Una comunidad conectada por enchufes

Francisco Naranjo, algecireño de 67 años, decidió comprarse una casa en la playa y un coche eléctrico al jubilarse. “Como me iba a tomar la vida con más calma y podría planificar mis desplazamientos ya no me hacía falta el Mercedes”, comenta este exempleado de la planta térmica de Endesa en Carboneras, Almería. Para cargar su Renault Zoe instaló en el garaje de la nueva vivienda en Torrenueva, cerca de Motril un enchufe semi rápido. Un punto de recarga que anuncia en la página web colaborativa electromaps.com y que pone a disposición de todo aquel que necesite unos cuantos kilovatios para continuar su viaje. Su hijo cuenta con otro en Calahonda, a unos cuantos kilómetros de allí. En algo más de una hora la batería está llena. “Sé lo que se siente cuando tienes poca batería y no tienes donde cargar”, añade Naranjo, que no cobra nada por la electricidad.

Hasta allí se acercó Juan Miguel Gómez, empleado de Endesa y responsable de cubrir, junto al cómico albaceteño Raúl Cimas, la novena etapa de la vuelta en coche eléctrico que la compañía energética puso en marcha el pasado 24 de mayo en A Coruña. Dos semanas después, la ruta continuó en la otra punta de la Península, entre Almería y Málaga. Más de 200 kilómetros que el equipo recorrió a bordo de la nueva versión del Renault Zoe, el compacto de la marca francesa que dispone de entre 250 y 300 kilómetros de autonomía real. Uno de los más económicos del mercado.

El equipo no necesitó mucho tiempo de recarga. “Solo queríamos asegurarnos de llegar holgados para circular por Málaga”, explica Gómez, empleado, al igual que Naranjo hasta jubilarse, de Carboneras y pionero en el uso del eléctrico en Almería. "Mi coche fue uno de los primeros en matricularse en la provincia”. Había leído mucho sobre este tipo de vehículos y se hizo con un Zoe en 2013. "Tenía claro que por aquí irían los tiros en movilidad”, explica mientras llega al punto de salida de la etapa: el cable inglés de Almería.

En el puerto de la ciudad permanece un viaducto de metal y hormigón por el que circularon los minerales extraídos en el Alquife (Granada) hasta mediados de los años setenta. Frente a esa maravilla tecnológica del siglo XX, proyectada por discípulos de Gustave Eiffel, se preparaba el Renault Zero en su camino hacia Málaga.

Los cultivos bajo plástico y el sol acompañan al vehículo durante casi todo el trayecto. El Ejido, Adra, La Rábita… más de 30.000 hectáreas de lonas de polietileno bajo las que crecen vegetales gracias a los últimos avances en ingeniería: desde el cultivo hidropónico a la climatización mediante gas natural y el uso de abonos carbónicos.

La cuota de energía generada a partir de fuentes limpias, además, es mayor. Pese a la falta de apoyo estatal durante los últimos años, España dispone de 2.300 megavatios de potencia instalada en termosolar (que concentra la radiación y la transforma en calor hasta 1.000 grados), equivalente a cuatro centrales tradicionales de carbón. Y 4.500 megavatios, el doble, en fotovoltaica (que convierte la radiación directamente en electricidad). En Andalucía se concentran la mayor parte y en Tabernas, muy cerca del mini Hollywood almeriense, se ubica la Plataforma Solar de Almería (PSA), el mayor centro de investigación del mundo dedicado a la energía solar, que pertenece al Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT). "Actualmente el 37% de la energía consumida en Andalucía proviene de renovables", apunta Mariano Sindrach, patrono de la Fundación Renovables.

En la Plataforma Solar se desarrollan nuevos métodos para aprovechar el calor proveniente del sol, sin embargo, en la provincia apenas no hay plantas termosolares ni fotovoltaicas (las dos manera de obtener energía del astro rey). "Aquí predominan los parques eólicos y la central de Carboneras", apunta Eduardo Zarza, uno de los responsables de CIEMAT. Cada vez está más cerca el momento en que la única energía que alimente los vehículos eléctricos sea 100% renovable. 

“Es un proceso lento pero imparable”, exclama Juan Miguel Gómez mientras conduce por la autovía del Mediterráneo. Para este almeriense de cincuenta años la transición al coche eléctrico necesita un cambio de chip en los consumidores. "Necesitas planear muy bien las rutas, aunque para los traslados diarios va sobrado”, admite Gómez. Él carga sus dos eléctricos, el Renault Tweezy, un cuadriciclo, algo más grande que una scooter, y el Zoe, con el enchufe convencional de su casa. En el trabajo, utiliza los puntos de carga semirápidos, que Endesa ha puesto a disposición de los empleados. “A veces también recargo en el centro comercial”.

A lo largo de la ruta figuran pocos puntos de recarga en el plano de electromaps.com. “Por la costa escasean, en Granada, por ejemplo hay muchos más”, apunta Naranjo. En Málaga, la ciudad de destino de la etapa del lunes, también hay más oportunidades de toparse con un poste en hoteles, aparcamientos públicos y edificios institucionales. El Ayuntamiento gestiona varios puntos que, hasta hace poco, formaban parte de ZEM2all (Zero Emissions Mobility To All, cero emisiones para todos) un proyecto demostrativo para la integración del vehículo eléctrico en las ciudades. Un consorcio hispano-japonés instaló 23 puntos de recarga y ofreció a 200 ciudadanos la posibilidad de adquirir un eléctrico, entre 2013 y 2016. Seis de esos puntos eran bidireccionales; tomaban energía de la red y podían retornarla a la red. Una de las posibilidades de los vehículos eléctricos es que se conviertan en baterías rodantes que ofrezcan energía a la vivienda, por ejemplo, cuando el automóvil no la necesite.

El proyecto supuso la introducción de una flota electrificada inédita hasta el momento en la ciudad. Un hecho que, sin embargo, no produjo el efecto contagio. En 2016, solo se matricularon 62 cero emisiones, 35 de ellos turismos y todoterrenos. En toda Andalucía fueron 217, 136 de ellos vehículos no comerciales, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). "La mayoría de estos cargadores no tiene mucha potencia", asegura Gómez. "Aunque imagino que la cosa irá mejorando a medida que seamos más los que tenemos eléctrico", comenta en el Muelle 1 del Puerto de Málaga, donde termina esta etapa, superado el ecuador de la vuelta. "Tenemos que hacer comunidad", concluye el conductor.

Esta noticia, patrocinada por Endesa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.