Así son las apuestas ‘en corto’ de los especuladores en España: suman 6.073 millones

Los inversores más agresivos, cuando creen que una compañía ofrece síntomas de debilidad, tienen varias opciones para beneficiarse de ello. La más habitual en el mercado es lo que se conoce en la jerga como "ponerse corto". Esta operativa consiste en pedir prestadas las acciones de una empresa por un tiempo fijado y a cambio de un tipo de interés para, una vez recibidas, venderlas inmediatamente. Los fondos que usan esta estrategia esperan que los títulos caigan para recomprarlos más baratos, devolvérselos a su dueño y, en el caso de éxito, apuntarse la plusvalía.

La actualización de las posiciones cortas que hizo ayer la CNMV era bastante esperada porque es la primera después de la caída del Banco Popular. Los datos, sin embargo, no muestran que el derrumbe de la entidad haya disparado el apetito de los especuladores en otros valores. De hecho, en el caso del propio Popular el volumen de cortos cuando se produjo su venta al Banco Santander había disminuido respecto a la comunicación previa (26 de mayo), pasando del 12,06% de los títulos vendidos a corto al 9,77%. Un caso similar ocurre con Liberbank. El supervisor bursátil ha suspendido durante un mes la operativa bajista sobre este grupo financiero, pero la presión de los hedge funds el viernes pasado era la misma (1,39%) que 15 días antes.

La subida anual de la Bolsa española ha ido reduciendo gradualmente el peso de las ventas en corto. Al cierre del ejercicio 2016 el valor de mercado de todas las posiciones bajistas era de 6.891 millones, mientras que actualmente es de 6.073 millones.

Las compañías de mayor tamaño, aquellas que forman parte del índice Ibex 35, son las favoritas de los especuladores para desarrollar esta estrategia. Los fondos buscan empresas donde sea fácil encontrar los títulos para ponerse en corto. En algunos casos, son los propios accionistas de referencia de la compañía los que los alquilan. Otro requisito que demandan es que el valor sea lo suficientemente líquido (que todos los días se negocien un número aceptable de acciones) como para deshacer rápidamente la inversión en caso de que la cotización repunte. Por último, vigilan que el precio del préstamo no termine comiéndose la plusvalía. En momentos puntuales, según fuentes del mercado, por la cesión de títulos del Popular llegó a pedirse un interés anualizado del 60%.

Valores en la diana

Lejos de lo que pudiera pensarse, el sector que más sufre el ataque de los bajistas no es el financiero. Más bien se trata de compañías con un perfil industrial o de consumo. Dia es, de lejos, el valor con más acciones vendidas en corto, equivalentes al 23,89% de su capital. A pesar de este lastre, la cotización del grupo de distribución sube un 19% en lo que va de año.

El segundo valor con mayor exposición a los bajistas es Técnicas Reunidas. Un 10,63% de las acciones de la empresa de ingeniería está vendida a corto. Los inversores suelen poner su ojo en compañías que atraviesan dificultades, bien porque sus ventas caen o porque atraviesan una fase de reestructuración. Un ejemplo de ello es OHL. La compañía controlada por la familia Villar Mir ha pasado de tener vendido en corto el 6,5% de sus acciones al 8,42% actual. Entre las mayores compañías del mercado, la que más apuestas bajistas acumula es Telefónica con el 1,97% del total de acciones.