Patronal y sindicatos acarician un pacto salarial con una subida que puede llegar al 3%
Entre los detalles que faltan por cerrar del acuerdo hay un aumento mayor para los sueldos más bajos
El pacto salarial está muy cerca. En las últimas semanas los líderes de los sindicatos, UGT y CC OO, y las patronales, CEOE y Cepyme, han acercado mucho las posiciones y están a punto de cerrar la negociación salarial con un texto que recoge una subida general de sueldos de "en torno" al 2%, más otro 1% adicional que estaría en función de los resultados empresariales y la productividad. También se puede recoger un incremento mayor para los salarios bajos, pero ese precisamente es uno de los detalles por cerrar. El horizonte temporal del pacto se sitúa abarcaría un periodo de tres años, señalan fuentes de la negociación.
De cerrarse finalmente el pacto, esto cambia la perspectiva de conflicto social creciente que se avecinaba para los próximos meses y sería un regalo de bienvenida al recién estrenado Gobierno de Pedro Sánchez. Los sindicatos ya habían advertido de que este año no se iban a levantar de la mesa sin más si no había acuerdo, algo que sí sucedió el año pasado, que terminó sin acuerdo pese a los meses de negociaciones. Las centrales dan mucha importancia a este pacto guía de negociación colectiva, ya que pese a no ser obligada su aplicación a todos los convenios sí que manda un mensaje claro a quienes pactan esos acuerdos de las horquillas que deben manejar en las subidas salariales.
En la parte de subida del 2%, esa expresión entrecomillada, "en torno al 2%", es clave. Los sindicatos reclamaban un incremento mayor, partían del 3% y reclamaban una subida adicional en función de la productividad. Se iban más allá del pacto. La patronal ofrecía unas cifras mucho más próximas a las que se han llegado finalmente pero incluyendo una redacción que los sindicatos no estaban dispuestos a aceptar de ninguna manera: "hasta el 2%". Eso supone que, como sucedió en los pactos anteriores firmados en tiempos de crisis profunda, había un máximo pero no un suelo.
Un pulso casi semántico
Una vez la patronal ha renunciado a esa expresión de "hasta", los sindicatos han accedido a rebajar sus peticiones, puesto que los números sobre los que se está construyendo el acuerdo se acercan más a los que puso la patronal sobre la mesa. También ha sido clave que CEOE haya aceptado una subida mayor para los salarios más bajos. Los sindicatos reclamaban que el sueldo más bajo en convenio se situará en 1.000 euros mensuales y 14.000 al año, incluyendo las pagas extraordinarias. Fuentes al tanto de la conversación situaban esto como algo posible si se marcaba un horizonte temporal para llegar a este punto en 2020.
"Las negociaciones están muy avanzadas", ha reconocido Pepe Álvarez, secretario general de UGT, confirmando la información adelantada por Expansión. UGT tiene un consejo confederal, un órgano consultivo del sindicato en el que están presentes la dirección confederal y los secretarios general sectoriales y territoriales, en el que probablemente se abordará este asunto. CC OO ya informó a sus líderes sectoriales y autonómicos hace días del estado de las negociaciones.
En la patronal son más cautos. Un alto dirigente advertía esta mañana a este diario que teme que tras conocerse el contenido de las negociaciones todo se complique. Otro señalaba que si bien todo lo publicado es cierto faltan detalles que su organización cree importantes: formación y absentismo. "Esto no va solo de números. Si alguien cree que porque estamos de acuerdo en los números ya está todo hecho, se equivoca. Hay que hablar de flexibilidad, de formación y de absentismo, y mojarse. No vale decir que sí y no ponerlo por escrito en el documento", advertía en alusión a los sindicatos.
Si finalmente se cierra el acuerdo, negociado por los máximos dirigentes de cada organización (Unai Sordo y Pepe Álvarez por CC OO y UGT, respectivamente; y Juan Rosell y Antonio Garamendi por CEOE y Cepyme, respectivamente), puede dar pie a una distensión de relaciones, que en los últimos meses estaban siendo complicadas.
El acuerdo ha tardado mucho más de lo esperado, el primer plazo marcado por la patronal acababa en marzo, porque en sus contenidos pretende implicar al Gobierno. De hecho, todas las fuentes de la negociación apuntan que la ministra saliente, Fátima Báñez, estaba al tanto de las conversaciones e implicada en lo que le atañía.
Un modelo alemán en el horizonte
¿Y qué era lo que le atañía antes a Bañez y ahora a la titular de Trabajo, Magdalena Valerio? Una medida que amortigüe la destrucción de empleo en la próxima crisis: el modelo alemán de ajustes del coste laboral. Ese modelo se hizo muy famoso al comienzo de la crisis por ser tomado como ejemplo. El punto en el que se están acercando los agentes sociales, y cuya primera intención sería incluirlo en su texto a modo de recomendaciones, consiste en crear algún tipo de prestación que compense las reducciones salariales en las regulaciones temporales de empleo (no en los despidos colectivos) que sería sufragado por el erario público. Además, esta ayuda no consumiría la prestación por desempleo a la que el trabajador tiene derecho si finalmente es despedido (algo que sí sucede ahora). Para que la medida emulara plenamente a la alemana (Kurtzarbeit), debe llevar aparejada planes de formación y reciclaje para los trabajadores afectados en los que también hay ayuda pública.
La otra medida sería la recuperación del contrato de relevo. Este es un tipo de contrato que permite la jubilación parcial anticipada de una trabajador próximo al retiro a cambio de que se incorpore a uno joven y se forme durante el tiempo en el veterano está en parte jubilado y en parte trabajando a tiempo parcial. Este contrato ya existe en la regulación española y, sobre todo, las ayudas en forma de bonificaciones en la cotización que lleva aparejadas pero su acceso se endureció en las últimas reformas. Su recuperación ha sido un caballo de batalla en los últimos años de varias patronales, principalmente las de sectores que más han recurrido a él como el del automóvil (los fabricantes de Anfac) y los sindicatos, singularmente UGT.
Esta última parte era, apuntan fuentes de la negociación, bastante compartida por el ministerio saliente. Los negociadores consultados confían en que el Gobierno actual, "que todavía puede ser más receptivo a este tipo de iniciativas", no ponga muchas pegas.
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