La Sareb estudia crear una socimi, una sociedad para sus activos de alquiler
El banco malo incluirá en la firma cotizada una parte pequeña de los 4.600 inmuebles que tiene en alquiler
El ministro de Economía de Economía e Industria, Luis de Guindos, ha anunciado este jueves que la Sareb, el banco malo que aglutina todos los activos dañados de las antiguas cajas, está valorando la posibilidad de crear para finales de año una socimi, una sociedad anónima de inversión inmobiliaria que cotiza en bolsa y que tiene que dar un dividendo todos los años a cambio de un tratamiento fiscal ventajoso.
El ministro ha adelantado esta información en un coloquio organizado por Asociación para el Progreso de la Dirección. Y Fuentes de la Sareb confirman “que estudian todas las posibilidades de desinversión que sean eficientes”. Además, explican que todavía se encuentran en una fase muy incipiente y que, por tanto, ni se ha contratado asesores ni se ha decidido qué se incluirá en el perímetro de esa sociedad.
“Se recogerá una pequeña parte de los 4.600 inmuebles en alquiler que tiene, sobre todo residencial”, aclaran. Y añaden que, por supuesto, serán activos de calidad que garanticen el atractivo para los inversores de la socimi. Este tipo de sociedades de alquiler ha de tener una parte sustancial de sus activos arrendados.
La idea es que resulta relativamente fácil vender directamente en el mercado minorista inmuebles vacíos. En cambio, no hay un mercado para poner en valor los activos que están en alquiler. Eso se hace a través de una socimi, que ha tenido bastante éxito porque genera una renta periódica y atractiva para el inversor. En el fondo se trata de algo parecido a un bono, pero que aprovecha la mejora del sector inmobiliario en lugar de padecer las bajas rentabilidades que brinda en la actualidad la renta fija.
En definitiva, se trata de ir poco a poco probando con una cartera pequeña con el fin de ir captando inversores, explican fuentes de la entidad presidida por Jaime Echegoyen. En vez de vender estos activos con descuento y con prisas, se intenta buscar la forma de maximizar ese ladrillo que tiene inquilino. El espíritu es el mismo que cuando la Sareb decidió asociarse con constructores para promocionar y construir aquello que estaba a la mitad o eran solo terrenos: sacar todo el valor posible de esos inmuebles.
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