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El espía de la polución del tráfico

Madrid estrena un programa europeo pionero de medición de las emisiones de los vehículos en el tránsito real

A la derecha, dispositivo de medición de contaminación instalado en Madrid.
A la derecha, dispositivo de medición de contaminación instalado en Madrid. JUAN LáZARO

Unos infrarrojos, un espejo y una cámara de fotos. Todo conectado a un ordenador donde se vuelcan los datos a tiempo real. Muy sencillo, de fácil instalación e indetectable por el vehículo o en el tráfico. Esta máquina permite medir en el momento los gases contaminantes que emiten los vehículos que pasan por la vía o carretera donde está instalada. Sin trucos posibles ni manipulaciones de la centralita. El espía idóneo para saber de verdad cuánto de contaminada está una ciudad y qué parte de su parque automovilístico es el principal culpable.

Madrid es la urbe que estrena este proyecto europeo llamado Life Gystra, un sistema de teledetección óptica que permite “determinar las concentraciones medias de diferentes gases contaminantes y partículas producidos por cada vehículo en conducción normal”. Su objetivo es desarrollar una nueva política de movilidad sostenible basada en información empírica sobre las emisiones procedentes del tráfico de carretera. En él participan la Dirección General de Tráfico (DGT), el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y las empresas Opus RSE, concesionaria de esta tecnología en Europa y Cartif. El uso de esta herramienta está mucho más extendido en EE UU y fue una de las responsables de destapar el dieselgate. Es decir, mediante su uso, la Universidad de Denver fue capaz de dar la voz de alarma por las diferencias en los datos de contaminación que los vehículos diésel de Volkswagen referían en el laboratorio y en conducción real. Tal fue la discrepancia (y la imposibilidad de explicarlo) que la automovilística terminó confesando que instalaba un software que manipulaba las emisiones de NOx de sus motores diésel cuando detectaba que estaban en el banco de pruebas para lograr las homologaciones en EE UU.

“El caso Volkswagen destapó una situación de discrepancia generalizada en las mediciones y puso el foco en lo verdaderamente importante: lo que emiten los vehículos en el tráfico real”, aseguró Manuel Pujadas, jefe de la Unidad de Emisiones Contaminantes en Ciemat en la jornada Gases contaminantes en los vehículos y políticas medioambientales: el potencial de la teledetección, organizada en la representación de la Comisión Europea en Madrid en la que se presentó este sistema. En esta línea, la Unión Europea ha aprobado un nuevo sistema de medición, denominado WLTP, que pretende adecuar más los datos recogidos de emisiones contaminantes a las producidas en el tráfico real.

Fácil instalación

El aparato se instala en cuestión de media hora en cualquier vía, urbana o interurbana. En lo que tarda un vehículo en traspasar los infrarrojos, el sistema mide CO, CO2, hidrocarburos, NOx y partículas, además de datos de velocidad y carga. Además, una cámara toma una foto de la matrícula para poder introducir antigüedad, tipo de motor y otros detalles en la muestra. Escanea hasta 1.000 vehículos a la hora, de cualquier tipo, sean turismos, todoterrenos, furgonetas, camiones o autobuses.

Este programa pionero cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de euros, de los que un 60% proviene de fondos europeos y estará en funcionamiento durante los dos próximos años en la capital. “Es el programa de uso más largo que se haya jamás en Europa”, explica Javier Buhigas, responsable de Opus RSE. “Habrá dos puntos de escaneo que estarán instalados, de forma rotatoria, en todo tipo de vías y escanearán a todo tipo de vehículos para hacer este muestreo”, asegura. “El sistema permite realizar un mapa realista de cómo son las emisiones contaminantes reales provocadas por el tráfico en una ciudad, qué zonas son las más afectadas, qué antigüedad tiene el parque y cómo impacta esto de verdad en la polución”, detalla.

“De este modo, las administraciones tienen datos fidedignos para diseñar medidas que realmente ataquen a los causantes de la contaminación”, apunta. El directivo apunta a que “los habitantes de ciudades en donde se han aprobado medidas de restricción de tráfico para luchar contra la alta contaminación viven en una situación de gran incertidumbre. No saben lo que va a pasar, qué nuevas normas se van a encontrar el día de mañana respecto a sus vehículos”. Por eso, Buhigas aboga por contar “con la estrecha colaboración del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid” en este proyecto. “Los datos reales permiten generar políticas que no discriminen ni se basen en medidas aleatorias. Podrán ser más justas y adecuadas a la realidad”, explica.

El siguiente paso, tal y como explicaron en las jornadas europeas, es “generar un marco legislativo adecuado y realista para aplicar las técnicas de teledetección a la identificación de los vehículos”. Los datos que captan ahora en Life Gystra son anónimos en el sentido de que el sistema recoge los detalles del vehículo que escanea pero no hace pública la matrícula por protección de datos. Los expertos señalan que atacar a los denominados Altos Emisores podría reducir hasta en un 25% las emisiones reales de las ciudades de manera directa. Pero para eso “no hay una solución fácil ni única. Cada Administración pública de cada Ayuntamiento, región o comunidad autónoma tiene su parte y se necesita coordinación entre las distintas áreas”. Esa fue una de las conclusiones de las mesas redondas de las jornadas. Estas herramientas están llamadas a facilitar “políticas más eficaces y eficientes”, pero son los poderes públicos los que tienen en su mano la implantación.

El caso de sofía

Madrid es pionera en el uso de esta tecnología Life Gystra por las características y duración del proyecto. Se medirán todo tipo de vehículos circulando por cualquier vía y durante dos años pero la capital no será la única ciudad que lo aplique. En el proyecto Life Gystra, participa también la Sofía Development Association, una organización vinculada al Ayuntamiento de la capital de Bulgaria.

Sofía también accederá a esta tecnología durante los dos próximos años pero para realizar un proyecto mucho más concreto. “Los medidores estarán instalados en una estación de autobuses de la ciudad y reflejarán las emisiones de esta flota concreta”, explica Javier Buhigas, de Opus RSE. De este modo, los gestores de estos vehículos podrán determinar qué impactos tienen en la contaminación, los consumos y otras variables que permitirán hacer un uso y una planificación más eficiente de esta flota.

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