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Reyes Maroto: “Algo hacemos mal si no logramos adaptarnos a la transición energética”

Cree que el país necesita reindustrializarse para no depender de un modelo en el que la práctica totalidad de la riqueza la generan los servicios

María Fernández
La ministra de Industria, Reyes Maroto, en una de las salas del ministerio, el pasado jueves.
La ministra de Industria, Reyes Maroto, en una de las salas del ministerio, el pasado jueves. Carlos Rosillo

En la cuenta atrás para dejar el ministerio, la titular de Industria Reyes Maroto (Medina del Campo, 1973) presentó el viernes pasado en el Consejo de Ministros una hoja de ruta para el sector que no podrá seguir a menos que el PSOE gane las elecciones y la confirmen en el cargo. Se queda con la sensación de que en los ocho meses en los que ha estado al frente del ministerio se ha hablado mucho de ciertas crisis y poco de la fortaleza del tejido español.

Pregunta. ¿Le alarman los anuncios de cierres? ¿La industria está pidiendo auxilio?

Respuesta. No creo que se esté produciendo un momento de derrumbe o catástrofe en el sector industrial. Ha habido una falta de política industrial, se han tomado medidas sin tener en cuenta los efectos trasversales en la industria, y un ejemplo lo vemos con los costes energéticos, pero también había que trabajar en la FP, que estaba abandonada. La industria necesita capital humano, y a pesar de ello, en estos años ha ido ganando peso en la economía.

P. Pero sigue siendo solo un 16% del PIB cuando su objetivo era llegar al 20%.

R. Porque no ha encontrado las palancas para crecer al ritmo al que debería. Nuestra industria es muy competitiva, se habla mucho de la automoción, pero por ejemplo no se habla del naval, donde hay muchas empresas, o del sector agroalimentario… tenemos fortalezas, pero hay que acompañar con elementos transversales, como el incremento de capacidad productiva. Está habiendo un avance en la industria 4.0 y esto crea empleo.

P.¿Cree que todas las fábricas de coches tienen el futuro garantizado a medio plazo?

R. Creo que sí, soy optimista. Sí que es verdad que nos tenemos que adaptar a los cambios, y no solo a los que vienen por la reducción de emisiones, también porque vivimos en un mundo global. Otros países están haciendo coches y son muy competitivos. Hay una evolución hacia Asia de la producción y una amenaza sobre si puede desplazar o no el mercado europeo. Estamos en condiciones en mantener ese liderazgo, tenemos el Know How. Europa tiene que pensar en el futuro, que es lo que este Gobierno ha trabajado en estos ocho meses. El viernes [por el día 22] presento las directrices de política industrial con horizonte 2030.

P. Da la impresión de que con las crisis recientes se busca solución a problemas que quizá lleven años gestándose. Parece que se están apagando incendios sin planificación.

R. No estoy nada de acuerdo con eso. Podemos ver casos concretos: la solución de Vestas ha sido un inversor 100% español que no solo ha comprado la planta, sino que nos propone un plan de futuro para la comarca con 350 empleos.

P. Este año van a contratar a 80.

R. Pero ofrece una salida a medio y largo plazo. El caso de Cemex es igual, se han definido proyectos de futuro para las dos comarcas, Gádor (Almería) y Lloseta (Mallorca). En el primer caso, con una planta fotovoltáica y en el segundo con la mayor planta de hidrógeno, que aportará trabajo. En el resto de crisis, en especial Alcoa, buscamos un inversor, una de nuestras prioridades es que tenga un proyecto. Además nos vamos a dotar de una herramienta, el estatuto de industria electrointensiva, que va a dar estabilidad a esas industrias con un precio energético que van a conocer para poder planificar su inversión con un horizonte que ahora no tienen. No estoy de acuerdo con esa visión de corto plazo y de la solución rápida.

P. Me refería a que hay amenazas que pueden tenerse en cuenta antes de que sea demasiado tarde, como por ejemplo lo que puede pasar con la industria de componentes de automóvil que ahora hace piezas para el coche de combustión.

R. Hay dos amenazas en la industria: una es la digitalización. Es una preocupación desde el punto de vista del trabajador, pero la realidad ha sido que a pesar de anteriores revoluciones, la industria española se ha sabido adaptar y ha sabido crear empleo aunque ha automatizado procesos. Y la segunda, ¿qué nos pasa con la transición energética? El presidente ha marcado el horizonte de qué va a pasar con las emisiones en 2040. Estamos hablando de qué queremos hacer hasta ese momento. Si hoy no somos capaces de adaptarnos con tantos años vista, algo no estamos haciendo bien. Cuando uno piensa en el futuro lo hace pensando en cómo va a trabajar a partir de ahora. Lo que no podemos hacer es pararnos.

