Paradojas bancarias
El sistema ha mostrado una gran inmunidad frente a los problemas del Popular
Previa a la solución finalmente adoptada en el caso de Banco Popular —resolución con el marco regulatorio europeo, y adjudicación express al Santander—, la pérdida de confianza de los mercados en dicha entidad ya le había hecho perder el 90% de su valor en la ampliación de hace un año, y el 99% desde su primera ampliación de capital, allá por 2012, en su intento desesperado por evitar la capitalización con fondos públicos. Eso quiere decir que, de la pérdida de valor acumulada por dicho banco desde el inicio de la crisis, el 99% tuvo lugar cuando este flotaba libremente en mercado, y sólo el 1% es atribuible a la decisión de resolución.
Pero más allá de esa distribución temporal de la pérdida de valor, queremos resaltar la diferente dinámica bursátil seguida por los sistemas bancarios de España e Italia, ambos en el marco de claro deterioro, finalizando en resolución, en dos de sus bancos más emblemáticos, Popular en España, y Monte dei Paschi di Siena (MPS) en Italia. Así, mientras en el caso italiano se ha producido durante el último año un generalizado proceso de contagio desde MPS al resto de bancos cotizados, en el caso español, por el contrario, debe resaltarse la gran inmunidad que el sistema bancario ha mostrado frente a los problemas del Popular. El desplome bursátil de éste no ha tenido ningún impacto sobre el resto de bancos cotizados, que mantienen ratios de valoración entre los más elevados de Europa. Ya en un reciente artículo en estas mismas páginas resaltábamos cómo la recuperación de las valoraciones bancarias desde mediados de 2016 se caracterizaba por una creciente diferenciación entre países y entre entidades, en función de su saneamiento y capacidad de generar rentabilidad, destacando favorablemente la banca española, a excepción de Popular. Con esa clara diferenciación, y ausencia de contagio, el mercado estaría catalogando los problemas del Popular como algo específico, que no afectaría a la estabilidad y credibilidad del conjunto del sistema.
Con dicho diagnóstico, no estaría mal echar la vista atrás y reconocer que en la crisis y rescate de 2012, si bien es cierto que unas cuantas cajas se hallaban en una situación crítica y provocaron unas elevadas necesidades de capitalización con fondos públicos, ello no justifica generalizar. No todas las cajas estaban mal por el hecho de serlo, ni todos los bancos estaban bien, como Popular se ha encargado de demostrar.
De hecho, otra paradoja que cuestiona esa falsa dicotomía ‘bancos buenos / cajas malas’ es que la entidad de crédito española con más elevada solvencia, y que mejor valorada ha salido siempre en todos los tests de estrés, era una caja (o más bien un banco procedente de tres cajas/kutxas). Ello con la paradoja añadida de que quien durante años fue primer ejecutivo de dicha entidad era recientemente fichado por el Popular. Lástima que dicho ejecutivo no hubiera estado antes en el banco en cuestión, tal vez éste no habría caído tan bajo.
Ángel Berges y David Ruiz son profesores de Afi-Escuela de Finanzas
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