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La inconsistencia temporal

España debería presentar una candidata con prestigio para ser economista jefe, que es más influyente que el vicepresidente del BCE y pronto estará vacante

Jens Weidmann (izquierda) junto a Luis de Guindos, en una reunión del G-20 en Washington.Foto: atlas
José Carlos Díez

En 1977, Finn Kydland y Edward Prescott escribieron un artículo sobre el problema de la inconsistencia temporal y consiguieron el Nobel de Economía. Es el mismo problema al que se enfrentó Ulises en la Odisea en la isla de las sirenas. Para no ser arrastrado por sus cantos se ató al mástil y se puso de cera en los oídos. La curva de Phillips establece una relación entre la tasa de desempleo y la tasa de inflación. Los dos autores incorporaron expectativas al análisis y demostraron que los Gobiernos tienen incentivos para manipular los tipos de interés y el dinero en circulación para reducir la tasa de paro y generar más inflación. Y recomendaron reglas para evitarlo.

Los economistas siempre hemos usado Alemania como ejemplo de reglas para romper el círculo vicioso de la inconsistencia temporal. En 1924, en la República de Weimar, Alemania sufrió una de las peores hiperinflaciones de la historia en la que los precios de la cesta de la compra se doblaban cada tres horas. Después llegó Hitler y la Segunda Guerra mundial. Para evitar nuevas tentaciones, decidieron aprobar reglas de independencia para el Bundesbank en su Constitución. Esa regla se impregnó en los Tratados de la Unión y en los estatutos del BCE en el artículo 7. Se comenta que Alemania apoya a Luis de Guindos para la vicepresidencia del BCE, lo cual rompe los principios de independencia política, los estatutos del BCE y la Constitución germana.

La pregunta que surge es: ¿por qué? Este periódico ha publicado que Merkel apoya a Guindos a cambio de que Rajoy apoye a Jens Weidmann para ser presidente del BCE el próximo año. Weidmann como asesor de Merkel fue uno de los ideólogos de la austeridad expansiva y uno de los máximos responsables de que España y Europa sufriera una segunda recesión en 2012.

En 2011, Merkel lo nombró presidente del Bundesbank, incumpliendo la Constitución alemana que protege al banco central de la interferencia política. Desde el Bundesbank, Weidmann fue el mayor opositor a Mario Draghi en su política de compra de deuda pública. Si Weidmann hubiera sido presidente del BCE, España habría salido del euro y habríamos sufrido una depresión similar a la que padeció Argentina en 2001.

¿Cómo es posible que el Gobierno de España comprometa su apoyo a una persona que ha hecho tanto daño a los españoles? Como nos advirtió Keynes, sobrevaloramos los intereses creados cuando el verdadero poder son las ideas. El problema de Guindos y Weidmann no es que sean españoles o alemanes. El problema es que sus ideas al frente al frente del BCE pueden provocar una Gran Depresión en Europa y en el mundo que Ben Bernanke y Mario Draghi consiguieron evitar. Lo mejor para los españoles y europeos es que Phillip Lane sea vicepresidente del BCE, que el próximo presidente no sea Weidmann y que España presente una candidata con prestigio para el puesto de economista jefe que es más influyente y pronto estará vacante.

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