Directivos que se la juegan en Bolsa
Los consejeros ejecutivos del Ibex tienen acciones de las empresas que dirigen valoradas en 6.514 millones de euros
En la jerga bursátil se les conoce como insiders (“los que están dentro”). Son consejeros y altos directivos que compran y venden acciones de las compañías que dirigen. Sus movimientos son seguidos con atención por el mercado, ya que se trata de inversores un tanto atípicos al contar con información de primera mano sobre el estado de salud de las empresas. En EE UU hay fondos que ordenan sus carteras en función de sus movimientos. En España no se llega a tanto, pero sí hay gestores que usan las noticias en torno a los insiders para afinar sus estrategias.
“Aunque no es determinante, sí es un factor a tener en cuenta. Representa un buen termómetro de la evolución, positiva o negativa, de la empresa vista por los responsables más próximos a ella”, explica Iván Martín, director de inversiones en Magallanes Value Investors.
Dado el delicado material con el que trabajan, la regulación bursátil exige comunicar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) cualquier modificación en la posición accionarial de administradores y directivos. En la actualidad, los principales consejeros ejecutivos de las compañías del Ibex 35 (presidentes y consejeros delegados) tienen acciones de sus empresas valoradas en 6.514 millones de euros, según cálculos elaborados por EL PAÍS.
Los cambios en la participación accionarial de los insiders puede deberse a varias razones: entrega de títulos como parte de su retribución, cobro de un dividendo flexible o compra directa de acciones en el mercado. En este último caso, aparte de una inversión en la que buscan maximizar el beneficio, lo que suelen buscar los consejeros es lanzar un mensaje de confianza al mercado sobre el potencial de revalorización en Bolsa de la empresa. El último movimiento significativo lo ha protagonizado el presidente del BBVA. Francisco González invirtió 386.000 euros el pasado 7 de mayo en títulos de la entidad financiera.
“Estos movimientos están bien, pero hay que ponerlos en perspectiva”, matiza Álvaro Guzmán de Lázaro, director de inversiones de azValor. “Hay también gestos de cara a la galería, por eso conviene ver qué supone esa inversión con relación al patrimonio total del consejero. Invertir medio millón de euros cuanto tu fortuna asciende a 50 millones o más no es lo mismo que comprar acciones por un millón si tus ahorros asciende a tres millones”, añade este gestor.
En los últimos meses, aparte de González, varios consejeros han apostado por los títulos de sus empresas. En muchos casos, los movimientos se produjeron tras la fuerte volatilidad que sacudió el mercado en febrero y que trajo dudas a muchos inversores. En este sentido, Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, compró 5.000 títulos de la petrolera en marzo a un precio de 14,65 euros. En esas mismas fechas, Willie Walsh, primer ejecutivo de IAG, gastó 610.000 euros para elevar su participación en la aerolínea. A finales de marzo, Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, adquirió 30.000 acciones de la entidad cuanto cotizaban a 3,81 euros. Otra operación de calado fue la que realizó a finales de año el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, quien en diciembre de 2017 desembolsó un millón de euros para hacerse con 121.000 acciones. El nuevo presidente de Gas Natural, Francisco Reynés, hizo un guiño al mercado semanas después de su nombramiento con una inversión de 1,5 millones en la gasista.
También hubo ventas en los últimos meses, pero menos numerosas. El consejero delegado de Colonial, Pedro Viñolas, recibió 140.906 acciones de la socimi a finales de abril y días después vendió 62.000 títulos. En enero, Luis Maroto, consejero delegado de Amadeus, se desprendió de 11.120 acciones y hace unos días se deshizo de otras 15.000. “Existe una asimetría entre los mensajes de compra y de venta. En la adquisición solo cabe una explicación: la percepción del directivo de que el negocio va bien. La venta se puede deber a diferentes razones, incluso personales, por lo que no necesariamente ha de ser interpretada como una señal negativa”, dice Martín.
La mayoría de los consejeros ejecutivos no llegan a tener ni el 0,5% del capital de las empresas que dirigen. Aunque hay excepciones, como Rafael del Pino (Ferrovial), Florentino Pérez (ACS), Gabriel Escarrer (Meliá) y José Lladó (Técnicas Reunidas). “Nos gustan las empresas con dueño, donde hay alineación de intereses entre la gestión y la propiedad. Siempre miramos el aspecto cualitativo de las empresas, que su negocio sea solvente, pero también valoramos que sus directivos sean los principales accionistas”, concluye Guzmán de Lázaro.
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