilidad, mientras que la competitividad "es global y creciente". A ello se suma el director general de Economía y Estadística del Banco de España, que lamenta que la productividad nacional está teniendo "una evolución decepcionante, ya que está por debajo de la media de la Unión Europea".
El tejido productivo privado es un activo en el devenir económico español hasta el punto que "se ha conseguido avanzar por el ecosistema productivo (empresas, proveedores, productores locales, etc) que compiten entre sí y en algunos casos cooperan", manifiesta el catedrático de la Universidad de Valencia. No obstante, la atomización empresarial no deja de ser un problema, revelan los analistas.
Y el sector privado, al igual que el público, tiene ante sí un desafío: la digitalización. Tanto que Santiago Carbó cree que Europa debe plantearse crear "un gigante" en inteligencia artificial, al estilo de los norteamericanos o japoneses. En el ámbito empresarial, Francisco Pérez afirma que la competitividad ahora es digital "por lo que no se trata de invertir en equipos TIC, es un modelo de negocio con incorporación de capital humano para llevarlo a cabo".
Los frentes abiertos por el foco internacional
Además de los numerosos desafíos internos, la economía española se enfrenta a un entorno internacional lleno de incertidumbre. Durante su intervención en el Foro Futuro, varios analistas aludieron a las amenazas que se ciernen sobre la economía global y, en concreto, sobre Europa: la guerra comercial que abandera Donald Trump, cuyo último episodio ha sido la amenaza de imponer aranceles a México en represalias a su política de inmigración; el Brexit, que parece abocado a una salida abrupta; y la situación en Italia, cuya prima de riesgo se sitúa a tan solo 50 puntos básicos de la griega.
El director general de Economía del Banco de España, Óscar Arce, recuerda que, en los últimos años, la economía de nuestro país ha crecido en parte gracias a "los vientos de cola": precios del petróleo más baratos, mercados potentes a los que exportar productos españoles, la política monetaria de tipos bajos del Banco Central Europeo y una política fiscal procíclica. "Estos factores, que nos dieron buena suerte, se están dando la vuelta: suben los precios del crudo, bajan las exportaciones por la desaceleración de los mercados fuertes y empeoran focos de riesgo como el Brexit, los aranceles, o Italia", explica Arce. El profesor del IE Fernando Fernández concuerda con esa idea y añade que, en el caso del Brexit, España se encuentra mucho más expuesta a sus efectos que otros países debido al peso del sector turístico y del inmobiliario. Advierte, además, de que España debe alejarse de la economía italiana, que en la actualidad supone "un riesgo para la gobernanza europea" por su elevadísima deuda pública.
La UE como problema
El director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó, lamenta que muchos españoles ya no vean a Europa como "una esperanza" sino como "un problema", lo que considera una mala noticia.
Fernández se muestra, en cambio, más optimista, pero destaca la necesidad de reforzar la unión bancaria. Un desafío para el que habrá que llegar a acuerdos sobre el Fondo de Garantía de Depósitos y completar la gobernanza fiscal, un punto sobre el que sí hay "más consenso", detalla. "Lo interesante es que hagamos política europea sin ponernos medallas nacionales", concluye.
La economista del Servicio de Estudios del Banco Santander Concepción Sanz, cree que todavía hace falta que los españoles se abran más hacia la dimensión europea. "Tenemos que ser muy conscientes de toda la regulación que nos viene de la Unión Europea y que forma parte de la nuestra".
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