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Las ruedas del coche del futuro

La conectividad, el reciclaje de materiales y el pago por uso son los grandes retos de los fabricantes de neumáticos

Lluís Pellicer
Los fabricantes se preparan para hacer neumáticos más inteligentes.
Los fabricantes se preparan para hacer neumáticos más inteligentes. Getty Images

La tecnología también está revolucionando el mundo del transporte. Los grandes fabricantes esperan transformaciones no solo en las prestaciones que deberán ofrecer los vehículos, sino que también estudian cómo adaptarse a la creciente demanda de usuarios que rechazan la propiedad y se decantan por el pago por uso. Esa evolución está llegando también al neumático. Las grandes del sector se preparan para hacer un producto más inteligente, sin huella en el medio ambiente y vinculado a más servicios para el usuario.

Hace dos años, Michelin presentaba en el congreso mundial de movilidad Movin’On la llanta inteligente Vision. Se trataba de una rueda sin aire, elaborada por materiales reciclables y biodegradables, con una larga duración (dado que bastaría cambiar su banda de rodadura en establecimientos con impresoras 3D) y conectada. Un año después, en el mismo congreso organizado por la compañía francesa en Montreal (Canadá), al que fue invitado este diario, se constatan los avances sobre todo en dos ámbitos: el de la mejora de los materiales ecológicos y el de la conectividad.

Según el Informe Global sobre Automoción 2018 elaborado por la consultora KPMG con encuestas a 1.000 altos ejecutivos del sector y 2.000 consumidores de 43 países, para el 80% de los directivos la base del modelo de negocio de futuro será el uso de los datos extraídos de los vehículos, sobre todo para garantizar la seguridad del automóvil. Laurent Borrout, miembro del comité ejecutivo de Michelin responsable de la línea de negocio de Larga Distancia, explica que la compañía está empleándose ahora en incorporar a los turismos un microchip que permitirá mandar constantemente datos a la nube para analizar, entre otras cosas, la temperatura, la presión, la profundidad del dibujo y el número de serie de los neumáticos.

Cable a tierra

Los últimos deberes que tienen sobre la mesa los productores son la adaptación al coche eléctrico. De momento, no obstante, estos vehículos solo suponen el 1% de las ventas. “Vemos dos tendencias. Una, la proporción de gente que tendrá coche respecto a la que lo compartirá o pagará por usarlo ya está cambiando. La otra, que el mercado está yendo también hacia la electrificación, que dependerá de la autonomía del vehículo. Y eso dependerá de la regulación de las ciudades, que decidirán el tipo de modelo de acceso a la energía”, remacha Menegaux, de Michelin.

De hecho, el segundo fabricante mundial y primero de Europa ya puso a la venta su primer neumático con microchip para autobuses urbanos después de realizar pruebas en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012. “No hay una fecha fijada para extenderlo a los turismos, pero eso permitirá controlar todas las variables. Afrontamos una nueva era de la conectividad”, afirma Borrout.

La conectividad también es ya una realidad en otras firmas como Goodyear. La multinacional norteamericana llegó a un acuerdo el año pasado con Tesloop, una firma que opera una flota de Tesla que recorre hasta 27.000 kilómetros por vehículo al mes. Un portavoz de la compañía explica que los neumáticos esos coches se equiparon con sensores inalámbricos para medir y registrar continuamente la temperatura y presión. Esos datos se combinan con otros datos del vehículo y se procesan mediante algoritmos almacenados en la nube. Esa tecnología, que permite gestionar mejor la flota de la firma, también se usa ya con camiones y flotes de transporte. Y eso, según la compañía, permite minimizar el tiempo de inactividad de los vehículos por razones de mantenimiento de los neumáticos.

El segundo gran reto de las compañías de neumáticos es el reciclaje. La economía circular fue, de hecho, el tema que más mesas ocupó durante el congreso de Montreal. Sobre todo cuando el 70% de la población vivirá en apenas tres décadas en grandes ciudades y el transporte es el responsable de entre el 23% y el 25% de los gases de efecto invernadero. Además, los neumáticos suponen un tercio del gasto de combustible. Michelin aprovechó el congreso para lanzar un plan para que en 2048 sus neumáticos sean producidos con materiales sostenibles y el 100% sean reciclados. Para ello, la empresa ha adquirido Lenigh, una firma norteamericana con una planta que fabrica caucho reciclado en Tucker (Estados Unidos) y que acaba de abrir otra en Murillo el Fruto (Navarra) para Europa. Ahora solo el 28% de los materiales empleados son sostenibles, mientras que solo se recuperan el 50% de los reciclados.

“Si queremos cambiar las formas de producir en el mundo hay que demostrar a las empresas que se trata de una cuestión de rentabilidad y de creación de empleos. Muchas firmas pueden pensar que la protección del medio ambiente es cara, y eso no es así”, sostuvo Bertrand Piccard, presidente del proyecto de avión eléctrico alimentado con energías renovables y uno de los principales ponentes del congreso. Al respecto, los responsables de Lenigh sostienen que el uso de sus materiales permite reducir los costes en un 50%. “Queremos que el 100% de nuestros neumáticos sean reciclables, pero de momento nos hemos fijado una primera fase de diez años para alcanzar las primeras metas. No por falta de ambición, sino porque la tecnología cambia y puede que todavía avancemos más rápidamente”, señaló Florent Menegaux, director general ejecutivo de Michelin y confirmado ya como próximo presidente de la firma, en una conversación con medios españoles.

La sostenibilidad también pasa por el uso compartido del coche o por el pago por uso de los vehículos. Los responsables de movilidad de California y Quebec explicaron que están constatando un creciente interés de sus ciudadanos por el car-sharing u otras fórmulas, aunque el parque de vehículos paradójicamente no hace sino crecer. Los fabricantes, como PSA (productor de Peugeot, Citroën y Opel) ya están lanzando sus plataformas de transporte integrado, para que el usuario pueda alquilar por minutos bicicletas, motocicletas o turismos. Esa práctica también ha llegado a los neumáticos. Michelin ya tiene negocio de pago por uso de neumáticos para camiones (en la actualidad unos 750.000 vehículos de Michelin lo emplean en Europa). Las flotas de camiones no compran neumáticos, sino kilómetros.

Eso permite poner a disposición de los usuarios servicios, y no solo ruedas. La empresa logra fidelizar a los clientes, recupera los materiales y los particulares no tienen que meter en sus balances la compra de neumáticos. Además, el control mediante microchips está permitiendo alargar la vida de las ruedas, según los responsables de Michelin. Por ello, la empresa está estudiando las fórmulas para poder extender esa práctica a los turismos, aunque sus responsables sostienen que tampoco hay una fecha máxima definida. Pero todo ello, eso sí, supone transformar y preparar las fábricas de los grandes fabricantes, para lo que estos están dedicando buena parte de su facturación a I+D+i.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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