Publicidad contra pequeñas dolencias
Los productos para hacernos sentir mejor y combatir los achaques están muy presentes en todos los soportes publicitarios
El paso del tiempo es inexorable. Para todos. Y con los años llegan esos pequeños malestares que nos recuerdan que ya no somos esas gráciles gacelas que éramos tiempo atrás, cuando físicamente no se nos ponía nada por delante.
No estoy hablando de importantes enfermedades ni de tratamientos farmacológicos crónicos, sino de esos molestos, pero no incapacitantes, dolores que todos tenemos de vez en cuando y que nos irritan más de lo que debieran. Hablamos de productos que nos ayudan a sobrellevar un catarro, una falta de sueño transitoria o un pequeño dolor.
La publicidad es el arma que usan laboratorios y empresas farmacéuticas para dar a conocer sus productos sanadores. Normalmente, en ellos se maximizan las propiedades curativas del producto en cuestión. Veamos pues algunos ejemplos de cómo mediante los anuncios esas cremas, pastillas e ingeribles, consiguen llegar hasta nuestro organismo.
Para empezar, ¿quién no ha pasado alguna vez por una mala gripe o un molesto catarro? Los caramelos Halls nos proponen una solución sencilla para aliviar en parte esos molestos moqueos y la sensación de ahogo. Ojalá que todo esto se solucionara así de fácil.
El insomnio es uno de las cosas más desesperantes que puede haber. No poder conciliar el sueño puede luego afectarnos en día entero. Una infusión y unos pequeños utensilios intentan salir al rescate. El primero es de la marca alemana Kneipp que elabora unas hierbas relajantes que, dicen, vienen muy bien para el sueño.
El otro, fabricado por la francesa Hansaplast, son dos pequeños moldes de plástico para los oídos perfectos para los que viven en las grandes ciudades y lugares ruidosos. Estos cacharritos no te dormirán inmediatamente, pero sí te ayudarán a que nada ni nadie perturbe tu intento de descanso.
Al cabo del día nos damos un montón de golpes. La mayoría de ellos ni son dolorosos ni nos dejan huella alguna. Otros, unos pocos, nos dejan dolorida toda la zona requiriendo algún ungüento que nos calme un poco el dolor. Eso es lo que hace el analgésico Dolormin. Y, por el ejemplo que pone, debe ser de acción rápida.
Otro problema que afecta a algunas personas y es realmente desagradable es la halitosis. Problemas dentales o estomacales hacen que las distancias cortas sean un infierno para los que lo sufren y para quien lo tienen que soportar. La publicidad del limpiador bucal Colgate promete que uno pueda acercarse al prójimo sin miradas de horror.
A medida que nos vamos haciendo mayores necesitamos reforzar nuestras defensas con algún que otro complemento vitamínico. Una agencia indonesa ha sido la encargada de plasmar las propiedades que pregona CDR, un complejo vitamínico que, como sea tan eficaz como su publicidad, me veo yéndome hasta allí para traerme toneladas de esas píldoras.
Cosa más seria son los problemas urológicos en los varones. No sé cómo estará la regulación sanitaria en China, pero vender sin receta un producto para un asunto que puede ser un problema serio de salud no me parece lo más adecuado. Qianliekang se llama este preparado que, según dice, alivia en esos momentos de intimidad.
Uno de los órganos más desconocidos que tenemos son los riñones. Realizan una función capital en nuestro proceso vital y no se le da tanta difusión a su cuidado como a otras partes de nuestro cuerpo igual de importantes. El hospital indio Fortis lanzó una campaña, mediante productos naturales, para su cuidado coincidiendo con el Día Mundial del Riñón alentándonos a tratarlo bien y no darle mala vida. Nos lo agradecerá.
Demostrado queda que la publicidad puede solucionar algunos pequeños problemas de la vida diaria.
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