P. La industria pide que esa transición sea fruto de una evolución, no de restricciones.

R. Interactúo con todos los sectores, pero en especial, con la Ley de Cambio Climático tuve la oportunidad de hablar con los que se sentían más amenazados, y si para algo ha servido el debate es que hoy el sector se está moviendo. Me encontré hace unos meses con un sector que no quería evolucionar, cómodo con su modelo de negocio, que pensaba: “Tenemos un liderazgo mundial en fabricación de coches…”. Ya sea por eso o por otras circunsancias, hoy nos encontramos con un sector que ha cambiado completamente de discurso. Hablamos de una transición ordenada que ya la estaban haciendo. Los motores diésel que se fabrican hoy son mucho menos contaminantes de los que se fabricaban hace diez años. También ha ocurrido con la industria del papel, que es un ejemplo de economía circular. Los sectores industriales quieren contribuir al cambio, a la mejora del medio ambiente y hacen de la digitalización una palanca de competitividad.

P. ¿Qué pasa con las multinacionales. No es una gran debilidad que la decisión de cerrar en Cemex se tome en México y la de Vestas en Dinamarca?

R. Tenemos también casos de éxito… el sector del automóvil lleva desde los años 50 del siglo pasado en España sin centros decisores, pero hemos conseguido mantener ese liderazgo. No tenemos que temer la globalización, aprovechémosla para desarrollar los elementos para ser los mejores desde el punto de vista competitivo. Toda la innovación, los centros tecnológicos, las universidades que hacen transferencia… nos da un ecosistema en España de empresas donde muchas son líderes. Tenemos que convencer a la multinacional cuando hace un redimensionamiento de su mercado para que siga confiando en España. Ahí es muy importante la interlocución del Gobierno. Tenemos oportunidades de reindustrializarnos, para no tener una dependencia de un modelo en que los servicios copan el 75% de nuestra riqueza. Eso pasa por dar peso a la industria, que nos da un crecimiento más equilibrado. Es cierto que tiene otras debilidades, como la competitividad o la globalización, pero es una historia de éxito. El año pasado entre enero y septiembre recibimos 40.000 millones en inversión. Somos el octavo país receptor del mundo.

P. ¿Va a aprobar el estatuto de electrointensivos?

R. Por supuesto.

R. ¿Y sin nuevos presupuestos, de qué va a servir?

R. No tenemos nuevos presupuestos, pero estamos gestionando los del 2018 y se pueden hacer ajustes para dotar al estatuto de recursos y definir las ayudas que necesita la industria.

P. Las empresas calculan que necesitarán 600 millones.

R. Bueno, puede ser. Hemos aprobado la mejora del contrato de relevo con un impacto de más de 500 millones. No tenemos los cálculos, no sé si serán esos 600 millones, pero hemos aprobado otras medidas con un impacto muy importante.

P. ¿Qué políticas a largo plazo echa de menos?

R. Hay que recuperar el pacto por la industria. En la legislatura anterior nos levantamos de la negociación porque no había un compromiso presupuestario para él. Ahora íbamos a contar con nuevos presupuestos, era la herramienta para empezar a consolidar que la industria es importante para este país. A pesar de ello tenemos que ser ambiciosos. Definimos una estrategia a 2030 con 10 palancas: digitalización, innovación, talento, cambio climático… de ahí cuelgan las agendas sectoriales. Hemos aprobado en 6 meses cuatro agendas mientras que el anterior gobierno solo aprobó dos. Áreas tan importantes como el cemento, la aeroespacial, químicas, refino y papel. Hemos acelerado el paso. El tercer elemento va a ser la nueva ley de industria. La actual es del 92, no responde a las necesidades del presente. Tenemos avanzado un borrador, nos parece importante que dé respuesta a los desafíos.

P. Muchas industrias que se deslocalizan han recibido numerosas ayudas. ¿Hay que reflexionar sobre los límites de esos apoyos?

R. Nos dotamos de instrumentos. Todo depende un poco de como se mire. Muchas ayudas del plan Reindus han propiciado que se cree empleo, que se mantenga la actividad. Algunas industrias por la evolución del mercado, porque son empresas más globales y han decidido relocalizar producción [se van]… pero nos olvidamos que han estado 10 años creando empleo en pueblos que se han mantenido vivos. Todo es muy relativo. Si no conseguimos mantener un tamaño de las empresas y damos ayudas solo a las más pequeñas no evolucionamos, porque las empresas de pequeño tamaño son más vulnerables, no pueden internacionalizarse porque tienen una estructura que las grandes no tienen.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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